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Nuestro equipo de relaciones con artistas ha ido creciendo y evolucionando en respuesta a las necesidades cambiantes de los músicos

Si hacemos un breve recorrido por los casi 50 años de Taylor en el mundo de la construcción de guitarras, encontraremos un historial de innovación continua centrada en ofrecer un mejor servicio a todo tipo de músicos, desde guerreros de los bolos de fin de semana hasta aficionados caseros y nombres rutilantes que llenan estadios. Un leitmotiv común ha sido siempre la comodidad de interpretación. Otra línea constante es la utilidad musical: un tono claro y equilibrado, rendimiento fiable, funcionalidad, etcétera. Pero, más allá de todo ello, Taylor ha ido desarrollando un catálogo de instrumentos cada vez más diverso que refleja la increíble variedad de paletas musicales y preferencias de los artistas en todo el mundo.

Esta filosofía de innovación se ha materializado también en nuestras enriquecedoras relaciones con artistas. Sus peticiones y necesidades prácticas han ayudado a modelar nuestro enfoque del diseño y, en muchos casos, nos han llevado a crear herramientas musicales más útiles y expresivas. En este sentido, el factor clave es la formación de vínculos genuinos, para lo cual es necesario contar con un sólido programa de relaciones con artistas (RA). Lógicamente, el crecimiento de Taylor y la evolución de las necesidades de los músicos también se han trasladado a nuestro equipo de RA, que se ha ido expandiendo para acoger en la familia Taylor a un abanico más amplio de artistas de gran talento y procedencias muy variadas.

Taylor planta la semilla

Durante mucho tiempo, manejamos las relaciones con artistas al estilo tradicional. Al fin y al cabo, no éramos más que unos novatos intentando sacar la cabeza por los círculos musicales. Afortunadamente, teníamos un as en la manga, que eran los cómodos mástiles de perfil fino de Bob Taylor: cuando los músicos probaban una guitarra Taylor, prácticamente se vendía sola. Nuestra proximidad a Los Ángeles tampoco nos vino nada mal, ya que tuvimos la suerte de conocer a un par de propietarios de tiendas de música que promocionaban nuestras guitarras y tenían buenos contactos con artistas de la escena de Laurel Canyon y profesionales que pasaban por la zona para grabar en estudios o tocar en directo.

Desde el principio, Bob estableció relaciones personales con algunos músicos que habían descubierto las guitarras Taylor, lo cual condujo a algunas colaboraciones creativas que cristalizaron en modelos signature exclusivos. Esos instrumentos ayudaron a los guitarristas a articular mejor sus estilos personales de interpretación: fue el caso del virtuoso del fingerstyle de 12 cuerdas Leo Kottke o el especialista en punteo de bluegrass progresivo Dan Crary. La verdad es que los artistas siempre han estado muy presentes en el proceso de creación en Taylor. En los años 80, el fenómeno del fingerstyle Chris Proctor nos ayudó a desarrollar la primera Grand Concert. Y, diez años después, el interés de la estrella del country Kathy Mattea estimuló a Bob a terminar la forma de caja Grand Auditorium con la que ya llevaba tiempo trasteando y que se convertiría en nuestro buque insignia. Aunque Bob nunca buscó dedicarse específicamente a las relaciones con artistas (tal como explica en su libro «Lecciones de guitarra»), los vínculos personales que más tarde forjó con artistas como Zac Brown o Taylor Swift (y con su padre, que años atrás había llamado a Bob para exaltar las cualidades musicales de su hija de 12 años) pusieron de manifiesto la importancia de un comportamiento honesto y transparente.

Nuestras posibilidades de tratar con artistas aumentaron al ritmo del propio crecimiento de Taylor. Algunos miembros de alto nivel de nuestro equipo, como el exdirector de ventas TJ Baden, el viejo rockero de la industria de la música Bob Borbonus o nuestro veterano coordinador de RA Robin Staudte, remodelaron esas operaciones en una infraestructura más formalizada. El nuevo planteamiento ayudó a tejer relaciones con algunos nombres de relumbrón, como Kenny Loggins, John Denver, Dave Matthews, Clint Black, Sarah McLachlan o The Edge de U2, entre muchos otros.

Por supuesto, hoy en día, la industria de la música no tiene nada que ver con el contexto en el que Taylor empezó a fabricar guitarras en 1974. Es más: muchos artistas opinan que el negocio es distinto incluso a lo que era hace tan solo dos años. Palabras como «influencer» o «interacción» les habrían sonado raras a la mayoría de los profesionales del sector, pero las redes sociales son un elemento crucial en la música actual. Ahora, la industria presta cada vez más atención a las publicaciones de estilo «Juan Palomo» y a la autopromoción, y la audiencia potencial no deja de crecer en número y diversidad en todo el mundo. Estos cambios nos llevaron a unas cuantas conclusiones. En primer lugar, ya no podíamos apostar únicamente por artistas reconocidos dejando de lado a músicos emergentes y profesionales en activo. Atrás quedaron los tiempos en los que un solo gran nombre ya era suficiente para mantener en lo alto a una marca de instrumentos musicales. En segundo lugar, nos dimos cuenta de que podíamos hacer más cosas para promocionar a artistas que, a su vez, nos ayudarían a alcanzar nuestros objetivos. Y, por último, entendimos que, como marca cada día más diversificada y global, necesitábamos un equipo de RA verdaderamente internacional tanto en escala como en estilo.

El equipo de relaciones con artistas de Taylor

Repartidos entre nuestra sede principal en El Cajón (California), núcleos musicales como Nashville o Los Ángeles y países de toda Europa y Asia, los profesionales de RA de Taylor forman un grupo divertido y gran conocedor de su sector que utiliza recursos muy diversos para configurar un catálogo de artistas atractivo.

En nuestro centro de operaciones, Tim Godwin y Lindsay Love-Bivens comparten la interminable tarea de contactar con los músicos, mantener los vínculos, enviar guitarras y viajar en avión cada dos por tres para reunirse en persona con los artistas en sus actuaciones. Pero, para que todo salga bien, hacen falta muchas manos, de manera que buena parte del equipo de marketing de Taylor también está muy involucrado en las relaciones con artistas. Jay Parkin y Andrew Rowley encabezan el departamento de producción de contenidos, y colaboran con profesionales del vídeo, la fotografía, la edición y otros campos creativos para filmar actuaciones exclusivas y publicar entrevistas íntimas con artistas de todo el mundo. Sergio Enriquez y Matt Steele acercan esos contenidos a las masas a través de las redes sociales, y Billy Gill actúa como nexo entre las secciones de marketing, relaciones con artistas y ventas. Devin Malone controla la situación en Nashville, y Terry Myers ayuda a mantener contentos a los músicos con ajustes personalizados y otros retoques que hacen que la guitarra de cada artista sea única en su especie.

Fuera de los Estados Unidos, el equipo no para de crecer. Andy Lund se encarga de las operaciones en China, y Masaki Toraiwa es el hombre de Taylor en Japón. Desde el Reino Unido, Dan Boreham coordina las actividades con artistas en toda Europa. Y, en su Colombia natal, Juan Lopera establece contactos con músicos de toda Latinoamérica.

Aquí tienes una sesión de preguntas y respuestas rápidas con miembros del equipo de relaciones con artistas, que por una vez se ponen frente a la cámara para hablar de todo un poco, desde sus guitarristas favoritos y sus talentos ocultos hasta sus cuestionables apreciaciones sobre la pizza.

La familia crece

En el 2010, Taylor fichó a Tim Godwin como director de relaciones con artistas y con el sector del entretenimiento a nivel mundial. La larga carrera de Tim como músico de estudio y directo y también como polivalente profesional de la industria le colocaba en una posición privilegiada para gestionar un programa de este tipo. Tim no solo había experimentado desde dentro la vida del músico (con lo cual comprendía perfectamente sus necesidades), sino que además había trabajado como [gerente de relaciones con artistas] para Line 6, con lo cual tenía muy buenos contactos con gente relacionada con esa marca. Y esas conexiones son importantes, porque ese tipo de tarea no se limita a los artistas: también incluye a los técnicos de guitarras, directores musicales, promotoras de espectáculos, responsables de locales, representantes, ingenieros de estudio y directo… En definitiva, a todos los actores que participan del negocio de la música.

Taylor contrató a Godwin para que hiciera lo que mejor sabe hacer: poner nuestras guitarras en manos de los músicos y permitirles experimentar una Taylor en primera persona. Sin embargo, cultivar un catálogo de artistas requiere tiempo y recursos, y nosotros no teníamos ni las posibilidades ni el legado consolidado de otras marcas de prestigio. Lo que sí nos caracterizaba como empresa era el compromiso con la innovación en el diseño, que sigue siendo un elemento diferencial respecto a algunas de esas marcas y nos mantiene a la vanguardia de la producción de instrumentos musicales. Por otro lado, nuestras guitarras tenían un aura de consistencia y fiabilidad de rendimiento, y ofrecíamos el tipo de servicio y asistencia técnica con el que sueñan todos los músicos cuando están de gira.

Con todo, Godwin admite que, para conseguir el apoyo que necesitaba por parte de los responsables de la toma de decisiones en Taylor, tuvo que demostrar hasta qué punto las asociaciones con artistas podían favorecer los objetivos de la empresa.

Tim relata una experiencia que resultó ser un punto de inflexión para las interacciones con artistas en Taylor. Ocurrió en el 2012, cuando el cantautor Philip Phillips se estaba haciendo un nombre en el programa de televisión American Idol.

«Hubo una actuación en la que, después de cantar, el juez del programa Randy Jackson le dijo a Philip: “oye, me gusta esa guitarra. ¿Cuál es?”. Se trataba de una Taylor GS7, uno de los primeros modelos Grand Symphony. Después de la emisión, comprobamos el tráfico de la página de la GS7 en nuestra web. Normalmente, la miraban menos de 10 personas al mes… pero, después de American Idol, tuvimos como 5000 visitas en solo una semana».

Godwin recuerda ese episodio como el momento en que pudo demostrar con datos concretos la capacidad de influencia de los artistas.

Taylor echa raíces…

Otro importante motor que nos impulsó a reforzar nuestras relaciones con artistas fue la escena de Nashville, una auténtica meca para estrellas de la guitarra acústica, intérpretes de música country y tradicional norteamericana, ingenieros de grabación y prácticamente cualquier profesional del mundo de la música. En los años 90, avanzamos bastante en ese territorio gracias a la popularidad de la Grand Auditorium, una forma de caja que entonces era nueva y que encantaba a los técnicos y músicos de estudio por su equilibrio, coherencia y claridad en las grabaciones.

Sin embargo, Nashville también puede ser muy exigente: es el corazón de la música de raíz tradicional en Norteamérica, y los guitarristas de ese entorno tienen muy en cuenta esa herencia en el momento de elegir un instrumento. En aquel ambiente, Godwin tocó todas las teclas posibles y organizó reuniones con responsables de gestión en locales clásicos como el Bluebird Café y con ejecutivos de Big Machine, una importante discográfica independiente. Aunque Taylor ya tenía una notable presencia en Nashville, había mucho trabajo por hacer.

«Nashville era prácticamente un coto de Gibson», rememora Godwin. «Y Taylor tenía que ganarse su derecho a ocupar un espacio».

La persistencia tiene sus compensaciones y, actualmente, Taylor está más implicada que nunca con la comunidad de Nashville. Una decisión que resultó determinante fue el establecimiento de nuestra sala de demostración. La posibilidad de suministrar guitarras a artistas locales y la creación de nuestro estudio en SoundCheck Nashville (donde filmamos las actuaciones acústicas de nuestra serie Taylor Soundcheck) atrajeron a todo tipo de nuevos músicos. Ese trabajo continúa en casa: en nuestras instalaciones, profesionales curtidos como Terry Myers crean ajustes personalizados para los músicos y se aseguran de que cada guitarra que se envía a un artista sea exactamente lo que él o ella quiere. Y ya no somos solo visitantes en Nashville: nuestro representante Devin Malone, que vive y trabaja allí, se dedica a apoyar a los artistas, organizar eventos y moverse entre bastidores para que la presencia de Taylor siga floreciendo.

… y crecen nuevas ramas

Nuestra labor en Nashville también nos ayudó a reconocer la diversidad cada vez mayor del mundo de la música. Una parte esencial del legado de Nashville en la tradición norteamericana es la rica historia de la música creada por artistas afroamericanos, y el equipo de RA quería integrar esa perspectiva de una manera que enfatizara el posicionamiento de Taylor como una marca más inclusiva.

Para ello, en verano del 2021 creamos una historia especial para la edición digital de Wood&Steel titulada Raíces profundas: el Museo Nacional de la Música Afroamericana. Producida por Lindsay Love-Bivens, responsable de relaciones con artistas y con la comunidad de Taylor, esta pieza multimedia homenajeaba la importancia de los artistas afroamericanos y su huella en la música actual. Lindsay viajó a Nashville para visitar el museo recién inaugurado, que cuenta la profunda historia de los músicos negros que dieron forma a la música estadounidense. Aquel viaje tuvo un impacto inmediato y nos animó a pensar en grande sobre nuestras estrategias para crear una comunidad de artistas que reflejara nuestros valores como empresa.

«La representación importa», defiende Lindsay. «Si quieres llegar a toda clase de artistas, tienes que crear conscientemente un programa que responda a esa diversidad».

Lindsay habla desde la experiencia de toda una vida en el mundo de la música tocando en giras y actuando como intérprete independiente. Con su trayectoria y su red de contactos, era la persona ideal para representarnos ante una serie de artistas y comunidades musicales con los que Taylor históricamente no había conectado, así que en el 2018 empezó a trabajar con Tim Godwin en el equipo de Taylor.

«Mi idea era desarrollar, fortalecer y potenciar nuestros vínculos con artistas BIPOC [siglas en inglés de «personas negras, indígenas y de color»], así como llevar nuestra presencia a géneros con los que normalmente no se nos asociaba. Yo he tocado neo-soul, R&B y hip-hop con guitarras acústicas desde que era pequeña y, como mujer negra que hacía música, sabía que también podíamos conectar con esas estéticas y comunidades. Solo teníamos que acercarnos a ellas».

Partiendo de la visión de Lindsay, nuestros equipos en todo el mundo lo tuvieron más fácil para interactuar con diversas comunidades musicales en nombre de Taylor.

Orejas abiertas, mente receptiva

Desde entonces, el equipo de RA ha aumentado considerablemente. Andy Lund, que ya lleva 16 años en Taylor, dirige nuestro trabajo en gran parte de Asia, como China, Hong Kong, Japón, India, Corea del Sur, Tailandia y Vietnam. Masaki Toraiwa es nuestro enlace con la escena local de Japón, y en los últimos años ha colaborado con Andy para traer al catálogo de Taylor a artistas como Otake, Iko Asagiwa, Ryosuke Yufu y el tailandés Natee Chaiwut.

En Latinoamérica, Juan Lopera ha colocado a Taylor en el centro de la industria musical, lo cual ha facilitado relaciones con grandes nombres como Mon Laferte en Chile, Silvina Moreno en Argentina, Jorge Blanco en México, Techy Fatule en la República Dominicana o el ya consolidado Camilo en Colombia. En Europa, Dan Boreham ha contactado con músicos como los cantautores George Ezra y Jade Bird, el trío de pop New Rules y el multi-instrumentista Jake Isaac desde su base en el Reino Unido.

Nuestro concepto de las relaciones con músicos de todo el mundo es el mismo que seguimos en Norteamérica: escuchamos sus necesidades y respondemos en consecuencia.

«La exposición por sí misma ya no es suficiente», opina Lindsay. «Hoy en día, los artistas se preocupan más por la forma que adoptará su asociación con una marca. Tiene que ser algo más que apretones de manos y publicaciones en las redes sociales».

Iniciar un vínculo con un artista es la parte fácil, pero mantener viva la llama ya es otra historia. Como en cualquier relación, las conexiones entre marcas y músicos requieren dedicación y apoyo mutuo.

«Los artistas piensan: “¿qué gano yo con esto, aparte de una guitarra prestada?”», dice Jay Parkin, supervisor de producción de contenidos en Taylor. «Qué hay del acompañamiento a largo plazo? ¿Y qué podemos hacer nosotros para convencer a los artistas?».

Ese planteamiento dio lugar a una nueva ala del equipo de RA centrada en el uso de los contenidos como moneda de cambio para atraer a los músicos y mantenerlos en la esfera Taylor. Captar fielmente la esencia de un artista no es cualquier cosa, y la gran mayoría de los intérpretes no tienen los recursos necesarios para llevar a cabo ese tipo de promoción por su cuenta. Para ello, Jay Parkin lidera un equipo global que se encarga de generar contenido digital y vídeos de alta calidad de artistas de Taylor.

Actualmente estamos produciendo series como Taylor Soundcheck y Taylor Acoustic Sessions, en las que traemos a nuestros artistas al estudio de Taylor para grabar versiones totalmente acústicas de sus temas. Para estos episodios hemos filmado a la nominada a los GRAMMY Allison Russell, las promesas del pop-punk Meet Me @ the Altar, la prestigiosa cantautora y productora Linda Perry o la superestrella chilena Mon Laferte, entre muchos otros nombres.

Las formas de presentarnos a nuestros artistas pueden ser muy variadas. En muchas ocasiones, les construimos en exclusiva guitarras totalmente únicas (no confundir con los modelos signature) que pueden ayudarles a asociarse con Taylor de una manera personal e intransferible. Seguramente, los seguidores de Taylor recordarán la emblemática guitarra acústica de color púrpura que hicimos para Prince. Otros ejemplos de creaciones personalizadas han sido la guitarra completamente blanca de Katy Perry, la famosa acústica de doble mástil de Richie Sambora o la de Zac Brown decorada con su nombre. Y, más recientemente, también hemos construido instrumentos para iconos del pop actual como Billie Eilish y FINNEAS.

Sin embargo, el apoyo a los artistas puede requerir acciones más directas. Cualquier músico que haya salido de gira conoce la frustración de no tener una guitarra a mano cuando se necesita, ya sea porque te han robado la tuya, la has perdido o le ha pasado algo que te impide tocarla. Nosotros siempre estamos en contacto con nuestros artistas, así que podemos enviarles guitarras sobre la marcha para que no se queden en la estacada y puedan cumplir sus compromisos tanto en directo como en estudio. También trabajamos muy de cerca con promotoras de espectáculos para asegurarnos de que nuestros músicos tengan todo lo que necesitan cuando suben al escenario.

«Entendemos las relaciones con los artistas como una forma de asistencia», argumenta Tim Godwin. «Tienes que ser un colaborador real, no solo un patrocinador».

Tocando todos los palos

Nuestro equipo de RA también valora mucho la evolución de Taylor en dos áreas específicas que facilitan el fichaje de artistas: el diseño de guitarras y la responsabilidad medioambiental.

Tal como explica Scott Paul en sus artículos de la sección «Sostenibilidad» en este y anteriores números de Wood&Steel, Taylor ha realizado importantes inversiones para crear una cadena de suministro más sostenible y ecológica, tanto en California como en el resto del mundo. Si lo hacemos es porque creemos que es lo correcto, y nuestros artistas, igual que muchos de nuestros clientes, piensan lo mismo.

Cada vez más, el esfuerzo medioambiental de Taylor es percibido como un valor por músicos de todos los géneros. De hecho, algunos de ellos se toman estas cuestiones tan en serio como nosotros: es el caso de la cantautora británica Beatie Wolfe, por ejemplo, que asiste habitualmente a eventos de sostenibilidad de Taylor. Otros, especialmente los artistas emergentes de la «generación Z», ven con muy buenos ojos su vinculación con Taylor porque saben que estamos liderando el camino hacia una industria musical más respetuosa con el medio ambiente.

El espíritu imaginativo en el que se fundamenta la filosofía de Taylor también es la piedra angular de nuestro concepto de RA. Muchos músicos tienen ideas preconcebidas sobre lo que una guitarra Taylor puede hacer. Por eso, y especialmente desde la llegada del diseñador jefe Andy Powers en el 2011, hemos diversificado meticulosamente nuestra línea de guitarras acústicas para que sea tan polifacética como nuestra lista de artistas. Así, podemos ofrecer un instrumento casi a medida para cada tipo de intérprete y hacer cambiar de opinión a los músicos que sospechan que una guitarra Taylor no es para ellos.

«Me ha pasado montones de veces que, hablando con guitarristas, me han dicho que no creen que haya ninguna Taylor que les encaje», reconoce Godwin. «Y yo siempre les digo: si no te convence nada de lo que tenemos ahora, espérate a ver lo que sacaremos el próximo año. Por ejemplo: a Glen Phillips, de Toad the Wet Sprocket, nunca le han gustado nuestras guitarras. Pero acabó tocando una Grand Pacific Builder’s Edition con un amigo, y muy poco después me llamó porque quería una para él».

Nuestro historial está repleto de innovaciones destinadas a satisfacer nuevas necesidades musicales y llegar a más artistas. La dreadnought Grand Pacific, diseñada para producir un tono fluido que evoca el sonido de las guitarras y grabaciones acústicas vintage, dio mucho que hablar tras su desembarco en Nashville. Otros desarrollos, como la pareja de nuevas guitarras de koa que este verano se incorporan a la Serie 700 (en este número de Wood&Steel te contamos más sobre ello), presentan una estética cruda y orgánica que suma a la línea Taylor otras opciones muy interesantes para los tradicionalistas. También hemos creado guitarras de escala más corta, como la GT y la GS Mini, para complacer a los intérpretes que prefieren una experiencia compacta. Nuestros diseñadores buscan adaptarse a las necesidades de los músicos incluso en el interior de la guitarra: el varetaje V-Class causó sensación entre los profesionales de la grabación, lo cual nos ayudó a llevar aún más instrumentos Taylor a estudios de todo el mundo.

La idea de mejorar la experiencia de interpretación siempre ha sido el principal foco de atención de nuestro equipo de desarrollo de guitarras. Y, en esencia, las relaciones con artistas también se basan en eso: queremos demostrar a los músicos lo útiles que pueden ser nuestras guitarras y, dando un paso más allá, apoyarles y estar a su lado de una forma que marque la diferencia.

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