shawn persinger playing taylor acoustic guitar

Buenas prácticas

Bajar

En los últimos meses, mucha gente se está apuntando a tocar la guitarra. Y es tan importante aprender a practicar correctamente como pasárselo bien.

Si le preguntas a cualquier persona relacionada con el mundo de la guitarra (fabricante, vendedor, consumidor, artista, periodista, etcétera), te dirá que estos tiempos de COVID están siendo muy inusuales para el sector. Hace solo un par de años, grandes medios de comunicación como The Washington Post, Billboard, Fortune, etcétera, se lamentaban del declive que estaba experimentando la guitarra. Pero, en el verano del 2020, la demanda subió tantísimo que los fabricantes no daban abasto, las tiendas se quedaron sin existencias y los músicos buscaban de todo, desde Stratocasters hasta juegos de cuerdas. Al parecer, en momentos difíciles, ¡se compran guitarras!

Esto me lleva al tema de la práctica. Como profesor, la queja/excusa/justificación que más escucho a los estudiantes cuando creen que progresan lentamente (a su juicio, no al mío) es que les falta tiempo para practicar. Y, en las circunstancias actuales, muchos de ellos están descubriendo que quizá el enemigo real no es el tiempo, sino el mal uso que hacemos de él.

En cualquier caso, el mero progreso tampoco debería ser nuestra máxima preocupación ahora mismo. En cambio, ¿qué tal si nos divertimos un poco? Dedicar más tiempo a tocar es tan importante como invertirlo en practicar. Y yo espero que puedas encontrar un equilibrio entre ambas cosas. En este artículo quiero hacer una reflexión sobre la importancia de la música en nuestras vidas y ayudarte a crear un entorno en el que, independientemente de si estás empezando o ya tienes experiencia con la guitarra, puedas practicar, aprender, crecer, crear, compartir y divertirte.

Toca cosas que te hagan vibrar

Toca, sin más. Coge la guitarra y pásatelo bien. Toca esa canción que has repetido hasta la saciedad como si fuera la primera vez. ¿Te acuerdas? Vaya sensación, ¿eh?

En mi caso, hay dos momentos cruciales en mi carrera como guitarrista que se me han quedado grabados. El primero fue aprender a tocar la guitarra rítmica de la canción de los Scorpions «Rock You Like a Hurricane». ¡Fue alucinante! ¡Casi parecía una canción de verdad cuando conseguí que me saliera! Desde luego, sonaba mucho mejor que los acordes de Sol y Do en primera posición del famoso libro didáctico de Mel Bay. Hasta el día de hoy, lo único que tengo que hacer para recuperar la chispa con la guitarra es atacar los power chords sincopados de la intro de esa canción, que me transportan instantáneamente hasta aquel novato de 13 años ansioso por tocar, practicar y seguir aprendiendo.

El segundo momentazo que tengo incrustado en la mente y que aún me impulsa a seguir mejorando se produjo unos años después, cuando mis conocimientos habían avanzado ligeramente. Aquella extraordinaria experiencia ocurrió una tarde en la que me estaba abriendo camino, con cautela pero con inmenso placer, por una adaptación al fingerpicking del «Jesús, alegría de los hombres» de J. S. Bach. Siempre que vuelvo a tocar esa pieza en particular, me envuelven dos recuerdos sensoriales: primero, la emoción de ver que era capaz de tocar (aunque deficientemente) una composición tan monumental y, segundo, la constatación de que mi novia de entonces se quedaba hipnotizada al escucharla (no estoy para nada seguro de que eso fuera así, pero el autoengaño también tiene sus ventajas).

Ese tipo de sensaciones prueban que el hecho de tocar la guitarra va más allá de lo auditivo y lo inmediato. Resuena a través del tiempo en lo emocional, lo físico y lo espiritual. Esas canciones que te encantan y que aprendes a tocar tendrán un impacto muy duradero, de manera que es importante saber reconocer esos momentos de euforia y disfrutar de ellos. Quizá no se materialicen con la frecuencia que todos desearíamos, pero justamente esa es una de las cosas que los hacen especiales.

No corras

Por supuesto, la razón por la que conseguí tocar la pieza de Bach de forma pasable era que había practicado durante varios años (tampoco hay que subestimar el estímulo de apuntarse un tanto delante de alguien especial). Bueno: eso, y que tenía la tablatura. La rutina de tocar, practicar, tocar, practicar (o practicar, tocar…) se convirtió en un pilar de mi existencia, y así sigue siendo hasta la actualidad. Seguro que a muchos de vosotros os pasa lo mismo. Sin embargo, incluso teniendo el tiempo y la motivación, es muy habitual que a los guitarristas les cueste encontrar qué practicar y cómo hacerlo. Esa cuestión se puede resolver de muchas maneras, pero hay una norma en concreto que debería ayudar a cualquier músico a consolidar la eficiencia de su tiempo de práctica: ¡no corras!

Mira la técnica de Shawn para practicar con metrónomo.

He perdido la cuenta de los estudiantes que me han confesado: «llevo años tocando esta pieza, pero siempre meto la pata en esta parte». Esas partes problemáticas pueden ir desde una estructura de fingerstyle complicada hasta una frase rápida con púa alterna, un estiramiento de siete trastes que parece inalcanzable o un acorde de Si menor mal ejecutado.

Yo he llegado a la conclusión de que algo tan simple como ir más lento hace maravillas con esos obstáculos aparentemente insalvables. Pero eso significa que tienes que tocar dolorosamente despacio, muy por debajo de la velocidad que a uno le gusta de forma natural. Si el tempo real de la pieza es de 120 bpm (es decir, con el metrónomo ajustado a 120 y a razón de una negra por cada golpe), para practicar deberías bajar la velocidad hasta 30 bpm, cuatro veces más lento. Seamos sinceros: ¡se te hará aburridísimo! De hecho, te parecerá tan imposible seguir el metrónomo ajustado a 30 bpm que yo te aconsejo que lo pongas a 60 y toques una negra cada dos golpes (eso es lo mismo que tocar negras a 30 bpm, pero da la sensación de que vas más rápido porque los golpes suenan con más frecuencia). A este ritmo, la mayoría de los intérpretes descubren que lo difícil no es la propia secuencia de notas, sino tocar esas notas a tempo. Aun así, muchos guitarristas siguen negándose a ralentizar los pasajes y se engañan a sí mismos obligándose a practicar toda la pieza a un tempo constante. Y no: los grandes músicos no ensayan así. El tempo de interpretación debe ser uniforme, pero los tempos de práctica varían, y cada frase individual requiere su propia velocidad.

Cuando seas capaz de ejecutar a 30 bpm la frase en la que antes te encallabas, ¡te darás cuenta de que sí que podías tocar las notas! Desde ahí, ve aumentando la velocidad dos puntos de metrónomo cada vez. Sube de 30 a 32 bpm: será pesado, pero te dará resultados. Sigue con este método sumando dos o cuatro puntos de metrónomo cada día hasta alcanzar tu propio tempo de interpretación. Esto se te hará larguísimo (puede llevarte incluso meses), pero he visto a muchos músicos que practican esas frases de forma descuidada durante años y nunca llegan a tocarlas bien.

El tema es que quizá nunca consigas ejecutar esa parte al tempo de interpretación original. Pero así es el juego… Sencillamente, hay guitarristas que tocan más rápido que otros, igual que algunos atletas son más veloces, o más corpulentos, más fuertes, etcétera. Sin embargo, nada de eso significa «mejor». La gracia es que encuentres tu propio tempo de interpretación y, a partir de ahí, le des tu identidad personal a la pieza. No olvides que tú tienes tu propio sonido, tono, fraseo, ataque, textura… Y, si logras realzar esas cualidades, te prometo que nadie tendrá jamás ninguna queja sobre el tempo.

No me gusta generalizar, pero cuando los músicos experimentados empiezan a interiorizar nuevas técnicas y canciones de forman natural (incluso después de años de arduo trabajo antinatural), luego suele faltarles paciencia para «desacelerar» las nuevas frases que les cuestan, y ya no digamos las antiguas… Entonces, lo que hacen es quejarse de que las notas desconocidas son demasiado laboriosas. Y la consecuencia es que difícilmente pasarán de cierto umbral. Está claro que los mejores intérpretes se forjan no solo con habilidad, sino también con paciencia. Así que, principiantes: quedaos con esta idea y acostumbraos desde el principio a practicar despacio y con un objetivo deliberado.

Grábate en vídeo (¡pero no lo publiques!)

Un consejo esencial que les doy a mis estudiantes es que toquen con otros músicos siempre que puedan. Tu desarrollo se multiplicará de una forma espectacular por muchas razones. Desgraciadamente, en estos tiempos de distancia social, los artistas tienen menos oportunidades que nunca para confraternizar. Por lo tanto, te voy a sugerir una alternativa que, si bien no es un sustituto ideal, puede ser un recurso válido (y que deberías seguir utilizando en la era post-COVID).

Grabar en vídeo tus sesiones de práctica puede ayudarte a progresar. Shawn te explica cómo.

¡Empieza a grabar en vídeo tus rutinas de práctica y mírate inmediatamente después! Analízate: cuando te veas tocar, observa qué funciona y qué no. Si el resultado es bueno, no cambies nada aunque tu técnica se te haga extraña. Si suena bien, es que va bien. No creo en el dogma de una técnica o un estilo de interpretación perfectos. Si a ti te vale (como a Hendrix el pulgar por encima del mástil, a Jeff Healey la guitarra colocada en horizontal o a Django tocar con tres dedos), lo demás no importa para nada. Yo solo recomiendo a un estudiante que cambie de técnica si veo que le está causando dolor o que no le ayuda a mejorar.

En principio, en tu vídeo podrás ver y escuchar enseguida si tu técnica te sirve o no. Si te parece que no funciona, prueba otras alternativas. Dedica algo de tiempo a buscar en Internet: aunque hay infinitas lecciones en vídeo de calidad variable, he detectado que las mejores tienden a subir a las primeras posiciones en los resultados de búsqueda, así que empieza por los vídeos más populares. Haz que la labor de investigación se convierta en una parte de tu rutina de práctica. ¡Esos 10 o 20 minutos de búsqueda de las lecciones que mejor se adapten a ti pueden valer toda una vida de goce musical! A continuación, lleva los frutos de ese trabajo de búsqueda a tu interpretación y grábate en otro vídeo. En serio: haz un esfuerzo por filmar y visionar todas tus rutinas de práctica durante la próxima semana o mes, y valora si eso te ayuda a progresar. Sócrates escribió que «una vida sin examen no merece ser vivida». Mi versión musical sobre ese lema podría ser: «una interpretación sin examen no merece ser escuchada».

Sobre todo, la idea es que utilices el vídeo para avanzar hacia tu objetivo, y no para documentarlo. Así que no publiques esos vídeos de práctica en Internet, porque son solo para tu uso privado y personal.

Última estrofa

Debo advertirte que, incluso siguiendo estos consejos, tu vida como guitarrista continuará atravesando altibajos. Eso es normal y esperable. La interpretación y el estudio de la música son una cruzada que no termina nunca. Tendrás días buenos y días malos; probablemente más malos que buenos si eres constante en tu afán por mejorar. La ironía es que un mal día que acaba en una conquista puede ser más gratificante que un buen día pasado por alto. Como decía al principio, espero que encuentres un equilibrio entre la diversión y el trabajo en estos tiempos tan complicados. En el futuro, la historia analizará este período desde una óptica multifacetada, y no hay duda de que la música y las artes habrán contribuido muchísimo a aliviar los malos momentos. Afortunadamente, cuando las cosas ya tengan otro color, la música seguirá estando ahí.

Historias Relacionadas

Volumen 99 . 2021 Edición 1

Todo queda en familia

Después de presentar nuestra estilizada y divertida guitarra GT el pasado octubre, ahora anunciamos con entusiasmo el nacimiento de dos modelos premium de palosanto y koa.

Leer la Historia

Volumen 99 . 2021 Edición 1

Pregúntale a Bob - Humedad y guitarras

Qué es el telegrafiado, varetaje del fondo en ángulo, técnicas de secado de madera y humedad relativa frente a absoluta

Leer la Historia

Volumen 98 . 2020 Edición 3

Sonido, tacto y foco: tres formas de mejorar como guitarrista

El director musical, compositor y guitarrista Nicholas Veinoglou inicia una nueva serie de vídeos didácticos con tres consejos fundamentales.

Leer la Historia