Taylor Guitars staff at a lumber yard

Sostenibilidad

Potencial de crecimiento

Bajar

Con dos proyectos de plantación en proceso, la colaboración de Taylor con socios como West Coast Arborists arroja luz sobre los desafíos y ventajas de crear una economía circular en torno a los árboles urbanos.

En esta edición de Wood&Steel encontrarás artículos sobre dos nuevas guitarras construidas con la madera Urban Ash: la GT Urban Ash y la 326ce, una Grand Symphony con nuestro cutaway en formato de abertura. Estos modelos se unen a la 324ce Builder’s Edition que presentamos en la feria NAMM de invierno para estrenar el 2020. La especie que nosotros hemos bautizado como Urban Ash también se conoce como fresno de Shamel o fresno silvestre mexicano, y nos llega por vía de nuestro socio arborista local West Coast Arborists, Inc. WCA ofrece servicios profesionales de mantenimiento y gestión de árboles para unas 300 agencias públicas, incluidos municipios y condados de California y Arizona.

Las propiedades de la Urban Ash nos encantan; es más, Bob Taylor ha llegado a llamarla “la caoba del sur de California”. Sin embargo, antes de que nos decidiéramos a trabajar con ella, no existía la infraestructura necesaria para traer la madera a nuestra fábrica de forma rentable y con los requisitos de calidad, cantidad y previsibilidad necesarios para que la cosa funcionara. Estos fresnos se encuentran dispersos por todo el vasto paisaje del sur de California, tanto en tierras públicas como privadas regidas por un mosaico de municipios. Cada una de esas jurisdicciones aplica su propio subconjunto de normativas: cuando una ciudad tiene que quitar un árbol, encarga a una empresa arborista que lo derribe de forma segura, deje el lugar limpio y plante otro árbol si es necesario. En última instancia, el sistema está diseñado para eliminar los restos de la manera más rápida y barata posible, lo cual tiene toda la lógica… a menos que quieras aprovechar la madera para algo.

Por supuesto, algunos pequeños talleres y artesanos llevan mucho tiempo adquiriendo madera urbana a través de redes informales y contactos personales, pero estos procedimientos son muy impredecibles y la gran mayoría de la madera útil se desecha antes de que nadie sepa siquiera de su existencia. Desde una perspectiva amplia, comprar madera urbana para construir un modelo de guitarra exclusivo es como buscar una aguja en un pajar.

¿Por qué? En pocas palabras, la evolución de las prácticas e infraestructuras de eliminación de árboles de ciudad no ha tomado en consideración la necesidad de identificar la madera utilizable o de ponerla a disposición de carpinteros y fabricantes. Teniendo en cuenta la cantidad de instituciones, jurisdicciones y letrados que intervienen en el proceso, sencillamente es más fácil deshacerse de ella.

Hace unos años, se estaba quitando un hermoso árbol de acacia negra de Tasmania de una escuela a una manzana de la casa de Andy Powers en Carlsbad, California. Andy (ya le conocemos) se acercó y observó una sección “muy especial” de la parte inferior del tronco que tenía un color muy bonito y presentaba un veteado rizado allá donde la corteza había saltado. Mientras el equipo de trabajo cortaba las ramas y serraba el árbol en secciones más pequeñas y manejables para llevárselo, Andy preguntó si podía quedarse con la pieza que había visto, señalando su taller y ofreciéndose a llevársela él mismo con su pequeño tractor Kubota. Como era de esperar, le dijeron que no con toda cortesía. Y la madera acabó convertida en abono. He escuchado esa historia unas cuantas veces contada por Andy y, en su voz, siempre hay una ligera punzada de dolor al pensar en las guitarras que podría haber construido.

El cómplice ideal

Para un fabricante como Taylor Guitars, las complicaciones que rodean al abastecimiento de madera urbana han sido durante mucho tiempo un pequeño obstáculo. Bob Taylor lleva toda la vida haciendo guitarras, y más de una vez le he oído decir sobre los árboles de ciudad que ya han sido talados: “si se dan cuenta de que lo quieres, no te lo dan”.

Pero resultó que había una empresa, WCA, que podía tener la llave para que Taylor construyera una línea de guitarras con madera urbana. Y, para más inri, la teníamos justo al lado de la fábrica. De hecho, hay días en que, al mirar por la ventana de mi despacho, veo pasar sus camiones. WCA no solo es el arborista local en El Cajón, sino que opera en volúmenes grandes (se ocupa de más de 6 millones de árboles en todo el estado), tiene infraestructura y utiliza un software de inventario que muestra las especies y los registros de mantenimiento de cada uno de los árboles con los que trabaja. WCA también cuenta con una planta de clasificación de troncos bastante singular en Ontario (California), a menos de 200 kilómetros de la fábrica de Taylor. Y, lo más importante: sus responsables estaban dispuestos a romper moldes.

Hasta más o menos el año 2000, la mayor parte de la madera que llegaba a sus instalaciones de Ontario se vendía para leña o acababa en vertederos. Pero, con la idea de anticiparse a las regulaciones estatales y compensar los costes de eliminación de árboles, en WCA se pusieron a separar la madera por especies a medida que les llegaba. Desde luego, en Ontario no andaban cortos de espacio. Con el tiempo, empezaron a sellar los extremos de troncos grandes y de calidad para evitar que se agrietaran y compraron un aserradero portátil Wood-Mizer. Todo ello fructificó en una iniciativa de reciclaje de madera urbana llamada Street Tree Revival, que se centraba en la venta de bloques tanto con su forma natural como cortados en dimensiones estándar.

Aun así, la primera vez que alguien de Taylor Guitars puso el pie en la planta de WCA, allí no había más que pequeños fragmentos de lo que debería ser una cadena de suministro con capacidad para convertir árboles urbanos descartados en una guitarra Taylor. WCA disponía de medios sofisticados para la plantación, el cuidado y la retirada segura de árboles cuando se les llamaba para ello, pero en sus instalaciones solo tenían recursos para serrar a nivel básico y lidiar con las particularidades de la madera urbana, como los clavos o trozos de valla metálica que en ocasiones quedan incrustados en los troncos de ciudad. Y, aunque habían desarrollado un software para hacer el seguimiento de todos los árboles de su red, solo se llevaban a Ontario los troncos que quedaban en un radio de 40 a 80 kilómetros. Simplemente, no les salía a cuenta traer árboles desde más lejos solo para convertirlos en leña, y ya tenían más bloques de madera en bruto de los que podían vender.

¿Podría servir esta infraestructura para producir una línea especializada de guitarras Taylor? ¿Sería sostenible? Seguramente, un inversor de riesgo habría salido de allí por piernas, pero nosotros lo teníamos claro: si la idea no funcionaba con WCA, no funcionaría en ninguna parte.

Para ser claros, muchas personas han sacado adelante negocios basados en la madera urbana desde hace un montón de años, pero creo que es justo describirlos como emprendimientos locales: perseverantes, pero de pequeña escala y relativamente aislados unos de otros. Lo que nosotros proponíamos era otra cosa. Había varias cuestiones que ir resolviendo sobre la marcha, pero en la vida las cosas tienden a suceder porque alguien decide hacer que sucedan. Y, en este caso, fueron Bob Taylor, el fundador de WCA Pat Mahoney y Steve McMinn de Pacific Rim Tonewoods.

Se puede trazar una línea entre las guitarras hechas con madera urbana y los primeros días de los paneles solares. Durante décadas, los paneles solares fueron un despropósito desde el punto de vista económico, pero aun así la gente los compraba porque creía que era lo correcto. Gran parte de la primera ola de producción fue impulsada por subsidios y subvenciones. Con el tiempo, la tecnología mejoró, la innovación encontró soluciones a los problemas, las cadenas de suministro evolucionaron y se creó una infraestructura de fabricación viable. Hoy en día, en los tejados del sur de California se ven muchísimos paneles solares que están ayudando a la gente a ahorrar dinero y a reducir el consumo de combustibles fósiles. Y es que ha llovido mucho desde que en 1973 la Universidad de Delaware diseñó el Solar One, uno de los primeros edificios solares. Nosotros no estamos pidiendo ningún subsidio ni subvención para construir guitarras, porque no los necesitamos. Pero en los Estados Unidos están pasando cosas estimulantes relacionadas con la plantación de árboles urbanos, la creación de empleo y los servicios medioambientales.

Subvenciones para la plantación de árboles urbanos

Cuando presentamos la 324ce Builder’s Edition en la NAMM de invierno del 2020 en Anaheim, escribí un artículo en Wood&Steel sobre la importancia de los árboles urbanos y la necesidad de plantar más. También manifesté nuestro interés en servir como experimento para ayudar a crear una economía circular que genere empleo y apoye la plantación, el mantenimiento, la retirada y el aprovechamiento de los árboles de ciudad. Obviamente, todavía estamos dando los primeros pasos, pero el lanzamiento de la 326ce y la GT Urban Ash refleja ciertos progresos que queremos compartir.

En California, el Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios (CAL FIRE) promueve un programa de silvicultura urbana y comunitaria que ofrece asistencia técnica y gestiona subvenciones a gobiernos locales y organizaciones sin ánimo de lucro de todo el estado para optimizar los beneficios de los bosques urbanos. Los proyectos financiados están pensados para crear sinergias con la Ley de Soluciones al Calentamiento Global de California de 2006. Se orientan a aspectos como la captura de carbono, servicios medioambientales (como la provisión de aire y agua limpios), gestión de aguas pluviales, reducción del uso de energía, salud pública e iniciativas de revitalización urbana y generación de productos útiles tales como una energía más limpia o madera de calidad. Si algo de esto te parece interesante, planta árboles urbanos y cuida de ellos.

Gracias a Mike Palat, el gerente regional de WCA en San Diego, ahora Taylor Guitars forma parte de dos de esos programas CAL FIRE. Mike fue una de las primeras personas con quienes me reuní cuando Bob me pidió que empezara a investigar el tema de los árboles urbanos. Me ayudó a ponerme al día sobre todas las complicaciones del asunto, incluido el laberinto kafkiano de políticas que lo enmarañan. Actualmente, Mike y yo formamos parte de la junta de Tree San Diego, una organización sin ánimo de lucro dedicada a mejorar la calidad y densidad del bosque urbano de San Diego. Existen otras entidades similares en los Estados Unidos, y están aumentando en todo el mundo.

Este año, Tree San Diego recibió una subvención de CAL FIRE para plantar en 2021 más de 1500 árboles en áreas residenciales privadas en comunidades desfavorecidas del condado de San Diego, incluidas las tierras de reserva de nativos americanos en la zona de East County. El proyecto, llamado Branch Out San Diego, utiliza datos de imágenes aéreas proporcionados por FireWatch, una empresa con sede en San Diego, que está sacando mucho partido a ese tipo de información visual para cuantificar y examinar los beneficios de los árboles y bosques urbanos. Los socios locales Mundo Gardens y One San Diego ayudarán a concienciar y educar a las comunidades, organizarán plantaciones y garantizarán el riego, el abono y la supervisión de los árboles plantados. El equipo de Taylor se unirá a las actividades y contribuirá a correr la voz. Seguiremos informando sobre todo ello cuando llegue el momento.

Taylor Guitars también participa de una segunda subvención CAL FIRE que se otorgó al Consejo de Bosques Urbanos de California, un grupo con el que WCA colabora desde hace mucho tiempo. El proyecto AMPlifying California’s Urban Forestry Movement quiere mejorar y diversificar los bosques urbanos en comunidades desfavorecidas y de bajos ingresos con la plantación de unos 2000 árboles en ciudades de todo el estado de California en 2021. El nombre, “AMPlifying”, se inspiró en el compromiso de Taylor como uno de los pilares del proyecto. También os contaremos más sobre esta iniciativa a medida que se vayan conociendo detalles; por ahora, las ciudades confirmadas son Chino, Concord, Glendora, Livermore, Orange, Palm Springs, Pico Rivera, Paramount, Santee, Tracy y Woodland. Si estas dos subvenciones ponen el foco en la plantación y el cuidado de árboles en comunidades desfavorecidas y de bajos ingresos, es porque está comprobado que las zonas acomodadas suelen tener más árboles (con todos sus beneficios asociados) que los barrios con menos recursos.

Como decíamos en un artículo de una edición anterior de Wood&Steel, es importante comprender que, cuantos más árboles haya, más rendimiento obtendremos de ellos y más llegarán al final de su ciclo de vida en el futuro. Esto es matemática pura. Por otro lado, muchos arboristas e instituciones municipales están pasando un mal rato con los costes de eliminación de los árboles. En consecuencia, cada vez será más apremiante modelar una economía circular que cree empleo y apoye la plantación, el mantenimiento, la retirada y el aprovechamiento de árboles urbanos. Taylor Guitars también tendrá algo que decir sobre ello en próximas ediciones de Wood&Steel. En palabras de Bob: “invirtamos en lo inevitable”.

Scott Paul es el director de sostenibilidad de recursos naturales de Taylor.

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