Bob Taylor seated on stack of mahogany wood

Habla Bob

Cosas que perduran

Bajar

Bob reflexiona sobre la dualidad de lo permanente y contrapone nuestro problema con el plástico a la transición de la propiedad de la empresa a los trabajadores.

Cuando era pequeño, salíamos en bicicleta por la ciudad y, si se nos había ocurrido de antemano, bebíamos agua de una cantimplora que llevábamos con nosotros. Pero normalmente no éramos tan previsores, así que parábamos para beber de las mangueras de los jardines o en alguna fuente pública. En aquellos tiempos, la idea de comprar una botella de plástico llena de agua era impensable. Con quince centavos podíamos agenciarnos una Coca-Cola, bebérnosla allí mismo y recuperar cuatro centavos al devolver la botella de vidrio. Durante la infancia de mis hijas, el vidrio desapareció y fue sustituido por latas y botellas de plástico.

Desde el 2011, he pasado hasta 100 días al año en Camerún ayudando a poner en marcha el aserradero de ébano del que somos copropietarios. Cuando llueve, se forma un torrente que desborda los ríos e inunda los puntos más bajos de una ciudad de 3 millones de habitantes. Al día siguiente, ya no hay agua, pero las botellas de plástico arrastradas hasta esas zonas se quedan ahí. Es una visión impactante: literalmente, se forman montañas de plástico que representan una mínima parte del total. En esas montañas de residuos no hay cantimploras ni mangueras de jardín. Es imposible pasar en coche por allí sin que te duela lo que se ve. Esa imagen me afectó profundamente y me llevó a reducir mi consumo de agua en botellas de plástico en algo así como un 99 %. En los países desarrollados, el plástico se recolecta y se oculta donde no podamos verlo para que no pensemos que es un problema. Pero lo es.

En este número de Wood&Steel, Jim Kirlin escribe sobre la montaña de envoltorios de plástico que estamos acumulando en Taylor Guitars y que hemos colocado justo en un punto en el que causa una incomodidad terrible: nadie que trabaje aquí o que pase en coche puede dejar de verla. El tema es que tenemos que enfrentarnos a esa cuestión y generar algo, aunque solo sea una ráfaga inicial de vergüenza o rechazo ante ese montón del producto más duradero inventado por el hombre. El plástico no desaparece, no se degrada. Espero que ese artículo te ayude a hacer una pausa y a pensar en la forma en que cada uno de nosotros contribuye al deterioro de nuestro mundo solo por obtener una comodidad inmediata. Yo reconozco que me gusta lo que hace el plástico cuando lo uso; lo que no me gusta es lo que hace cuando ya he dejado de usarlo. Y otra cosa: no creas que todo o casi todo el plástico se recicla, porque eso solo se hace con una pequeñísima parte.

La transferencia de la propiedad a los empleados me ha dado un nuevo sentido de propósito parecido al sentimiento que me provocan mis nietos.

Bien, pasemos a algo más alegre. Me gustaría comunicar que, ahora, Taylor Guitars es 100 % propiedad de los empleados. Estoy encantado con este movimiento; puedes leer sobre ello en este número de la revista y ver algunos comentarios en vídeo. En el momento en que escribo esto, ya no soy accionista de Taylor Guitars. A día de hoy soy un empleado, y doy gracias por ello. Algunos amigos me han chivado que este no es un mal sitio para trabajar, así que espero poder quedarme bastante tiempo. En realidad, la transferencia de la propiedad a los empleados me ha dado un nuevo sentido de propósito parecido al sentimiento que me provocan mis nietos. Ahora puedo colaborar en beneficio de nuestros trabajadores-propietarios de una manera diferente y más tangible. Tengo mucha confianza en nuestro futuro y en las manos en las que quedará la compañía. Con esta nueva fórmula de propiedad, espero que Taylor Guitars sea tan duradera como el plástico pero sin ser un problema para el planeta y su gente. Algo sostenible, digamos. Quiero expresar mi profundo agradecimiento a todos los trabajadores, distribuidores, proveedores y guitarristas que han contribuido a llevar a Taylor hasta este punto. Aquí es donde quiero estar, aportando lo que pueda para que sigamos avanzando.

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