Igual que ocurre con los gourmets de la comida y el vino, los guitarristas utilizan una jerga muy curiosa para describir los «sabores» sonoros. Ese lenguaje tiene dos lados, uno bueno y uno malo. El bueno es que refleja ciertas cualidades definibles del sonido. El malo es que nuestro sentido del oído, igual que las papilas gustativas o los receptores olfativos, está «cableado» de muchas formas diferentes y cada persona tiene sus propias impresiones y preferencias. Por ejemplo: el tono «brillante» puede tener una connotación positiva o negativa según la perspectiva del oyente y el contexto musical.
A pesar de su profundo conocimiento de las características tonales, o quizá a causa de ello, el diseñador jefe de Taylor Andy Powers desconfía un poco de la forma en que se usan las palabras para describir sonidos (aunque aquí lo hacemos constantemente) debido a las distintas interpretaciones asociadas a esa terminología.
Andy también subraya que, cuando resuenan las notas de una guitarra, en realidad están sucediendo muchas cosas.
«Una nota no es simplemente un tono con una única frecuencia, sino un sonido compuesto por múltiples tonos que parten de una frecuencia fundamental», dice Andy. «Lo que escuchamos es la suma de una frecuencia más una serie de otras frecuencias complementarias que responden en diferentes grados y se mezclan con el tono principal. Ese tono compuesto adoptará unos rasgos particulares que afectarán sutilmente a la forma en que se percibe el principio, el centro y el final de la nota».
Dicho esto, para hablar sobre el tono no deja de ser útil manejar algunas expresiones de uso común como referencia. Aquí te presentamos una lista de términos a los que recurrimos habitualmente. Unos son tirando a técnicos; otros, más bien descriptivos. Aunque en realidad solo arañan la superficie, por lo menos pueden ayudarte a apreciar con más detalle las diferentes características sonoras que dan forma a la personalidad musical de una guitarra.
Ataque: es la trayectoria inicial de la respuesta tonal de una guitarra, es decir, la rapidez con la que alcanza su volumen máximo. En este sentido, el tipo de púa puede tener una gran influencia sobre el sonido. La palabra «ataque» también puede referirse a la intensidad con la que el guitarrista impacta sobre las cuerdas. Para describir la progresión continua del sonido mientras la nota resuena utilizamos los términos «sustain» y «caída».
Retumbante: un tono con mucho peso en los graves y, en bastantes ocasiones, poco definido. Este rasgo se puede interpretar de manera diferente en función de las preferencias personales y las aplicaciones musicales. A algunos músicos les gusta la respuesta de graves potente y dominante asociada a las guitarras de mayor tamaño. Pero, en un contexto de grabación, una guitarra retumbante puede pasar por encima de otras frecuencias en la mezcla. Una de las ventajas del varetaje V-Class de Taylor en las guitarras Grand Pacific es que la respuesta de frecuencias bajas no tiene esa resonancia excesiva y produce unos graves potentes pero claros.
Brillante: se asocia con un realce de los agudos o un menor contenido de graves.
Fluido: un sonido rico y suave en el que las notas individuales se mezclan con naturalidad, como extendiéndose para formar una sola entidad armónica (sobre todo cuando el tono tiene un toque de calidez y énfasis en las frecuencias graves). Normalmente, estas notas no tienen un ataque rápido ni muy definido, y su inicio, centro y final se suceden con suavidad.
Techo: un límite establecido, generalmente en referencia al volumen. El techo de una guitarra o una madera es el punto en el que deja de emitir más volumen o tono.
Complejo: un sonido rico en detalles, muchas veces con un notable contenido de armónicos. Una guitarra de palosanto tiende a generar una elevada complejidad tonal, especialmente en las frecuencias agudas.
Comprimido: en Taylor solemos hablar de la compresión de las tapas de maderas duras como la caoba y del efecto de «nivelado» natural que producen. Una madera más blanda, por ejemplo, la pícea, vibra con más libertad y suele generar una respuesta más abierta y dinámica. En cambio, la mayor densidad de la caoba controla la respuesta de la nota y la «alisa» para crear un sonido más lineal o equilibrado. Ese efecto de nivelado puede ayudar a suavizar un rasgueo agresivo, y también favorece un sonido amplificado claro y muy adecuado para actuaciones en directo.
Nítido: un tono claro y bien definido, normalmente con énfasis en los agudos y sin armónicos persistentes.
Afilado: suele hacer referencia a la capacidad de una guitarra para «abrirse paso en una mezcla» con otros instrumentos, tanto en una grabación como en directo con una banda. En esencia, remite a una combinación de volumen, claridad y definición.
Oscuro: un tono con acento en los graves o con unos agudos más bien atenuados.
Caída: es la forma en que el sonido de una nota sostenida va disminuyendo con el tiempo.
Seco: un tono muy enfocado en la fundamental y con muy pocos armónicos. Por ejemplo, el rango medio definido de la caoba suele describirse como seco.
Fundamental: es la «verdadera» frecuencia, o afinación, de una nota. Un Mi grave, por ejemplo, vibra a una frecuencia de 82 407 hercios (Hz; 1 Hz = 1 vibración por segundo).
Rasgado: es un tipo de sonido tirando a áspero o saturado que emiten las guitarras de caja más grande, en muchas ocasiones como resultado de una ejecución agresiva.
Alta fidelidad: este término se usa para describir un tono de guitarra acústica no distorsionado y con una agradable claridad y definición, generalmente con un notable contenido de armónicos que aporta un detallismo sonoro más perceptible (similar a la «voz de tipo piano»). Las guitarras de palosanto suelen tener un toque de alta fidelidad gracias en parte al brillo cristalino de los armónicos agudos.
Abocinado: un tono nasal y normalmente enfocado en las frecuencias medias.
Musculoso: es un sonido con mucho contenido de medios y a menudo también con unos graves robustos. También se le describe como «redondo» o «pleno».
Rango medio: en los sistemas estéreo para coches o los equipos de audio doméstico, la respuesta en frecuencia suele oscilar entre 20 Hz y 20 kHz (kilohercios). El rango medio abarca desde los 110 Hz (la cuerda de La en la guitarra) hasta 3 kHz. Las frecuencias altas (los agudos) tienden a situarse por encima de ese valor. Si pensamos en la tesitura de una guitarra acústica, prácticamente todas las notas del diapasón ocupan el rango medio del espectro de frecuencias audibles. Ahí también se sitúan la voz humana y la sección central de un piano.
Emborronado: es un sonido al que le falta claridad o definición. Normalmente, este adjetivo se aplica a frecuencias graves o medias-graves.
Armónicos: son los múltiplos de una frecuencia fundamental que se producen cuando una cuerda vibra y crea patrones de ondas (las frecuencias de los armónicos) que se van acumulando. El término «florecimiento» se utiliza para describir ese efecto sonoro de acumulación progresiva de armónicos a medida que la nota va cayendo. Aunque los armónicos tienden a ser más sutiles que la frecuencia fundamental, añaden riqueza y complejidad a un sonido.
Voz de tipo piano: es exactamente lo que su nombre indica. Vendría a ser como si metieras un piano de cola dentro de la caja de una guitarra y le pusieras cuerdas. Se trata de un sonido acampanado y de alta fidelidad con notas brillantes y claramente separadas.
Presencia: está relacionada con las frecuencias agudas que aportan articulación y definición. Por ejemplo: si hablas con la boca tapada, tu voz pierde presencia. Aún es posible escuchar y entender las palabras, pero tienen menos presencia porque les falta la articulación de las frecuencias altas claramente definidas.
Proyección: es la forma en que el tono se impulsa a través del aire desde la guitarra; el rango físico del sonido.
Contundente: un tono con volumen y proyección, normalmente enfocado en las frecuencias medias y con un ataque inmediato y percusivo.
Rebajado: es un sonido atenuado o levemente disminuido. Imagínate un ecualizador gráfico: si reduces los medios bajando los controles de la parte central, lo que te queda es una curva parecida a una sonrisa. El resultado es un nivel similar de graves y agudos con una atenuación de los medios.
Chispa: un énfasis pronunciado en las frecuencias más agudas; se podría decir que es la cualidad contraria a la calidez. La koa y el arce tienden a tener ese «tin-tin» de agudos. El sonido chispeante de altas frecuencias también puede describirse como «centelleante». Y, si las notas mantienen la resonancia en el tiempo, podría decirse que «resplandecen».
Sustain: la cantidad de tiempo que aguanta la resonancia audible de una nota.
Gutural: unos medios extremadamente prominentes. Este término se podría explicar en parte por el hecho de que la voz humana tiende a ocupar el rango de las frecuencias medias.
Cálido: es un sonido con muy poca amortiguación de frecuencias bajas. Ese énfasis en los graves está presente en la composición de todas las notas, incluidas las de frecuencias medias y agudas. Se suele percibir como un sonido con mucho «cuerpo»; de hecho, puede recordar a la solidez y la firmeza natural de la madera, lo cual evoca adjetivos relacionados como «amaderado» o «leñoso».
Amaderado: un tono seco, maduro y visceral con unas frecuencias agudas más suaves. Por ejemplo, una guitarra de caoba vintage tendrá un sonido especialmente amaderado.
Pastoso: parecido al sonido retumbante, tiene unos graves dominantes y le suele faltar claridad. Esto crea un tono «emborronado» o «desenfocado» que puede interferir con otras notas y provocar realimentación.