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Sustentabilidad

Tiempos movidos en Taylor Guitars

Bajar

En un escenario en rápida transformación, adaptarse e innovar es más importante que nunca.

El pasado marzo, la revista Fast Company destacó a Taylor Guitars como una de las empresas más innovadoras del mundo en el sector de la fabricación. Con una mención a nuestras iniciativas relacionadas con la sostenibilidad y el medio ambiente en todo el mundo, nos han honrado situándonos en el noveno lugar de la lista de las 10 compañías más sobresalientes. En el momento en que el nombramiento se hizo oficial, yo me encontraba en la 74.ª asamblea del Comité Permanente de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés) celebrada en Lyon, Francia. La coincidencia de recibir esta noticia en plena reunión de la CITES me pareció apropiada, ya que, en muchos sentidos, este reconocimiento responde al panorama cambiante al que nos enfrentamos los fabricantes de instrumentos musicales (que era la razón principal de mi presencia en el evento). Ahí, sentado en la parte de atrás de un gran auditorio con mi identificación de Taylor Guitars, pensaba en ese escenario en evolución y rememoraba cómo yo mismo, un antiguo activista forestal de Greenpeace que en su día fue arrestado por abordar un barco, había acabado representando a una empresa de guitarras en las negociaciones de tratados multilaterales destinados a garantizar que el comercio internacional no suponga una amenaza para plantas y animales.

La última vez que había asistido a una reunión de la CITES fue en la Conferencia de las Partes del 2019 en Ginebra, Suiza. Allí, un grupo informal de entidades con intereses en el mundo de los instrumentos musicales logró que se enmendara la inclusión del palosanto en la lista de materiales restringidos para eximir a los componentes, accesorios e instrumentos musicales terminados de la obligatoriedad de obtener permisos CITES. (Para más información sobre este asunto y la resolución de la CITES sobre el palosanto, lee el artículo «Los instrumentos musicales de palosanto ya no necesitan permisos CITES», publicado en el número 95 de Wood&Steel, edición de otoño del 2019).

Dentro de 10 años, la compra de madera para instrumentos musicales será algo muy diferente de lo que era hace otros 10.

En circunstancias normales, se habrían convocado varias reuniones presenciales entre sesiones después de la Conferencia de las Partes de Ginebra. Pero los tiempos que estamos viviendo desde la aparición de la pandemia no son muy normales, que digamos. De hecho, esta asamblea de Lyon ha sido la primera de la CITES desde entonces, y será la última antes de la próxima Conferencia de las Partes que se organizará en Panamá este año. Solo una Conferencia de las Partes tiene autoridad para modificar decisiones de la Convención. Y, debido en parte a la falta de consultas relevantes durante los últimos dos años, no sabemos si se adoptarán cambios significativos sobre esas decisiones, como la inclusión de nuevas especies en la lista de restricciones. Independientemente de lo que ocurra en Panamá, en el futuro la CITES ampliará la lista de árboles, y es inevitable que algunos de ellos sean especies que se utilizan como madera para instrumentos musicales. Efectivamente, el panorama está cambiando.

Taylor Guitars apoya plenamente a la CITES. No nos oponemos a la ampliación de la lista de la CITES ni a ninguna medida legislativa orientada a proteger los bosques y reforzar la transparencia del comercio de productos forestales. Igual que todo el mundo, solo queremos que las políticas se fundamenten en argumentaciones científicas y que el lenguaje se formule a partir de consultas con expertos y partes afectadas. Para ello, el sector de los instrumentos musicales tiene que estar donde se corta el bacalao, porque se avecinan cambios, y se producirán, estemos al tanto de ellos o no.

De lo que ha sido siempre a lo que tiene que ser

Durante unos 200 años, la industria de la música ha tenido acceso a un suministro fiable de madera antigua. Sin embargo, en comparación con otros ámbitos, los fabricantes de instrumentos han consumido un porcentaje muy pequeño de esas especies. De hecho, visto desde una perspectiva amplia, el sector siempre ha sido demasiado pequeño como para influir en los patrones del comercio internacional. Incluso ahora, yo calculo que la industria de la guitarra a nivel mundial adquiere menos de un 0,1 % del comercio global de las especies que utilizamos, con las únicas excepciones de la koa y el ébano. En cualquier caso, nuestro historial de consumo es irrelevante para el tema que nos ocupa en este artículo. Lo que realmente importa es que el patrimonio forestal se está reduciendo y fragmentando en todo el mundo, y que, dentro de 10 años, la compra de madera para instrumentos musicales será algo muy diferente de lo que era hace otros 10.

En este sentido, tengo muy presentes las palabras de Bob Taylor. Él dice que, durante el transcurso de su carrera, siente que ha cruzado el umbral entre «lo que ha sido siempre y lo que tiene que ser».

Y es que, en los últimos años, Taylor Guitars ha sido pionera en el empleo de diapasones de ébano jaspeado y ha incorporado la madera urbana del sur de California a varias líneas de producto. Hemos aumentado el uso de especies tanto domésticas como cultivadas en plantaciones, seguimos ampliando nuestra paleta de maderas para tapas de guitarra, y nos estamos preparando para un futuro en el que las tapas de pícea de cuatro piezas serán mucho más habituales.

¿Y por qué tapas de cuatro piezas? Para explicarlo en pocas palabras, con la forma de distribución actual no habrá suficiente suministro comercial de troncos de pícea de diámetro grande para que todas las guitarras que se fabriquen en el futuro tengan tapas de dos piezas. Bien, en teoría sí lo habría, pero solo una pequeña parte de esos troncos de pícea es apta para la construcción de instrumentos. La mayoría de la pícea que se recolecta acaba en el sector de la construcción o en forma de conglomerado o pellets para combustible. Por supuesto, aún quedan impresionantes extensiones de pícea en zonas protegidas (en realidad, una fracción de lo que existió en su día), pero esperemos que se mantengan intactas.

El uso de tapas de guitarra de dos piezas se convirtió en tradición por dos razones. Una es que la pícea de diámetro grande siempre había estado muy a mano, y la otra es que las tapas de dos piezas requerían menos trabajo (menos piezas para serrar y menos juntas para encolar). Si a los fabricantes de guitarras empiezan a llegarnos menos troncos de diámetro grande y alta calidad, simplemente tendremos que adaptarnos y asumir que la construcción de una tapa de guitarra de primer nivel nos costará más esfuerzo (como les pasa a los fabricantes de pianos, que utilizan numerosas tablas de pícea para la caja de resonancia). 

Contaremos más cosas sobre las tapas de pícea de cuatro piezas en breve, pero ahora mismo la clave es que toda esta innovación (diapasones de ébano jaspeado, madera urbana, madera de plantación, más especies locales, cambios en el diseño y la construcción, etcétera) está sucediendo en el mismo momento histórico y por la misma razón. Los recursos forestales tradicionales de los que siempre hemos echado mano (con poca visión de futuro) están cambiando. Y, en algunos casos, estamos llegando al final del suministro disponible comercialmente, al menos con los volúmenes y niveles de calidad a los que nos hemos acostumbrado desde hace bastante tiempo.

Los tres jinetes del declive forestal

Durante más de 150 años, los luthiers utilizaron pequeñas cantidades de madera antigua procedente de distintas zonas del mundo. Esa madera llegaba al mercado principalmente de la mano de otras industrias más grandes que adquirían material de construcción para barcos, aviones, edificios y muebles, por ejemplo. Los luthiers siempre han podido contar con generosos suministros de madera de regiones templadas y tropicales, y han ido eligiendo especies determinadas en función de sus características acústicas y físicas y de la facilidad para manipularlas. Con los años, la población humana creció, las tecnologías avanzaron, el mercado se globalizó y la cubierta forestal disminuyó, de manera que muchas de las industrias que movían el comercio de productos forestales reorientaron su estrategia. Algunas de ellas sustituyeron unas maderas por otras o se adaptaron a especies de plantación que crecían más rápido. Otras cambiaron los materiales por completo, y pasaron de la madera a metales, hormigón, plásticos o compuestos. Pero esa transformación no es tan sencilla para los fabricantes de instrumentos musicales. La tradición se valora mucho, y las especificaciones técnicas son estrictas.

Aun así, los luthiers siguieron trabajando sin grandes contratiempos tal como habían hecho hasta entonces. Pero, hace solo unas décadas, algunos de ellos empezaron a ver jinetes (metafóricos) cabalgando en la distancia. En el contexto de la compra de productos forestales de madera antigua, los indicadores de complicaciones son los cambios en el precio, la calidad y la geografía: yo les llamo «los tres jinetes del declive forestal». Si ves solo a uno de ellos, probablemente no haya de qué preocuparse. Pero, si se te acercan los tres, tienes un problema. Lógicamente, tu capacidad para detectar esos signos puede depender de la cantidad de madera que adquieras y de la regularidad con la que la compres. Por ejemplo: si construyes cinco guitarras al día, será mucho más difícil que seas consciente de todo ello que si haces 500 o incluso 1000.

En una industria tan sujeta a los exigentes estándares de calidad de la madera, cuando ves venir a los jinetes tienes dos opciones: cerrar los ojos y rezar, o ponerte a innovar. En el caso de un luthier, esto podría implicar una ruptura con los planteamientos de construcción tradicionales con consecuencias como la adopción de ébano jaspeado, el uso de madera urbana y de plantación, la ampliación de la paleta de especies para la tapa y el diseño de tapas de cuatro piezas, por ejemplo. El mundo está cambiando y, tal como dice Andy Powers, diseñador jefe de Taylor: «no sabes lo que puedes hacer hasta que sabes con qué lo puedes hacer». Me parece un comentario interesante viniendo de alguien que desarrollará la mayor parte de su carrera al otro lado del umbral que Bob Taylor ha cruzado.

Invertir en lo inevitable

Taylor Guitars siempre se ha caracterizado por la innovación y la adaptación a los cambios. La calidad de nuestras guitarras no deja de mejorar, y sé positivamente que seguirá así. Es innegable que cada vez es más difícil conseguir buenos materiales para construir guitarras. En el futuro, el suministro de madera será un factor cada vez más determinante que requerirá aún más adaptación por nuestra parte. Pero, aparte de la innovación en la fabricación, la industria debe pensar en la gestión forestal a largo plazo y contemplarla desde una perspectiva a 30, 60, 100 años o más.

El mundo está cambiando y, tal como dice Andy Powers, diseñador jefe de Taylor: «no sabes lo que puedes hacer hasta que sabes con qué lo puedes hacer».

Nosotros estamos dando pasos en esa dirección, como el Proyecto Ébano en Camerún, nuestra iniciativa con la koa en Hawái con Pacific Rim Tonewoods (PRT), el trabajo pionero de PRT con el arce en la región del Pacífico Noroeste o la asociación de Taylor con West Coast Arborists en la esfera de los árboles urbanos. Sin embargo, tenemos que ir a más. También existen otros fabricantes y organizaciones que avanzan por ese camino. A mi lado, en la asamblea de la CITES, había representantes de la Liga de Orquestas Estadounidenses, la Asociación Internacional de Fabricantes de Violines y Arcos y la Confederación de Industrias Musicales Europeas.

Otros constructores muy conocidos han asistido a reuniones en años anteriores. Como colectivo, nuestra industria debe continuar participando en estos debates internacionales y buscando formas innovadoras de contribuir a ampliar la cubierta forestal, diversificar los ecosistemas, cultivar árboles con características genéticas superiores y utilizar nuestra influencia para impulsar un concepto de silvicultura que se centre en la máxima calidad y en la reconstrucción de los extraordinarios recursos que han dado vida a nuestro sector.

Scott Paul es el director de sostenibilidad de recursos naturales de Taylor.

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