De España para el mundo

Bajar

Madinter, nuestro socio proveedor español, se ha ganado el respeto de la industria de la música y ya es todo un referente en la defensa de las prácticas de abastecimiento ético.

Qué conocimientos pueden tener un veterinario, un camarero y una bailarina sobre el suministro de maderas para la construcción de instrumentos musicales?

En realidad, bastantes. Pero, cuando Madinter nació hace 20 años, sus fundadores aún tenían mucho que aprender, ya que cada uno de ellos estaba dando un giro hacia una nueva carrera profesional conjunta. El cofundador, CEO y socio mayoritario Vidal de Teresa (el veterinario), el jefe de producción Jorge Simons (el camarero) y la gerente de ventas Luisa Willsher (la bailarina), junto con el cofundador y socio sin voz ni voto Miguel Ángel Sánchez, forman el núcleo duro de esta empresa que suministra maderas y piezas terminadas a varios fabricantes de instrumentos musicales, entre ellos Taylor.

Madinter y sus 20 empleados tienen su sede en la localidad española de Cerceda, situada en la Comunidad de Madrid a unos 45 minutos del centro de la capital. Quizá el nombre de Madinter (una contracción de «madera» e «internacional») te suene de haberlo leído en nuestros artículos sobre el ébano de Camerún, ya que la empresa es copropietaria del aserradero Crelicam junto con Taylor. Esa colaboración, que acaba de cumplir 10 años, es un testimonio de nuestro compromiso compartido con las prácticas de abastecimiento ético y con la creación de economías forestales más sostenibles que apoyen los medios de vida de las comunidades locales implicadas en la cadena de suministro.

Aunque se trata de una empresa relativamente pequeña, Madinter ha crecido en muchas direcciones en sus 20 años de existencia, y ha guiado el camino para mejorar los estándares de sostenibilidad, legalidad y responsabilidad en el sector de los proveedores de madera. Para celebrar su vigésimo aniversario, hemos querido contar a los seguidores de Taylor algo más sobre un socio tan valioso y destacar su importante papel en la gestión forestal responsable y el apoyo a una comunidad musical tan activa a nivel mundial.

En una conversación por correo electrónico, Luisa y Vidal nos relataron las aventuras personales que les llevaron hasta Madinter y analizaron la constante evolución de la empresa en el avance hacia sus objetivos.

Habladnos un poco sobre Cerceda, vuestro lugar de trabajo.

Cerceda es un pequeño pueblo de unos 2500 habitantes situado en las montañas cerca de Madrid, a unos 30 minutos del aeropuerto internacional de Barajas. Estamos al lado del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, en el norte de la Comunidad de Madrid. Es un lugar con un entorno natural realmente único por su belleza y su riqueza geológica y biológica. Aquí hay inmensos bosques de coníferas, prados de alta montaña, paisajes nevados, enormes picos rocosos, arroyos, cascadas y lagos glaciares que conforman una zona de excepcional valor natural con especies endémicas y en peligro de extinción en España.

¿Qué aspectos del diseño de vuestras instalaciones os parecen más significativos? Sin ir más lejos, la fachada de uno de vuestros edificios presenta una interesante interpretación artística de troncos de árboles…

Sí, es una fachada muy singular construida con acero corten con pátina que imita la silueta de un bosque de coníferas como los que tenemos por aquí. Las piezas simulan troncos de pino silvestre, que es el árbol más representativo del parque nacional. Queríamos rendir un pequeño homenaje a nuestros bosques y a la madera en general.

Por otro lado, nuestros edificios están equipados con paneles solares para reforzar la sostenibilidad y minimizar nuestra huella de carbono. También quemamos el serrín en calderas y usamos ese calor tanto para los hornos en los que secamos la madera como para la calefacción de las instalaciones en invierno.

¿Cómo empezó vuestra andadura?

Antes de la fundación de Madinter, Miguel tenía una empresa que suministraba madera a artesanos de guitarras y también vendía sus instrumentos para ayudarles a exportar su producción a otros mercados. En el 2001, Miguel y Vidal fundaron Madinter, y Jorge y yo entramos poco después. Ahora, Madinter se especializa exclusivamente en la producción y venta de recursos para instrumentos musicales.

Miguel dejó Madinter en el 2003 para establecerse como socio sin voz ni voto, y creó una empresa de elaboración de zapatos de flamenco llamada Calzado Senovilla. Su experiencia con las maderas para guitarras le llevó a incorporar esas mismas especies a la producción de los zapatos. Hoy en día, sus modelos tienen mucho prestigio y son utilizados por los mejores bailaores y bailaoras de flamenco del mundo.

Vidal, tú eras veterinario, así que la creación de Madinter supuso un cambio de rumbo realmente drástico para ti. ¿Qué te motivó a ello?

En el 2001, después de 11 años como cirujano veterinario, vendí mi empresa y me vi en una encrucijada personal. Me encantaba mi trabajo, que siempre había sido mi vocación, pero tenía otros intereses aparte de la medicina veterinaria. Quería viajar, conocer las selvas tropicales e iniciar un nuevo proyecto comercial. El mundo de la construcción de instrumentos no me era totalmente ajeno: mientras estudiaba veterinaria en París, Miguel me enviaba maderas y, cuando tenía tiempo entre mis estudios y las prácticas en la escuela de veterinaria, visitaba a los luthiers y les ofrecía los materiales. Esto me aportaba un dinero extra y me hizo descubrir el fascinante mundo de la madera, los constructores de guitarras y la música.

Mi primer cliente fue el gran luthier Daniel Friederich. Me presenté en su taller de la zona de Faubourg Saint-Antoine, cerca de la Bastilla de París, y le encontré con unos juegos de palosanto para fondo y aros entre manos. Yo era joven y no tenía experiencia, pero sí mucha curiosidad. Me atendió con una amabilidad exquisita, me mostró hasta el último rincón de su taller y me instruyó sobre la madera que yo le traía. Era un taller como de cuento, repleto de virutas y aromas de madera y con varias guitarras en proceso de construcción. Aquel día decidí aprender más sobre ese oficio, sobre las maderas, de dónde venían, cómo se cortaban, cómo se secaban. Esa fue la chispa que hizo prender esa pasión y años después me llevó a cambiar de carrera para empezar una nueva singladura.

Luisa, tú eres originaria del Reino Unido y estudiaste danza. ¿Cómo acabaste en Madinter?

Nací y crecí en Inglaterra, y a los 10 años entré en un internado de artes escénicas en el que estuve hasta los 18. Allí nos formábamos principalmente como bailarinas de ballet, pero también estudiábamos otros géneros de danza y yo me enamoré inmediatamente del flamenco. Después de haber visitado España unas cuantas veces para participar en cursillos de danza, a los 18 años me ofrecieron mi primer trabajo y me mudé aquí sabiendo que nunca volvería a vivir en Inglaterra. Cuando tenía 24 años, me rompí el pie en un ensayo. En aquel momento, Madinter estaba dando sus primeros pasos con Vidal, Miguel y Jorge. Y, para mantenerme ocupada, yo les ayudaba haciendo traducciones y escribiendo a clientes, porque entonces toda la correspondencia se enviaba por carta o por fax. Compramos el dominio www.madinter.com, empezamos a escribir correos electrónicos, creamos nuestra primera página web y ahí arrancó todo. Cuando se me curó el pie y volvía a estar en condiciones de bailar, me sentía tan involucrada y satisfecha con mi trabajo en Madinter que aquí me quedé. Desde entonces, solo bailo por diversión.

Empezasteis como proveedores de madera exclusivamente, pero vuestra oferta de productos y servicios se ha ido ramificando con el tiempo. ¿Cómo ha evolucionado vuestro negocio?

Al principio, solo suministrábamos madera a constructores de instrumentos musicales. Comenzamos con seis tipos de madera, y hoy en día ofrecemos más de 40 especies para instrumentos, especialmente guitarras. Aparte de eso, también vendemos componentes, accesorios y herramientas, y nos hemos especializado en la fabricación de piezas para instrumentos musicales elaboradas con maquinaria de precisión para añadir valor a la materia prima. Como consecuencia, nuestro modelo de negocio ha cambiado mucho en los últimos años, ya que ahora no solo suministramos material a empresas fabricantes de instrumentos, sino también a los artesanos y a los luthiers aficionados. Nuestra página web se ha convertido en una referencia para la industria, porque ofrecemos una gama muy amplia de productos y soluciones. Cortamos, secamos y procesamos madera; confeccionamos piezas terminadas listas para el ensamblaje de instrumentos, e incluso hacemos productos personalizados para varios clientes. Trabajamos con fábricas, talleres y constructores de todo el mundo. Y, desde hace tres años, somos distribuidores de StewMac en Europa; de hecho, aparte de nosotros y ellos mismos, nadie más vende sus productos.

«En los últimos 10 años, ha surgido un gran número de jóvenes profesionales e incluso aficionados que se sienten atraídos por la cultura del ‘háztelo tú mismo’ y están empezando a crear instrumentos musicales».

España tiene un legado importantísimo en la construcción de guitarras, y actualmente es un hervidero de luthiers. ¿Cómo influye este contexto en vuestras actividades?

España es un país con una tradición inigualable en el mundo de la guitarra clásica y flamenca. Tenemos muchísimos constructores, y muy buenos. En los últimos 10 años, ha surgido un gran número de jóvenes profesionales e incluso aficionados que se sienten atraídos por la cultura del «háztelo tú mismo» y están empezando a crear instrumentos. Muchos de ellos son músicos interesados en la construcción del instrumento que tocan, y otros tienen conocimientos de ebanistería y quieren aprender a hacer guitarras para diversificar sus actividades. En cualquier caso, el factor determinante en esta explosión de nuevos luthiers son las empresas como Madinter, que ofrecen todo lo que se te pueda ocurrir para la construcción de instrumentos musicales: desde materiales y productos acabados hasta todo tipo de componentes, accesorios y herramientas. También hay muchos constructores en otros países de Europa, y a través de Madinter.com podemos llegar a todos ellos. Nuestra base de clientes se ha ensanchado enormemente y sigue creciendo sin parar.

Luisa, en un mensaje anterior me decías que una de las claves del éxito de Madinter ha sido la capacidad para adaptarse a los cambios. ¿A qué te refieres exactamente? ¿Tiene que ver con las modificaciones de los requisitos legales en los últimos 20 años, como la enmienda a la Ley Lacey o las nuevas normativas para ciertas especies de madera establecidas por la CITES o por la legislación de la Unión Europea?

En este período nos hemos adaptado a los cambios de muchas maneras, pero un punto realmente fundamental fue nuestra decisión de centrarnos en la legalidad. Cuando la Ley Lacey fue enmendada para incluir a los instrumentos musicales, Madinter ya llevaba tiempo defendiendo la importancia de obtener la madera de forma legal y responsable. Por lo tanto, cuando la industria entendió que todo el mundo debía asegurarse de que estaba comprando madera de acuerdo con la legislación, Madinter ya contaba con un sólido sistema de auditoría y un profundo conocimiento de los aspectos de cumplimiento, las normativas CITES, etcétera.

Pero hay otras cosas que también ayudaron. Por ejemplo, nada más empezar ya creamos nuestra primera tienda electrónica en Madinter.com, cosa que ningún otro proveedor tenía. Viajamos a Asia y ofrecimos madera maciza a las fábricas chinas… ¡incluso antes de que ninguna de ellas empezara a hacer guitarras de madera maciza! También ampliamos nuestro catálogo para satisfacer las necesidades de nuestros clientes y diversificar el negocio. Añadimos componentes, accesorios y herramientas a nuestra oferta, y estamos muy orgullosos de que StewMac confíe en Madinter como su único distribuidor externo.

Y otro tema es que los nuevos luthiers ya no eran hijos de las generaciones anteriores, sino recién llegados o novatos en el oficio. Así que, en respuesta a ello, empezamos a ofrecer cursos de construcción de guitarras.

Sigue este recorrido en vídeo por las instalaciones de procesamiento de madera de Madinter en Cerceda (España).

Aparte de vuestro repertorio de productos y servicios, ¿qué creéis que os distingue de otras compañías?

Nuestra visión como empresa es liderar la industria de la música defendiendo una economía forestal sostenible y respetando los criterios más estrictos de sostenibilidad, legalidad y responsabilidad en el abastecimiento de madera. Desde el primer momento, decidimos que no íbamos a ser otro negocio más de los que se dedican simplemente a talar árboles. Queríamos hacer las cosas bien. Para empezar, nos asegurábamos de que cada pieza de madera fuera obtenida legalmente de acuerdo con todas las normativas nacionales e internacionales. Esto debería ser una obviedad para todo el mundo, pero desgraciadamente no funciona así. Nosotros dimos un paso más allá para garantizar que ni el medio ambiente ni las personas se vieran perjudicados de ninguna forma. Y, si podemos, buscamos generar un impacto positivo en el mundo.

Este año no solo celebramos el 20.º aniversario de Madinter, sino que también se cumplen 10 años de Crelicam, el proyecto de asociación entre Madinter y Taylor. ¿Cómo valoráis los logros de esta colaboración hasta ahora, y qué creéis que significa todo ello para los empleados de Crelicam y para otros aserradores y proveedores en Camerún?

Estamos muy orgullosos de esta asociación y de lo mucho que hemos conseguido juntos. En solo 10 años hemos cambiado muchas cosas, y todas para mejor. Cuando adquirimos Crelicam y diseñamos el logo, le añadimos un lema que siempre hemos cumplido: «comercio responsable». Si consideramos todo lo que hemos hecho, es para estar muy contentos. Hemos logrado que la industria acepte el ébano que antes rechazaba porque su color era demasiado claro, hemos mejorado las condiciones de vida de nuestros trabajadores, colaboradores y habitantes de los alrededores de la fábrica, y hemos contribuido al desarrollo sanitario, tecnológico y profesional de los empleados. La guinda del pastel ha sido el lanzamiento del Proyecto Ébano, destinado a la plantación de ébano y la perpetuación del uso de esta madera para las generaciones futuras.

Durante estos años, hemos recibido el reconocimiento de la industria de la música, de la Unión Europea y de los gobiernos de España y Estados Unidos, que han premiado y destacado públicamente nuestro trabajo en África. Pero lo más importante es que esto no ha terminado ni de lejos. Tenemos muchas ideas, proyectos y mejoras que queremos implementar en los próximos años.

¿Hay algo en vuestra relación con Taylor que valoréis de forma especial?

A menudo nos acordamos de cuando le propusimos la compra de Crelicam a Bob Taylor, porque la idea le entusiasmó desde el minuto uno.

En el 2010 nos desplazamos hasta Ámsterdam porque sabíamos que Bob, Kurt y la directora financiera Barbara Wight iban a reunirse allí con su equipo de distribución en Europa. Llamamos a Bob unos días antes y le dijimos que queríamos presentarle una propuesta comercial. Habíamos diseñado un plan de negocio que nos llevó varias semanas, y teníamos preparada una larga presentación con un montón de conceptos y números. Cuando llegamos al hotel en el que Bob se quedaba y empezamos a explicarle el asunto, inmediatamente cortó la presentación y dijo: «me gusta y lo haremos juntos». Media hora después ya estábamos planeando nuestro primer viaje a Camerún con Bob, Kurt y Barbara. Y así empezó esta maravillosa aventura.

Trabajar con Taylor Guitars ha sido lo mejor que nos ha pasado en los últimos años. Hemos encontrado un grupo de profesionales fantásticos y personas excepcionales. Y no puede faltar una mención especial a nuestro gran amigo y mentor Bob Taylor, un tipo genial con un corazón enorme y una inteligencia y brillantez únicas, un trabajador incansable y un visionario en la industria de la música. Juntos hemos aprendido y nos hemos equivocado, pero siempre hemos salido adelante y seguiremos avanzando en el camino hacia la excelencia.

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