Guitar designer Andy Powers plays a light blue Powers Electric guitar in a luthier's workshop

Un proyecto desde el corazón

Bajar

Andy Powers tiene una nueva niña de sus ojos. Es una guitarra eléctrica. Y no se llama Taylor.

Ya ha llovido desde que Andy Powers grabó su nombre en un clavijero de guitarra por primera vez.

Con su llegada a Taylor Guitars en el 2011, Andy dio carpetazo a su próspero negocio como luthier de instrumentos personalizados que igual te hacía una acústica de tapa plana que una guitarra de tapa curvada, una mandolina, un ukelele o una eléctrica. Ese repertorio tan diverso pone de manifiesto tanto su devoción por todo lo que lleva cuerdas como su capacidad para crear herramientas musicales de cualquier tipo.

Desde su fichaje por Taylor, el objetivo de Andy ha sido mejorar nuestros diseños de guitarras acústicas. Y lo ha cumplido con creces abriendo una vía que ha fructificado en innovaciones como su varetaje V-Class y una larga serie de modelos galardonados con premios de la industria. Pero hay algo que los seguidores de Taylor quizá no sepan, y es que la vida de Andy está profundamente marcada por el mundo de la guitarra eléctrica.

Pues bien, ha llegado la hora de desvelar esa historia de amor.

En nombre de Andy, queremos compartir su nuevo y apasionante proyecto en solitario: una línea de guitarras eléctricas llamada Powers Electric.

Ante todo, un aviso: no estamos hablando de una guitarra Taylor. Se trata de una eléctrica en estado puro con un diseño e identidad musical totalmente propios; una guitarra que a día de hoy solo puede salir de las manos de Andy y un selecto grupo de artesanos, y en cantidades muy pequeñas. Se trata de una creación tan personal que Andy la llama cariñosamente su «guitarra de taller». En definitiva, es la eléctrica de sus sueños.

Bob Taylor y Kurt Listug, los cofundadores de Taylor, animaron a Andy a sacar adelante el proyecto. Ambos pensaban que, para que la guitarra fuera la mejor expresión posible de su visión, Andy necesitaba libertad creativa para construirla al margen del lenguaje de diseño consolidado de la marca Taylor.

Por supuesto, estamos encantados de contarle al mundo cómo ha quedado el invento. Andy cree que en la categoría de la guitarra eléctrica hay espacio para un instrumento único y, a nosotros, nos parece que ha logrado algo muy especial.

Pero, antes de entrar en materia con la guitarra, veamos cómo el bagaje de Andy ha influido sobre su planteamiento de diseño.

La guitarra eléctrica, objeto de deseo temprano

La primera guitarra que conoció el pequeño Andy fue una acústica que había en la casa de su familia. Con una madre artista y un padre que era un excelente carpintero, el entorno doméstico (complementado por unas amplias reservas de madera sobrante) estimulaba el impulso de crear cosas. Así, aquel niño precoz se puso a construir su primera guitarra acústica antes de cumplir los 10 años. En retrospectiva, Andy admite que, siendo generosos, al resultado se le podría haber llamado «objeto con forma de guitarra». Pero la idea de crear un instrumento le sedujo.

Como músico, la primera guitarra comprada por Andy (con la ayuda de sus padres) fue una Stratocaster de segunda mano.

«Me lo pasé bomba con ella», evoca. «En aquella época, estaba obsesionado con el surf-rock instrumental de principios de los 60, al estilo de los Ventures. Después de absorber todo eso, descubrí a los músicos de rockabilly, blues y jazz que les precedieron y a los rockeros que vinieron después. En realidad, nunca he perdido la atracción por esa música».

Andy recuerda el poderoso hechizo que las guitarras eléctricas ejercieron sobre él en su adolescencia (y hasta hoy). Le maravillaban sus colores llamativos, sus arrebatadores contornos y la interminable gama de texturas y matices sonoros amplificados que podías invocar con solo mover un selector o pisar un pedal.

«Sus formas, sonidos y expresiones parecían tener una fuerza de gravedad propia e irresistible», rememora.

Aires del sur

La zona en la que Andy creció también moldeó muy significativamente su sensibilidad creativa. Vivía en el norte del condado de San Diego, al sur de California. La proximidad del océano Pacífico hizo que se enamorara del surf ya de muy joven, y esa fascinación aún le dura.

El ethos burbujeante del sur de California invitaba a la autoexpresión y la experimentación sin barreras.

El estilo de vida del sur de California resplandecía bajo el influjo de la rica cultura de la región y de los «originales» personajes que la poblaban. La polinización cruzada entre el surf, el skate, el tuneado, los coches clásicos, la música, el arte, la arquitectura, el diseño industrial y otras disciplinas creativas dio forma a un ethos burbujeante que invitaba a la autoexpresión y la experimentación sin barreras.

Bob Taylor puede dar fe de esta sensibilidad local única desde su experiencia personal como constructor de guitarras acústicas radicado en San Diego. De hecho, cuando hace años empezó a pensar en buscar un sucesor (que acabó siendo Andy), dos de sus criterios esenciales eran que el elegido tenía que venir de la zona de San Diego y ser autodidacta.

«Como luthier, me di cuenta de que era más fácil y más aceptable presentar nuestras guitarras aquí en California que en el este de los Estados Unidos, donde ya existía un rico legado de fabricantes de guitarras», comenta Bob. «También empecé a notar las diferencias creativas entre los constructores de aquí y los de otros lugares. Nosotros estábamos dispuestos a romper con la tradición».

Si analizas la historia del diseño de guitarras eléctricas, el sur de California fue un auténtico foco de ebullición. A una hora de distancia de donde vivía Andy, hacia el norte, los pioneros Les Paul, Leo Fender y Paul Bigsby se encontraban en casa de Les para charlar sobre las ideas revolucionarias que les llevarían a hacer historia.

Y, en el mundo del surf, durante la transición desde las largas tablas tradicionales a otros modelos más cortos y maniobrables a finales de los 60 y principios de los 70, el sur de California se convirtió en un epicentro de innovación en el diseño. Como surfista, a Andy le cautivaba la estética de las curvas de las tablas y del propio acto de surfear. Con el tiempo, encontró una conexión natural entre el surf y la música: los distintos escenarios te invitan a utilizar tablas o guitarras diferentes, y montar una ola es algo tan íntimamente expresivo como tocar la guitarra. Con las herramientas adecuadas, puedes sacar lo que tienes dentro de una manera fluida y melódica.

Por los senderos de la música

En su adolescencia, Andy le pilló el gusto a crear y arreglar instrumentos musicales. Aún no se había sacado el carnet de conducir y ya era conocido en su ciudad como un hábil reparador de instrumentos. Cuando no estaba haciendo surf o tocando en bandas con amigos, trabajaba para tiendas de música de la zona y también con clientes privados.

Se educó más en serio en la Universidad de California de San Diego (que, casualmente, estaba situada cerca de uno de sus lugares favoritos para hacer surf), donde estudió música con especialización en guitarra. En ocasiones iba a conciertos de jazz con algunos de sus profesores, que muchas veces también recurrían a él para que les construyera y arreglara sus instrumentos.

A tope con la historia de los luthiers

En su inmersión en la creación y restauración de instrumentos musicales, Andy se empapó de la historia y la evolución de sus diseños. Entre la bibliografía esencial que Andy devoró durante su autoformación estuvieron las guías de referencia escritas por George Gruhn, fundador de la tienda Gruhn Guitars de Nashville y ampliamente considerado como uno de los mayores expertos en el diseño de guitarras vintage en Norteamérica. Andy y Gruhn desarrollaron una larga relación que aún continúa. Y quién mejor que Gruhn para avalar la diversidad y profundidad de los conocimientos de Andy y su capacidad para contextualizar la historia del diseño de guitarras, sobre todo desde que pasó a ser el diseñador jefe de Taylor.

«Si te fijas en la evolución del diseño de guitarras eléctricas, puedes ver lo que se hizo y lo que no y entiendes por qué cambiaron algunas cosas».

Andy Powers

«Andy es una de las personas más preparadas que he conocido en el mundo de los instrumentos musicales», elogia Gruhn. «Entiende no solo el diseño, sino también la tradición y la patología de los instrumentos, es decir, lo que no funciona. Cuando proyecta una guitarra, puede remitirse a los sistemas evolutivos que la precedieron».

Estos comentarios de Gruhn ayudan a encuadrar la forma en que Andy enfoca el diseño de una nueva guitarra eléctrica (y de sus modelos acústicos). Después de haber tocado, reparado o estudiado muchas de las grandes eléctricas de los últimos 70 años o más, es una enciclopedia viviente de la historia del diseño de estos instrumentos.

«Si te fijas en su evolución, puedes ver lo que se hizo y lo que no y entiendes por qué cambiaron algunas cosas», afirma Andy. «Lo bueno es que ese estudio es un proceso mucho más rápido de lo que habría sido estar participando de esa evolución en tiempo real. Yo no he tenido que esperar hasta que saliera un nuevo modelo y que alguien lo perfeccionara».

Charlando con Andy, no es raro que se vaya deslizando por los vericuetos de la historia de la guitarra eléctrica para entrar en detalles sobre, por ejemplo, los cambios entre las versiones de Les Paul Standard que iban saliendo de año en año de 1952 en adelante. En una conversación informal en su taller, como quien no quiere la cosa puede ponerse a describir los primeros desarrollos de Leo Fender casi como si él hubiera estado allí, desde la transición inicial de una lap steel a un modelo inspirado en una guitarra española con mástil redondeado, hasta su planteamiento modular del diseño para facilitar el mantenimiento de las guitarras o las razones por las que Leo prefería las pastillas de bobinado simple.

Andy es un paladín del «orgullo friki guitarrero», pero no porque quiera alardear de su sapiencia, sino porque le apasiona absorber y compartir el proceso intelectual, el impulso creativo en la resolución de problemas y el espíritu de prueba-error que han impregnado el diseño de guitarras eléctricas. O de bólidos clásicos. O de tablas de surf.

Lo que la eléctrica de Andy debía ser… y lo que no

Técnicamente, se podría decir que Andy lleva casi toda su vida pensando en esta nueva guitarra eléctrica. En última instancia, la chispa que le hizo ponerse manos a la obra surgió de un hecho muy simple: aunque había tocado, poseído y reparado montones de eléctricas geniales (y muchas de ellas tenían rasgos que le encantaban), la guitarra que él quería, la que cumpliría todos sus requisitos, no existía.

«Quería un sonido y una sensación que no encontraba», manifiesta. «Algo que partiera de las inspiraciones de luthiers anteriores pero que respondiera a un contexto más moderno. Para mí, eso implicaba crear un nuevo diseño desde cero que sacara partido a todos esos años de trabajo y estudio».

Andy era muy consciente de las características que definían a otros modelos y, con toda la intención, asumió el reto de ir por otro camino.

«Hay elementos que ya existen en otras guitarras, y así debe ser, porque encajan perfectamente en esos instrumentos únicos», opina. «Esta guitarra iba a nacer como algo nuevo y en una dirección distinta, así que hice un ejercicio de exclusión deliberada de esas cosas que ya sabemos que funcionan en otros modelos».

«Quería algo que partiera de las inspiraciones de luthiers anteriores pero que respondiera a un contexto más moderno».

Andy Powers

En algunos casos, Andy se basó en ideas pioneras de los primeros diseños de pastillas para eléctrica que en su momento estaban limitadas por los materiales de la época. Ahora, décadas más tarde, ha podido aplicarlas a un contexto contemporáneo gracias a las actuales tecnologías y componentes.

No es un diseño Taylor

Una consideración que podía ser restrictiva o liberadora, según cómo se abordara, era la conexión (o no) de su guitarra con la identidad de Taylor y particularmente de la T5z. Al fin y al cabo, Andy es el principal arquitecto de diseño de Taylor, y ya había estado trabajando en la transición de la T5z hacia una estética y personalidad más eléctricas. Por eso, la concepción de la nueva guitarra se inició dentro de un marco estilístico relacionado. Algunos de sus primeros prototipos incluían diseños de pastilla innovadores y ciertos rasgos que querían ser compatibles con la identidad de marca de Taylor. Pero, tal como escribe Kurt Listug en su columna de este número de Wood&Steel, ese esfuerzo por mantener un «aire de familia» parecía limitar el potencial de la guitarra. [link to column].

«Le dije a Andy que la guitarra estaba bien diseñada y construida y era estéticamente bonita, pero que nos estábamos equivocando», explica Kurt. «Le sugerí que construyera la guitarra eléctrica que le saliera de dentro de verdad».

En su artículo, Kurt también se refiere a las enseñanzas derivadas de la línea de guitarras eléctricas de cuerpo sólido que Taylor lanzó en el 2008 (antes de la llegada de Andy). Aquellos modelos conectaron con un grupo de seguidores devotos de Taylor, pero nunca lograron un éxito generalizado. Y, unos años después, dejamos de fabricarlas. Visto con perspectiva, Kurt reconoce que aquellas guitarras no encajaban con la marca.

«La guitarra acústica y la eléctrica tienen culturas muy diferentes», argumenta. «Ese tipo de eléctrica necesita su propia marca, estilo e imagen comercial».

En aquel momento, al sugerir sus propuestas para su guitarra eléctrica ideal, Andy se encontró en una posición similar a la del miembro de una banda que se presenta en el local con unos embriones de canciones que pueden ser geniales, pero que simplemente no se ajustan bien al grupo y que son más adecuadas para un proyecto en solitario.

«Igual que ocurre en una tabla de surf o un biplaza descapotable, delineé cada contorno pensando tanto en el aspecto visual como en el manejo físico».

Andy Powers

La irrupción de la pandemia acabó siendo un catalizador para el proyecto de Andy, que encontró el tiempo y la ocasión para concentrarse en diseñar la guitarra en el taller de su casa. Revitalizado por un nuevo horizonte de libertad creativa, Andy se lanzó a ensamblar holísticamente todas sus ideas tanto en forma como en función.

Se enciende el interruptor de Powers Electric

Después de toda una vida de estudio y experimentación, ha llegado el momento de que Andy levante el telón para revelar la guitarra eléctrica que siempre había querido hacer: un instrumento que combina cosas nuevas (incluidos varios diseños patentados) con algunos elementos tradicionales que encantarán a los aficionados a la guitarra eléctrica. Aparte de las clavijas de afinación, las cuerdas, los trastes y otras piezas aquí y allá, prácticamente todo ha sido diseñado, construido y montado desde cero. La guitarra tiene todo el encanto de la sensibilidad estética del sur de California y del espíritu innovador y autosuficiente de las comunidades del surf y el tuneado de coches.

«Quería que el cuerpo de la guitarra fuera atractivo desde todos los ángulos», subraya Andy. «Buscaba una forma asimétrica pero sin sacrificar el equilibrio visual y un estilo atemporal con detalles ornamentales modernos. Igual que ocurre en una tabla de surf o un biplaza descapotable, delineé cada contorno pensando tanto en el aspecto como en el manejo físico».

El diseño de cuerpo hueco estilizado y totalmente cerrado incluye una estructura interna exclusiva que maximiza la resonancia y el sustain y evita la realimentación.

La viva paleta de colores está inspirada en los inigualables tonos de pintura utilizados en los coches clásicos. La guitarra también presenta elementos patentados como las dos opciones de pastilla, un sistema de vibrato especialmente diseñado con una estructura de levas en el puente (que estabiliza la afinación relativa entre notas al mover la palanca o hacer bendings), un distintivo diapasón de radio asimétrico y unos coloristas potenciómetros hechos en la casa con capas de resina de tabla de surf e inspirados en las creaciones artísticas de Josh Martin, «escultor» de tablas de surf y amigo de Andy. Incluso el estuche tiene un hermoso diseño exclusivo para el que se han utilizado los mismos materiales de tapicería de algunos modelos Porsche clásicos.

Pero lo mejor es que sea el propio Andy quien utilice su espacio en las redes para hablar a sus anchas de su nueva marca de guitarras, así que no te pierdas sus contenidos en powerselectricguitars.com o en su cuenta de Instagram (@powerselectricguitars). Ahí puedes admirar la deslumbrante estética de estas guitarras, conocer todos los detalles que las definen como herramientas de interpretación y ver a Andy y a otros músicos tocándolas y hablando sobre ellas.

Después de varios meses de pruebas con algunos de los mejores guitarristas de la industria de la música y de una serie de eventos de estreno en Los Ángeles, Nueva York y Nashville, la marca Powers Electric Guitars saltó a la palestra oficialmente a mediados de junio con el lanzamiento inicial de un pequeño lote de unas 30 unidades. Estas guitarras no saldrán a la venta en cantidades significativas a corto plazo, ya que solo Andy y un pequeño equipo de artesanos tienen capacidad para construirlas. De momento, se venderán exclusivamente a través de una selecta red de ocho distribuidores de Powers Electric.

En powerselectricguitars.com tienes la lista de distribuidores completa, y también puedes apuntarte a la lista de correo de Powers Electric para recibir noticias frescas como la disponibilidad de nuevos lotes de guitarras, por ejemplo.

Seguro que lo que encuentres ahí te va a gustar. Nos consta que a Andy le entusiasma.