Cuestiones básicas sobre las Baritone

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Una guitarra barítono, con su sonido lleno de matices, es una incorporación muy versátil a tu arsenal acústico. Conoce tu nueva arma secreta.

Ed. Nota: este artículo se publicó originalmente en nuestra edición de verano de 2016. Dado que recientemente lanzamos lotes de guitarras barítonos de 6 y 8 cuerdas de edición especial, pensamos en volver a publicarlo para los lectores que quizás se lo hayan perdido la primera vez.

 La primera vez que vi una guitarra Taylor baritone de 8 cuerdas, pensé que era muy rara… Y perfecta para mí. Pensé que era un magnífico instrumento, nuevo y muy especializado, sin esperanzas de que llegara a un público más amplio. Ya en casa, me di cuenta de que también había surgido de la tradición que tienen los luthiers de dar pequeños pasos evolutivos. Como resultado, este diseño lógico convierte a la barítono de 8 cuerdas —y la baritone de 6 cuerdas, algo menos excéntrica— no solo en un instrumento único, sino que consigue que cualquier guitarrista se sienta cómodo prácticamente desde el primer momento. 

Afinación

 Cuando tuve oportunidad de preguntar a Bob Taylor a quién pensaba que estaba dirigida la guitarra, me encantó su respuesta y mi aprecio por el instrumento se duplicó. «Es para la gente de edad que ya no llega a las notas agudas de “Have You Ever Seen The Rain”», bromeó. Y así es: proporciona una manera sencilla de tocar tu canción favorita y conseguir cantar melodías que, de otro modo, quedarían fuera de tu alcance. Ya basta de transportar o afinar de nuevo: agarra la baritone, rasguea un acorde con forma de Do y he aquí que consigues un glorioso Sol. Y esa nota La aguda, que está en tantísimas canciones de John Fogerty, por no mencionar a los Journey, The Who, Eagles y similares, se convierte en un Mi, mucho más cómodo. (Si estas tonalidades y la jerga del canto es nueva para ti, no te pierdas mi lección de canto del artículo “Bate tu marca personal” del número de Wood&Steel de primavera de 2013.)
 Soy consciente de que Bob solo hablaba medio en serio —si hay alguien que sabe que la baritone tiene innumerables aplicaciones, ese es el Sr. Taylor en persona—, pero también hay mucho de cierto en su broma. Los cantautores que tocan la guitarra suelen tener predilección por las tonalidades cómodas para guitarra (Sol, La, Mi y DO, por ejemplo), lo cual significa que muchos acaban cantando muchas notas «altas» que el guitarrista medio que toca por afición no conseguirá cantar sin cierta formación vocal. La baritone hace posible que el guitarrista/cantante promedio consiga cantar canciones, tocando los acordes de forma tradicional, pero los acordes que se escuchan son una cuarta más graves, lo cual da al guitarrista aficionado mayor posibilidad de no desafinar con la voz.

A normal guitar only allows you to go up in pitch with a capo. The baritone, by being tuned a fourth lower, actually allows you go up and down in pitch.

 Te escucho diciendo «esto es genial pero, ¿qué pasa si no necesito bajar una cuarta? Tal vez me baste con un tono más grave. O, a lo mejor no necesito bajar nada, simplemente me gusta el sonido de las 8 cuerdas». Pues bien, la respuesta a estas preguntas es tan sencilla que habrá quien diga que es hacer trampas. Sí, me refiero a usar una cejilla. (He notado que la cejilla que mejor funciona es la Kyser para 12 cuerdas). 

A diferencia de las guitarras normales, que solo permiten subir la tonalidad usando cejilla, la baritone, al estar afinada una cuarta más grave, en realidad te permite subir y bajar de tonalidad. Todo cuanto necesitas para que una baritone quede con afinación estándar es colocar la cejilla en el 5º traste. Toca un acorde de Sol y eso es lo que escucharás. Pero, si quieres tocar un tema de Van Halen en Mi bemol, no afines de nuevo: baja la cejilla un traste, toca un Mi y así conseguirás un Mi bemol. O supongamos que quieres tocar encima de la versión original de «Yesterday» de los Beatles. Baja la cejilla dos trastes; «Yesterday» suena en Fa, pero McCartney tocaba en Sol, afinando un tono completo más grave. ¿Por casualidad te va más la velocidad de «Hear My Train a Comin’», de Hendrix? Pon la cejilla en el primer traste de la baritone; y ¡buena suerte! (¡Hendrix usó una afinación dos tonos completos más grave!). Como puedes notar, simplemente la versatilidad de poder usar una afinación más grave es suficiente para atraer el interés de cualquiera. Pero, espera, aún hay más…

Textura, tono y falso bajo

 Una de las muchas virtudes que también ofrece la afinación más grave de la baritone es la manifestación tímbrica de acordes y notas individuales que colocan el sonido de la baritone en un punto intermedio entre una guitarra estándar y un bajo… O, como me gusta pensar, un cello. La de 8 cuerdas cuenta con la ventaja adicional del repique de las dos cuerdas centrales octavadas, que llenan el sonido aún más, en especial al tocar rasgueos.
 Algunas de las aplicaciones prácticas de estas características únicas son: 1) variación de texturas cuando se toca con otros guitarristas, gracias a las cuerdas más graves y las cuerdas unísonas (tocar Sol, Do y Re al unísono con una guitarra estándar ya es una experiencia auditiva emocionante); 2) variaciones en la sonoridad de los acordes que permiten que la baritone se toque en distintos registros de frecuencias, con distintas formas de acordes; por último, 3) la capacidad para tocar líneas de falso bajo. Estas dos últimas funciones pueden requerir una explicación un poco más detallada, de manera que vamos a situarlas en el contexto de una canción. 

El Ejemplo 1 es la melodía de la sección A del clásico indispensable del bluegrass "Arkansas Traveler", con notación para guitarra con afinación normal, en clave de Re, con acordes abiertos de tipo «cowboy». Hasta aquí, nada inusual. 

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El Ejemplo 2 es exactamente la misma melodía, pero transcrita para baritone. Si no tienes una baritone a mano, no te ofusques: sí, la tonalidad ha cambiado sobre el papel, pero cuando tocas la baritone en tonalidad de La, en realidad sonará en tonalidad de Re. Como sin duda habrás notado, no solamente la melodía ha cambiado de posición, sino que los acordes también son diferentes. Una vez más, gracias a que la baritone está afinada una cuarta más grave, el acorde de La en realidad sonará como un acorde de Re. Este es un ejemplo de cómo utilizar la baritone para variaciones de la sonoridad de los acordes y del registro de frecuencias.

 El Ejemplo 3 presenta una línea de bajo para guitarra estándar. Ahora bien, si lo tocas con una guitarra normal, verás que el Ejemplo 3 funciona, pero resulta bastante agudo para ser una línea de bajo. 

Por otro lado, el ejemplo 4, transcrito para baritone, resulta denso, está lleno de matices y tiene un sonido pleno, como debe ser una línea de bajo.

¿Un instrumento nuevo?

 A principios del siglo XVIII, Bartolomeo Cristofori inventó lo que ahora llamamos piano, que era una variación radical del clavicordio (y mucho más que eso). A pesar de que la apariencia física externa tanto del clavicordio y del piano son similares, nadie confundiría jamás el sonido de ambos instrumentos. Además, ambos pueden tocarse de la misma manera, pero el mayor control expresivo y la flexibilidad tímbrica del piano hizo que los compositores se replantearan su manera de abordar la música para teclado y ayudó a conformar un nuevo corpus de obras musicales que cambió la música para siempre.  

 Así es como veo y escucho la baritone de 8 cuerdas.

 Ya he explicado en detalle por qué creo que las baritone de 6 y de 8 cuerdas son una incorporación estupenda para la colección de cualquier guitarrista, pero permitidme que me exprese de manera un poco más personal y sugiera que la barítone de 8 cuerdas no tiene más límites que los de nuestra propia imaginación.

 Personalmente, he hecho todo cuanto he podido para componer, lento pero seguro, un corpus de música específicamente diseñada para la baritone de 8 cuerdas. Estos temas enfatizan la textura individual, el tono y el timbre del instrumento; realzan los enormes y resonantes armónicos que produce la guitarra y explotan las diferencias extremas de registro existentes entre las cuerdas sin entorchado, la dobles y las graves entorchadas. A efectos prácticos, estos temas solo pueden interpretarse adecuadamente con una baritone de 8 cuerdas, una guitarra que permite producir una música que ningún otro instrumento consigue. Y estoy escribiendo esa música porque ella misma quiere ser escrita. En última instancia, este es el motivo por el cual la baritone de 8 cuerdas es perfecta para mí: inspira y estimula. ¡Y también responde!

Artist Spotlight

Hagamos ruido con Glen Andrew Brown

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El galardonado artista, compositor y diseñador de sonido para cine, televisión y videojuegos nos abre la puerta a su proceso creativo.

Nota editorial: El equipo de relaciones con artistas de Taylor tiene el envidiable privilegio de trabajar con una comunidad tremendamente diversa de músicos de gran talento repartidos por todo el planeta. Esa diversidad no se limita a géneros musicales o contextos culturales, sino que abarca los variopintos caminos creativos que los artistas exploran para dejar su huella.

Un buen ejemplo de ello es Glen Andrew Brown, un compositor, diseñador de sonido e ingeniero de posproducción de audio para cine, televisión, teatro y videojuegos residente en el Reino Unido y ganador de un premio BAFTA otorgado por la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión. El impresionante currículum musical de Brown incluye la creación de arreglos musicales y el diseño de sonido para piezas de publicidad de algunas de las marcas más importantes del mundo, paisajes sonoros para videojuegos de PlayStation como Returnal, God of War o Sackboy: Una aventura a lo grande, músicas para producciones de televisión de la BBC y Amazon Prime, y la partitura teatral para una adaptación de El gran Gatsby estrenada en el West End londinense.

Recientemente, Brown contactó con su compatriota Dan Boreham, gerente de marketing de Taylor para el Reino Unido y la Unión Europea y miembro clave de nuestro equipo de relaciones con artistas en esa zona. Pero mejor que sea Dan quien siga contando la historia a partir de este punto…


Glen y yo quedamos para vernos en una cafetería cerca de la ciudad en la que vivo. Se vino en coche hasta la costa sur de Inglaterra para escapar por unas horas del frenesí de la vida laboral de Londres. Glen es un gran seguidor de Taylor, así que quería explorar formas de estrechar su vínculo con nosotros. Y de ese encuentro surgió una nueva amistad.

Glen es un tipo tranquilo que se siente tan cómodo hablando como escuchando. Pasamos bastante tiempo charlando sobre grabación y mezcla (ahí empezó mi carrera en la música) y de su amor por las guitarras Taylor, y la verdad es que coincidíamos en nuestra visión de muchos aspectos de la industria. Comentó su trabajo de composición para videojuegos, televisión y espectáculos de teatro, y también me habló de su nueva aventura: el dúo Tendai + Glen, con el que acaba de firmar un contrato discográfico.

Me sentí cautivado por la humildad, las historias y la sabiduría de Glen. Fue muy generoso con sus conocimientos, y se mostró entusiasmado con la idea de hacer algo con Taylor más allá de simplemente llevarse una guitarra prestada y adiós muy buenas. El primer resultado de esta colaboración es el vídeo Making Noise, con el que queremos inspirar a artistas de todos los niveles a través de una narrativa basada en el espíritu de creación, experimentación y búsqueda de una voz musical propia partiendo de algo tan simple como una guitarra acústica.

Tal como Glen explica en esta pieza (en la que toca una 618e y una 312ce-N), no hace falta más que unas pocas notas de guitarra y algunas buenas ideas para construir ricos paisajes sonoros con múltiples capas que evocan distintos estados de ánimo.

Espero que esta introducción te haya dado ganas de conocer con más profundidad el proceso creativo de Glen. Y, si quieres saber más sobre su trabajo y sus métodos de construcción de sistemas musicales a medida para videojuegos, pásate por su página web.


Tendai + Glen

En esta sesión para nuestra serie Taylor Soundcheck, Glen y Tendai Humphrey Sitima, su compañero en el dúo Tendai + Glen, interpretan dos temas originales: “Boldly Growing” y “I Didn’t Want Me”. Su estilo es una ecléctica mezcla de pop, R&B, jazz y otros colores musicales que dan forma a un sonido muy personal. Entre canción y canción, los dos artistas reflexionan sobre los rasgos que hacen única su asociación creativa y comentan su manera de combinar diferentes elementos musicales en un arreglo que eleve la esencia de cada pieza. En ambos temas, Tendai toca una 312ce-N y Glen una 724ce con el acompañamiento de un cuarteto de cuerda.

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  • 2023 Edición 3 /
  • Artesanía en acción: la creación de un apoyabrazos personalizado

Artesanía en acción: la creación de un apoyabrazos personalizado

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Nos fijamos más de cerca en la extraordinaria habilidad manual que se necesita para esculpir el apoyabrazos biselado de nuestras guitarras custom.

El apoyabrazos de una guitarra acústica no es cualquier cosa. Se trata de un trabajo artístico que combina forma y función para ofrecer las ventajas prácticas de una experiencia de interpretación más ergonómica y, al mismo tiempo, elevar el atractivo estético del instrumento. Con sus contornos estilizados, maderas visualmente cautivadoras y, en muchos casos, fileteados decorativos realzados por un acabado brillante, un apoyabrazos puede transformar a una guitarra en una obra de arte nacida para ser convertida en música (sobre todo, en manos de unos artesanos tan talentosos como los nuestros).

La línea Taylor maneja tres estilos de apoyabrazos: biselado, con una superficie elegantemente contorneada (presente en las guitarras de nuestro programa de instrumentos personalizados de máxima calidad y también en la colección Builder’s Edition); radiado, con un borde de la caja más redondeado (integrado en las guitarras de las series Presentation, 900 y 800), y una versión de tipo biselado más sencilla y adaptable al proceso de producción de los modelos básicos de nuestra serie Academy fabricados en Tecate (porque creemos que la comodidad es un aspecto especialmente importante para los guitarristas que empiezan con el instrumento).

Beveled Armrest

Radius Armrest

Bevel-like Armrest

Artesanía manual de gama alta

Aunque Taylor es conocida en todo el mundo como un fabricante de nivel industrial, la verdad es que dedicamos muchísimo trabajo manual experto a cada guitarra que sale de nuestras instalaciones. Y el grado de pericia necesario para ejecutar los apoyabrazos biselados de algunos de los modelos personalizados que creamos en nuestra planta de El Cajón es simplemente excepcional.

«Es un ejercicio de concentración y paciencia», afirma el diseñador jefe Andy Powers, que puede hablar por experiencia.

«Requiere la máxima atención al detalle, ya que en esencia estamos moldeando todos los elementos (diminutas secciones de fileteado, superficies compuestas encoladas y láminas curvadas) en una “escultura” de madera perfectamente unificada», dice. «Y el paso final implica un lijado impecable en el que corremos el riesgo de tirar por la borda todo el trabajo que hemos hecho antes. Pero, a pesar del esfuerzo, que es enorme, el resultado vale la pena».

Una nota aclaratoria sobre las guitarras con apoyabrazos biselado que construimos en El Cajón: en realidad, hacemos dos versiones. Los modelos personalizados con apoyabrazos exigen el nivel de habilidad individual más alto, porque incorporan una lámina de madera y están tallados a mano. Por su parte, los apoyabrazos de los modelos Builder’s Edition son un poco más fáciles de producir, y contamos con una serie de herramientas (desarrolladas internamente por nuestro equipo de maquinaria) que nos permiten mecanizar con CNC las piezas de caoba destinadas a esa parte de la guitarra. Además, el acabado de estos apoyabrazos no incluye la lámina de madera adicional.

Aquí explicaremos algunas etapas de la creación de los apoyabrazos biselados y radiados. Pero, en justicia, lo mejor es que veas el proceso con tus propios ojos para poder apreciarlo de verdad. No vamos a mostrarte todos y cada uno de los pasos, pero sí queremos destacar algunas fases relevantes, especialmente en el caso del apoyabrazos biselado para modelos custom. En este vídeo puedes ver cómo se esculpe un apoyabrazos y se termina con una lámina de arce veteado en una caja Grand Auditorium diseñada a medida con una espléndida koa veteada.

El arte de un apoyabrazos biselado custom

¿Cómo afecta el apoyabrazos al sonido de una guitarra?

Muchas veces, nuestros clientes nos preguntan si el apoyabrazos modifica el sonido de la guitarra. La respuesta corta es que sí, pero, tal como aclara Andy, la diferencia no se debe a que el apoyabrazos altere significativamente la sonoridad inherente al instrumento, sino al hecho de que su presencia lleva a otra dimensión la interacción física entre el intérprete y la guitarra.

“El apoyabrazos optimiza la relación entre el músico y su instrumento», argumenta Andy. “El sonido que escuchamos nunca se puede reducir a las manos del intérprete o a la voz de la guitarra. Lo que nos está llegando es la relación entre ambas cosas. Por lo tanto, si con un apoyabrazos conseguimos que la guitarra sea más ergonómica, estaremos mejorando la experiencia musical en conjunto, porque el guitarrista tiene en sus manos un instrumento más cómodo y “acogedor” y eso le permite tocar más relajado. En definitiva, contribuye a una mejor interpretación. Y así es como un apoyabrazos influye sobre la voz de la guitarra”.

Todo empieza en nuestra sección de doblado y encolado de los aros, que formarán el contorno de la caja de la guitarra. Normalmente, añadimos unas tiras ranuradas (las contrafajas) en la parte interior de los bordes de los aros para aumentar la superficie de encolado y reforzar la sujeción de la tapa y el fondo. En las guitarras con apoyabrazos, encolamos una pieza de caoba maciza mecanizada por CNC en la zona del lóbulo inferior en la que colocaremos el apoyabrazos. Esta pieza proporciona el material que luego se trabajará para darle la forma adecuada a la madera.

Después de encolar y colocar la tapa y el fondo, en la caja se tallan las ranuras para los perfiles y el fileteado. A continuación, utilizamos un par de plantillas a medida (tenemos juegos específicos para cada forma de caja) para localizar la posición exacta de las ranuras de las incrustaciones del fileteado de la tapa y el aro que rodeará al apoyabrazos. Una de las plantillas se usa para el recorte de la tapa; la otra, para el fileteado del aro a lo largo del lado de graves del lóbulo inferior. Ambas plantillas se adhieren al vacío a la caja. Una vez talladas las ranuras, sus bordes se alinean con las ranuras del fileteado que hemos cortado previamente para crear una transición suave en la caja.

La técnica de incrustación de los perfiles y el fileteado es similar a nuestro procedimiento de instalación estándar. Sin embargo, la incrustación de la tapa puede ser más compleja en guitarras personalizadas con ornamentación de abulón contorneada con fileteado a rayas junto con perfiles de madera o el material del apoyabrazos, por ejemplo. Todas las líneas de fileteado se incrustan antes de esculpir el apoyabrazos.

Para tallar y modelar manualmente los contornos, se utiliza una escofina japonesa de dos lados. La mayor parte de la madera se retira con el lado grueso, mientras que la parte fina se emplea para el tallado más delicado. La curva redondeada se suaviza con una lima. El nivelado de la superficie del apoyabrazos se comprueba con un perfil recto y, si hay que hacer algún último ajuste, se repasa la madera con un raspador. Seguidamente, se emplea un taco de lijado para garantizar la máxima suavidad del contorno final y se encola una lámina cortada con láser de una madera de un color que combine con el de los perfiles (o que sea de la misma especie). Por último, se raspa el posible exceso de material de la lámina y se vuelve a pasar la lija.

La elaboración de un apoyabrazos radiado

Nuestro apoyabrazos radiado apareció en el 2017 con el estreno de la Serie 800 Deluxe. Más tarde, la reconfiguración de nuestra línea de guitarras nos llevó a prescindir de esa serie, pero el apoyabrazos radiado pasó a ser una característica estándar de las series 800, 900 y Presentation.

En comparación con el perfil inclinado del apoyabrazos biselado, el diseño radiado presenta un contorno suavizado del borde algo más estrecho y redondeado en la parte del lóbulo inferior. En los modelos de la Serie 800, el apoyabrazos luce una pieza de palosanto en consonancia con la estética «palosantesca» de nuestra serie insignia. Esta pieza está modelada con una silueta estilizada cuyos extremos en punta describen una transición fluida hacia los perfiles de arce y el recorte de palosanto de la tapa. En la Serie 900, el apoyabrazos y los perfiles son de ébano con recorte de paua y koa. Por su parte, la serie Presentation viene con apoyabrazos y perfiles de ébano con recorte de paua y fileteado de líneas ultrafinas en blanco y negro.

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Clases de guitarra: rasgueo, punteo y muteado

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Taylor Gamble vuelve con un trío de fundamentos técnicos que te ayudarán a sonar como un profesional.

Aquí estamos de nuevo con las clases de Wood&Steel de la mano de la educadora y guitarrista de estudio Taylor Gamble.

En esta ocasión, Taylor vuelve a la casilla de salida para profundizar en tres conceptos esenciales para cualquier guitarrista: el rasgueo, el punteo y el «muteado» o palm muting (es decir, el arte de silenciar el sonido de las cuerdas con la palma de la mano). Lo ideal sería practicar estas técnicas hasta tenerlas totalmente interiorizadas: esa es la manera de dominar intuitivamente las dinámicas de volumen y los matices de la pulsación que le dan una auténtica musicalidad a una pieza.

Nivel principiante: rasgueo

En la primera lección, Taylor presenta los aspectos básicos del rasgueo e ilustra cómo unas sutiles variaciones pueden añadir color y expresividad a tu sonido.

Nivel intermedio: rasgueo y punteo

A continuación, Taylor comenta técnicas de punteo sencillas y demuestra cómo la combinación del rasgueo y el punteo puede crear bonitas melodías partiendo de digitaciones de acordes básicas.

Nivel avanzado: muteado

Y, como colofón, aprenderás un recurso empleado por guitarristas de todo tipo de estilos, desde el pop y el R&B hasta el country y el heavy metal: el muteado de cuerdas con la palma de la mano (palm muting en inglés). Taylor te enseña a silenciar suavemente las cuerdas con la palma de la mano que las pulsa y a combinar ese efecto con el rasgueo abierto y el punteo para aportar dinámica a tu interpretación.

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Lead image of two Taylor acoustic guitars sitting on their sides next to a pack of D'Addario strings and a coil of guitar strings on a white background

Tenemos cuerda para rato

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Después de hacer pruebas y más pruebas con nuestros amigos de D’Addario, finalmente en Taylor nos pasamos a sus cuerdas XS con recubrimiento

Después de 24 años, hemos decidido que es hora de cambiar nuestras cuerdas.

Y estamos encantados de anunciar que ya hemos empezado a adoptar las cuerdas D’Addario XS de bronce fosforado con recubrimiento en nuestros modelos acústicos de cuerdas de acero. A partir de este verano, la mayoría de las guitarras Taylor fabricadas en Estados Unidos llevarán cuerdas XS con recubrimiento (o cuerdas XS de níquel con recubrimiento para eléctrica en los modelos T5z), y también hemos iniciado esa transición en los instrumentos construidos en nuestra planta de México, desde las Baby Taylor hasta la Serie 200 Deluxe.

El cambio fue propuesto por el diseñador jefe de Taylor, Andy Powers, que quería sacar partido al sonido, la sensación, la durabilidad, la consistencia y el rendimiento de las cuerdas XS con recubrimiento en sus últimos diseños de guitarra y otros modelos de la línea Taylor.

«Estamos muy ilusionados con este nuevo capítulo de nuestra colaboración con D’Addario», declara Andy. «Las cuerdas XS son muy consistentes y ofrecen una respuesta magnífica. Queremos optimizar la musicalidad de nuestras guitarras para ayudar a los artistas a expresarse en toda su plenitud.»

Esta decisión viene respaldada por una larga asociación entre Taylor y D’Addario, que nos ha llevado a utilizar sus cuerdas de acero durante muchos años. Es más, también hemos recurrido a sus juegos de nylon desde la introducción de nuestras guitarras con cuerdas de ese material allá por el 2003. En realidad, ambas empresas están unidas por una filosofía muy parecida que se refleja en nuestra pasión compartida por la innovación, la excelencia industrial y el liderazgo en cuestiones de sostenibilidad.

«Tengo la impresión de que emitimos en la misma frecuencia», afirma Jim D’Addario, fundador, presidente de la junta y director de innovación de D’Addario. «Gestionamos nuestras empresas prácticamente igual».

Rendimiento consistente

A lo largo de su carrera en Taylor, Andy ha ido exponiendo sus puntos de vista sobre los diversos ingredientes que influyen en la receta de un diseño de guitarra (las maderas elegidas, las dimensiones de la caja, la arquitectura de varetaje interno…) y cómo sus interacciones particulares dan forma a la identidad sonora del instrumento. 

Otro elemento esencial son las cuerdas, que literalmente ponen a la guitarra en movimiento y, por definición, deben optimizar su resultado musical. Para Andy, hay varios parámetros esenciales que determinan la funcionalidad de una cuerda: la precisión de la afinación, el rango dinámico, el sustain y la sensación.

Y algo que le parece especialmente importante es que las cuerdas de un mismo juego tengan un rendimiento consistente.

«Lo que más me preocupa es que todas las cuerdas se comporten de la misma manera», enfatiza. «Como luthier, quiero que el juego completo tenga exactamente el mismo carácter. Si eso no sucede, puedes echar a perder toda la guitarra en conjunto».

Esa necesidad de consistencia en cada juego de cuerdas aumenta exponencialmente con una escala de producción como la de Taylor, que se sitúa en unas 200 000 guitarras al año. Gracias a la sofisticación de nuestros procesos de fabricación, hemos podido alcanzar un nivel de estabilidad extraordinario en cuanto a la calidad de construcción de los instrumentos. Y D’Addario también ha logrado una consistencia impresionante con sus tecnologías y métodos de precisión patentados, que les permiten producir 800 000 cuerdas al día.

El valor de las cuerdas con recubrimiento

Otra consideración relevante es la longevidad de la vida útil de las cuerdas, especialmente en un entorno comercial en el que una guitarra puede pasar por las manos de muchos clientes hasta encontrar un hogar permanente. Por bien hecha que esté una guitarra, si las cuerdas están sucias o no vibran correctamente su respuesta tonal se verá afectada… y eso podría condenarla a languidecer en una tienda.

Esta es una de las razones por las que Taylor adoptó las cuerdas de acero Elixir en 1999. D’Addario fue el primer fabricante que ofreció cuerdas de guitarra con recubrimiento, una tecnología revolucionaria que demostró su eficacia para alargar notablemente la vida de las cuerdas en un contexto de tienda con un tráfico intenso.

D’Addario y Taylor se alían para crear el GS Mini Bass

Un gran ejemplo del espíritu innovador que une a Taylor y D’Addario es la creación de nuestro galardonado GS Mini Bass, que vio la luz en el 2017. Andy ya llevaba un tiempo explorando formas de aprovechar las proporciones compactas de la popular GS Mini para diseñar un bajo acústico pequeño y ergonómico. La idea no dejaba de ser radical, ya que la escala de este instrumento era unos 250 mm más corta que la de un bajo normal. Por lo tanto, un juego de cuerdas tradicional simplemente no aguantaría una afinación precisa con esa longitud de escala.

Andy presentó su idea al equipo de ingeniería de D’Addario, que jugó un papel fundamental como socio de desarrollo. Durante más de un año, los profesionales de D’Addario trabajaron con Andy para encontrar una formulación de cuerdas especial que garantizara el buen funcionamiento del bajo. El resultado fue una solución realmente única: una cuerda con núcleo de nylon entorchada con un alambre de bronce fosforado tradicional.

«La combinación funcionó muy bien», dice Andy. «Sin esas cuerdas, no sé si habríamos sido capaces de producir el instrumento».

Un gran ejemplo del espíritu innovador que une a Taylor y D’Addario es la creación de nuestro galardonado GS Mini Bass, que vio la luz en el 2017. Andy ya llevaba un tiempo explorando formas de aprovechar las proporciones compactas de la popular GS Mini para diseñar un bajo acústico pequeño y ergonómico. La idea no dejaba de ser radical, ya que la escala de este instrumento era unos 250 mm más corta que la de un bajo normal. Por lo tanto, un juego de cuerdas tradicional simplemente no aguantaría una afinación precisa con esa longitud de escala.

Andy presentó su idea al equipo de ingeniería de D’Addario, que jugó un papel fundamental como socio de desarrollo. Durante más de un año, los profesionales de D’Addario trabajaron con Andy para encontrar una formulación de cuerdas especial que garantizara el buen funcionamiento del bajo. El resultado fue una solución realmente única: una cuerda con núcleo de nylon entorchada con un alambre de bronce fosforado tradicional.

«La combinación funcionó muy bien», dice Andy. «Sin esas cuerdas, no sé si habríamos sido capaces de producir el instrumento».

El contacto con el equipo de D’Addario se ha mantenido desde el estreno del bajo en el 2017. Durante estos años, Andy ha ido imaginando nuevos diseños de guitarra mientras en D’Addario impulsaban los proyectos de investigación y desarrollo que en el 2021 culminaron en el lanzamiento de sus cuerdas premium XS con recubrimiento. Por el camino, Andy tuvo la oportunidad de experimentar con varios prototipos de las cuerdas XS y de ir valorando su rendimiento en los nuevos diseños de varetaje V-Class y otros modelos que estaba proyectando, como la Taylor Grand Pacific.

Jim D’Addario aún tiene muy presente el impacto de una opinión positiva de Andy después de probar una hornada específica de cuerdas XS.

«Cuando aquel correo electrónico de Andy circuló por la oficina, el clima fue de celebración», evoca.

Innovación XS

Según Jim D’Addario, el desarrollo y perfeccionamiento de la tecnología necesaria para producir el recubrimiento de las cuerdas XS le llevó a su grupo de ingenieros más de cuatro años y medio de trabajo.

«Tuvimos que crear nuestra propia película y después tratarla, impregnarla, cortarla y colocarla en bobinas», recuerda. «Hubo que fabricar bobinadoras especiales para enrollar esa cinta tan delgada, que tiene una 30.ª parte del grosor del papel film transparente convencional. Y, para mí, el resultado es la mejor cuerda con recubrimiento del mercado, porque es muy duradera y el sonido no hace pensar que esté recubierta de ningún material. El tono es casi idéntico al de una cuerda sin recubrimiento. De hecho, este producto me hace sentir especialmente orgulloso».

Para Andy, la versión final de las cuerdas cumplía todas las condiciones que consideraba importantes para avanzar en sus diseños.

«El movimiento de las cuerdas XS favorece una afinación verdaderamente precisa», argumenta. «Eso significó un gran paso adelante para mí. Son unas cuerdas con un carácter más musical, una sensación muy agradable, una respuesta magnífica y una consistencia excelente. Tienen todo lo que yo relaciono con la musicalidad: el rango dinámico, la precisión de la afinación, la sensación, el sustain… Y, cuando te explican cómo están hechas, todo tiene sentido».

Anatomía de una cuerda: la tecnología de las D’Addario XS más a fondo

  • Recubrimiento ultrafino: La tecnología patentada por D’Addario permite producir un recubrimiento diez veces más fino que un cabello humano, y ofrece un altísimo grado de protección ante contaminantes que maximiza la vida útil de la cuerda. Esta tecnología aplica una película extremadamente delgada a las cuerdas entorchadas y un tratamiento de polímero exclusivo a las cuerdas de acero sin entorchado.
  • Estructura de núcleo hexagonal: La configuración hexagonal del núcleo fortalece el agarre del alambre enrollado para mejorar la durabilidad y la estabilidad dimensional y favorecer la precisión de la afinación.
  • Tecnología «Fusion Twist»: Según el equipo de D’Addario, esta técnica de construcción optimiza la afinación y aumenta la resistencia a la rotura de las cuerdas sin entorchado.
  • Alambre de núcleo de acero con alto contenido de carbono: Uno de los puntos fuertes de D’Addario es su capacidad para procesar el acero en sus propias instalaciones, lo cual ayuda a mejorar la estabilidad de la afinación y la resistencia a la rotura.
  • Trefilado en la planta de D’Addario: Las máquinas y los procesos de trefilado desarrollados y patentados por D’Addario permiten a la empresa controlar al detalle la calidad y consistencia del alambre que utiliza.

Taylor y D’Addario, de tú a tú

A principios de este año, durante la preparación del anuncio público de nuestra nueva colaboración, Bob Taylor y Andy Powers visitaron la sede de D’Addario en Farmingdale (Long Island, Nueva York) para participar en una charla con Jim D’Addario. Jason Verlinde, editor de la revista Fretboard Journal, moderó una conversación grabada en vídeo en la que Bob, Andy y Jim reflexionaban sobre su relación, su respeto mutuo, la filosofía de ambas empresas y los factores que las hacen compatibles como socios comerciales.

«A Jim y a mí siempre nos ha encantado industrializar las cosas», señala Bob. «Hacer máquinas, crear productos de alta calidad. Yo respeto mucho el talento de Jim».

Para Jim, la clave del éxito de D’Addario es la curiosidad y una capacidad de persistencia muy arraigada en su cultura empresarial.

«Si creo que tenemos una buena idea pero no está funcionando, no la suelto hasta conseguir que acabe saliendo adelante, y eso nos ha convertido en lo que somos. Siempre estamos buscando formas de hacer mejor las cosas».

Esa perseverancia en pos de la innovación subraya la naturaleza simbiótica de las culturas de ambas compañías, y en parte explica las trayectorias paralelas que las dos han recorrido durante el último medio siglo.

Aunque Andy llegó a Taylor más tarde (en el 2010), ya había tratado a Jim desde hacía tiempo y respeta enormemente lo que él y su empresa han logrado.

«Cuando conocí a Jim, encontré un espíritu afín», sostiene Andy. «El luthier que hay en nosotros quiere caminar junto al fabricante de cuerdas que hay en ellos».

Aquí tienes la charla completa.

The conversation about the strings calls to mind comments Andy made about the importance of feel and response in a 2022 interview in Wood&Steel.

Esta conversación trae a la memoria los comentarios de Andy sobre la importancia de la sensación y la respuesta en una entrevista publicada en Wood&Steel en el 2022.

«Aquí hay cosas que van más allá de la sonoridad, porque no estamos hablando solo de lo que escuchas, sino de lo que la guitarra te hace sentir», remarcaba. «Y esto no tiene que ver con la tensión de las cuerdas, su longitud de escala ni su distancia respecto al diapasón, que son propiedades mesurables. Se trata de la comunicación de ida y vuelta que experimentas cuando tocas una guitarra. La combinación del sonido que le sacas con aspectos táctiles como la sensación de las cuerdas bajo las yemas de los dedos, la resistencia, la flexibilidad o la sensibilidad al tacto es lo que da forma a la interacción de un intérprete con el instrumento».

Reducción del desperdicio de cuerdas y lanzamiento de un programa de reciclaje

Un importante valor compartido por Taylor y D’Addario es el compromiso con la gestión medioambiental y la responsabilidad social en las prácticas comerciales, que se traduce en el deseo de utilizar métodos de fabricación modernos para crear procesos eficientes y reducir el desperdicio de recursos. En el marco de esta nueva cooperación, Taylor y D’Addario han estado discutiendo estrategias para que las cuerdas estén más cerca de la longitud realmente necesaria (sobre todo para guitarras de escala más corta como la GS Mini) con el objetivo de disminuir el excedente de materiales.

Otro claro ejemplo de la voluntad de D’Addario de minimizar su impacto ambiental es la producción de cuerdas con un recubrimiento que prolonga significativamente su vida útil, lo cual evita que los guitarristas tengan que cambiarlas con tanta frecuencia. Y, para mitigar los residuos relacionados con las cuerdas usadas, D’Addario ha realizado una importante inversión en un programa pionero de reciclaje llamado Playback y concebido en colaboración con TerraCycle, una compañía especializada en el desarrollo de soluciones para productos difíciles de reciclar.

Gracias a esta iniciativa, actualmente puesta en práctica en los Estados Unidos continentales, los músicos pueden reciclar sus cuerdas de guitarra e instrumentos de orquesta usadas (tanto de acero como de nylon) dejándolas en contenedores específicos instalados por D’Addario y TerraCycle. La mayoría de estos contenedores de reciclaje se encuentran en tiendas de música que participan en el proyecto. (Para localizar un contenedor en una zona concreta, entra aquí). Las cuerdas de metal se vuelven a fundir en nuevas aleaciones, y las de nylon se reciclan para aplicaciones de plástico industrial.

Desde nuestra posición como empresa colaboradora, estamos muy orgullosos de formar parte del programa y animamos a los propietarios de instrumentos Taylor a que reciclen sus cuerdas. Nosotros hemos instalado contenedores para uso interno en áreas estratégicas de nuestro campus de El Cajón (California), como el departamento de Reparaciones. Asimismo, hemos añadido un contenedor en nuestro Centro de visitantes, de manera que también figuramos en la página web de D’Addario como centro público de entrega de cuerdas para reciclaje.

A través del programa Playback, los músicos incluso tienen la opción de enviar sus cuerdas usadas a reciclaje creando una cuenta gratuita en la sección «Players Circle» de la página web de D’Addario, desde la cual se puede descargar una etiqueta de envío. La condición para utilizar este servicio es que, con la idea de rebajar la huella de carbono asociada al transporte, los paquetes deben pesar un mínimo de 2,25 kg.

Por lo tanto, desde D’Addario sugieren que las personas interesadas reúnan cuerdas usadas de otros intérpretes (amigos, compañeros de banda, alumnos de clases de música…) para cumplir con este requisito de peso y enviar cantidades más grandes con mayor eficiencia (TerraCycle llama a esta práctica «trabajo de brigada»). Otro incentivo para que los músicos se sumen a esta iniciativa es la posibilidad de ir acumulando puntos por cada envío a través de la cuenta Players Circle. Posteriormente, esos puntos servirán como moneda de cambio para comprar algunos productos D’Addario incluidos en el programa.

Con esta unión entre instrumentos con estatus de leyenda y cuerdas que no solo son duraderas y de máxima calidad sino que además se pueden reciclar, la experiencia de tocar una Taylor puede resultar más gratificante que nunca para los guitarristas.

Image of a worker handling spruce boards at a sawmill with a computer screen

Con buen corte

Bajar

¿Alguna vez te has preguntado qué hay detrás del proceso de corte de la pícea para tapas de guitarra? Visitamos a nuestros amigos de Pacific Rim Tonewoods para dar a conocer su trabajo y analizar las perspectivas de futuro de la pícea.

La tapa armónica de una guitarra acústica es un elemento excepcionalmente valioso. El propio nombre de «tapa armónica» indica la importancia de su papel, que no es otro que transferir la energía de la vibración de las cuerdas de una guitarra de manera que muevan más aire y, en última instancia, generen sonido.

«Yo siempre pienso en la tapa armónica como el cono de un altavoz», compara Bob Taylor. «Es la parte que realmente vibra. Y el fondo y los aros de la guitarra serían como el recinto de ese altavoz».

Durante siglos, la pícea ha sido la especie más utilizada para las tapas armónicas de los instrumentos de cuerda, desde la familia de los violines hasta mandolinas y guitarras acústicas. Las tablas armónicas de los pianos también se construyen con esta madera.

Y, ¿qué es lo que hace tan especial a la pícea? Para empezar, se trata de una madera conífera blanda, así que es ligera pero también rígida y resistente en las proporciones adecuadas, especialmente cuando se sierra en cuartos de la forma correcta (más adelante volveremos sobre esto). Su favorable relación fuerza-peso, que se manifiesta en un alto grado de elasticidad, también le permite soportar una tensión de cuerda considerable y, al mismo tiempo, convertir la energía de la vibración de las cuerdas en una respuesta tonal clara y dinámica.

Una tapa de pícea de calidad se puede poner en movimiento fácilmente con un toque suave, pero también responderá bien a un ataque más agresivo sin perder nitidez tonal. Además, la pícea tiene buena proyección y genera un sustain muy agradable. De hecho, también se usa para el varetaje interno de la guitarra, incluso cuando la tapa es de una madera dura como la caoba o la koa.

Muchos propietarios de instrumentos Taylor nos han hecho llegar preguntas sobre las cualidades de la pícea, el impacto de sus características físicas sobre el tono y las decisiones que tomamos en nuestros procesos de selección de la madera.

Últimamente, nosotros también hemos hablado bastante acerca de la interacción entre la tapa armónica y la arquitectura de varetaje interno de una guitarra, sobre todo a raíz del lanzamiento de nuestros innovadores diseños de varetaje V-Class y C-Class. Estos y otros patrones de varetaje son los encargados de orquestar y matizar el movimiento de la tapa armónica, y actúan en conjunto con el fondo y los aros para dar voz a la guitarra y definir su identidad tonal.

Viaje al origen: Pacific Rim Tonewoods

Este año, el tema de la pícea ha vuelto al candelero con el estreno de nuestra nueva 814ce Builder’s Edition, que utiliza una tapa de cuatro piezas en lugar de las configuraciones de dos piezas tradicionales. Y vamos a aprovechar la presencia de este peculiar rasgo de diseño en ese modelo para hablar del uso que hacemos de la pícea desde dos perspectivas: por un lado, las implicaciones profundas de la producción de una tapa armónica de pícea de alta calidad y, por el otro, las consideraciones en torno al diseño de tapas de cuatro piezas en el cambiante contexto de la disponibilidad comercial de árboles de pícea. En ambos casos, teníamos claro a quién recurrir para que nos iluminara con su conocimiento experto: nuestro socio proveedor de pícea Pacific Rim Tonewoods (PRT).

PRT lleva más de 35 años suministrando maderas de primera calidad desde su sede en Concrete (Washington), unos 80 kilómetros al sureste de Bellingham en la región de las Cascadas del Norte del valle del Skagit. Su relevancia en la industria de la guitarra acústica es descomunal: de ahí sale la mayor parte de las tapas de pícea de Sitka y de Lutz que se utilizan en las guitarras fabricadas en Estados Unidos, con unas cifras de entre 300 000 y 400 000 unidades al año.

Aparte de las tapas de pícea, PRT también suministra juegos de arce veteado (procedente de su área geográfica) y koa hawaiana para instrumentos musicales. Y, ya que hablamos de la koa, mencionaremos de pasada que PRT es nuestro socio en la empresa colaborativa Siglo Tonewoods, una polifacética iniciativa de silvicultura que combina la restauración de bosques nativos en Hawái con el cultivo de koa destinada a las generaciones futuras de luthiers.

En el número 81 de Wood&Steel (publicado en invierno del 2015) ya nos referíamos a la innovadora investigación sobre el arce que PRT estaba llevando a cabo con el objetivo de cultivar arce veteado apto para la creación de instrumentos.

En muchos aspectos, el fundador de PRT Steve McMinn y Bob Taylor son almas gemelas: los dos tienen una gran curiosidad natural, están enamorados de su trabajo, buscan formas imaginativas de elaborar productos de madera de alta calidad y mantienen un firme compromiso con la gestión forestal responsable. A través de su larga y estrecha cooperación, que les ha llevado hasta la creación de Siglo Tonewoods, ambas empresas miran a largo plazo y comparten una inquebrantable motivación en invertir en el futuro de las maderas para el sector de la música.

Un aserradero especializado para instrumentos musicales

Tal como apuntábamos en nuestro artículo del 2015, el padre de McMinn era guardabosques en la zona del Pacífico noroeste, y Steve siguió un camino parecido. Trabajó como leñador para pagarse la universidad, y en verano también formaba parte de los equipos de senderismo del Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos, lo cual estimuló su interés por la gestión medioambiental.

La chispa que le atrajo hacia el mundo de los instrumentos musicales se encendió cuando encargó un kit para construir una guitarra y observó que la calidad de las maderas que le habían enviado era inferior a la de las piezas que él podía obtener por sus propios medios. Entonces, McMinn empezó a rescatar árboles de pícea de Sitka derribados por tormentas en terrenos del Servicio Forestal de los Estados Unidos en Alaska y Washington. Al principio, lo que hacía era darse una vuelta por el bosque, cortar en bloques un tronco de pícea que le parecía adecuado y llevarse la madera a casa en una mochila. Con el tiempo aprendió a identificar las cualidades que los luthiers buscan en una tapa armónica de pícea, y fue perfeccionando su forma de aserrar la madera para ofrecer el mejor producto posible.

En una reciente conversación con Steve en las instalaciones de PRT, Bob recordaba el día de finales de los años 80 en que McMinn le trajo varios juegos de madera de muestra en el maletero de su coche para convencerle de que le comprara sus tapas de pícea.

«Me dijiste: “si te hiciera una tapa como esta, ¿la comprarías?”. “¡Claro que sí!”, contesté. La verdad es que yo las estaba pasando cada vez más moradas para conseguir pícea de calidad, hasta el punto de que prácticamente no tenía acceso a ella».

Y eso que, en aquella época, Taylor solo producía entre 4 y 6 guitarras al día…

El comentario de Bob tenía que ver con las condiciones que debe cumplir el corte de la pícea para satisfacer las necesidades de rendimiento de una tapa de guitarra.

Desde entonces, PRT se ha centrado en el suministro de maderas de primer nivel a fabricantes de instrumentos. Y, como en el caso de Taylor y otros nombres de la industria de la guitarra, sus operaciones han crecido tanto en tamaño como en sofisticación. El campus de PRT cuenta con nuevos edificios, máquinas y procesos al servicio de la transformación de troncos gigantescos en refinados componentes de guitarra.

PRT también está rompiendo barreras con investigaciones pioneras sobre la forma en que la pícea genera sonido acústico. Su equipo ha estudiado científicamente la influencia de propiedades como la rigidez, la densidad y la amortiguación, y ha logrado cuantificar esos parámetros para poder categorizar la madera en función del rendimiento sonoro predecible.

Según Steve, la ventaja de esa clasificación de las tapas es que permite dirigir la madera correcta a la guitarra apropiada de acuerdo con sus cualidades acústicas, y no simplemente por el aspecto visual. O, como le gusta decir a Steve: «hemos acabado con la tiranía de la imagen».

Si te interesa el universo de la guitarra, no hay nada como un recorrido por el campus de PRT para comprobar de primera mano el grado de capacitación y atención al detalle que la empresa dedica a sus procesos y para entender lo exigente que puede llegar a ser la producción de juegos de madera para instrumentos musicales. Por lo tanto, decidimos desplazarnos hasta allí para conocer sus operaciones más de cerca.

A mediados de marzo, viajé a Concrete para una visita de dos días con Bob Taylor, Scott Paul (nuestro director de sostenibilidad de recursos naturales) y Craig Evans (director de marketing de Taylor). Allí nos encontramos con el productor de vídeo Gabriel O’Brien y el cámara Chris Lallier para documentar el trabajo que se hace en PRT.

Gabriel y Chris pasaron un día con Eric Warner, gerente y socio de la empresa y mano derecha de Steve. El propio Warner, junto con el responsable de compras y experto «partidor» de troncos Justin El-Smeirat y el aserrador Derrick Schmidt, les guióguio por el proceso de transformación de un tronco de pícea en tapas de guitarra. El plato fuerte del segundo día fue la filmación de una mesa redonda en la que Bob, Scott, Steve y Eric trataron diversos temas relacionados con el uso de la pícea para tapas de guitarra.

Entre otras cosas, se habló de los lugares en los que PRT busca troncos de pícea y los criterios que se siguen para seleccionarlos, las características que hacen tan adecuada a la pícea para las tapas de instrumentos de cuerda, las propiedades más valoradas en la madera, el método para cortar las tapas, la importancia de aserrar las piezas en cuartos y las técnicas especializadas que PRT aporta al proceso.

Eric Warner y Scott Paul intervinieron con conocimiento de causa cuando la conversación derivó hacia los cambios en la disponibilidad de pícea de Sitka y las razones por las cuales se hará necesario cortar las tapas de guitarra en cuatro piezas. Bob, Steve, Scott y Eric comentaron las implicaciones de trabajar con árboles más pequeños y más jóvenes (de 80 a 120 años) en lugar de los especímenes más voluminosos y maduros (de 250 años en adelante) que se han estado utilizando durante siglos. Y, profundizando en esta cuestión, subrayaron la importancia de la adaptabilidad tanto en los procesos de corte de madera como en la propia fabricación de guitarras.

Nosotros hemos editado y estructurado la conversación en las cuatro secciones que te presentamos a continuación junto con una ojeada in situ al proceso de aserrado.

Parte 1: En busca de la madera perfecta

Bob Taylor y Steve McMinn hablan sobre la progresión de Pacific Rim Tonewoods hasta convertirse en un proveedor de pícea capital en la industria de la construcción de instrumentos musicales. También repasan las características que buscan en un tronco de pícea y opinan sobre las mejores prácticas para cortar pícea para tapas armónicas. Y Justin El-Smeirat, responsable de compras y técnico de sección de troncos de PRT, explica cómo se lleva a cabo el abastecimiento y transporte de troncos de pícea, qué criterios deben cumplir los árboles y cómo se evalúa y corta un tronco para sacarle el máximo partido.

Part 2: The Beauty of Spruce

Steve McMinn explains in more detail why spruce is suitable for guitar tops. We meet Justin El-Smeirat at the splitting deck, where he demonstrates how to split a spruce round into blocks to maximize yield. Eric Warner explains how making four-piece tops enables PRT to extract more value from a log. And Eric heads inside the mill to show us how spruce blocks are quartersawn into boards on a headrig, dodging defects within the block. Defects will dictate whether they can cut a larger dreadnought-size two-piece guitar top or a four-piece top. In between top board cuts, they’ll cut brace wood.

Part 3: Finding the Best Spruce for Guitars

Steve McMinn and Eric Warner talk about their newest “secret sauce,” sonic grading technology, which allows them to measure and sort spruce based on attributes like density, stiffness and damping. This helps predict its sonic performance properties in a way that provides guitar makers with greater predictability and consistency. Steve and Bob Taylor also talk about the value of precisely quartersawn wood and explain their preference for wider-grain spruce. In the mill, Eric shows us how boards are edged for four-piece tops and explains how boards are steered toward either tops or braces as the sawyer works around defects in the wood.

Part 4: A Changing Forest

Bob Taylor, Steve McMinn, Scott Paul and Eric Warner discuss the diminishing commercial availability of large, old-growth spruce and how sourcing smaller-diameter trees is leading to the cutting of more sets of four-piece tops. Despite it being more work both for cutting tops and making guitars, there are also benefits to be had, such as the ability to use more wood from a log and create an even more consistent grain structure with guitar tops. Bob and Steve talk about their willingness to adapt to the available resources in a way that respects the forest and continues to serve musicians without compromise.

Guitar designer Andy Powers plays a light blue Powers Electric guitar in a luthier's workshop

Un proyecto desde el corazón

Bajar

Andy Powers tiene una nueva niña de sus ojos. Es una guitarra eléctrica. Y no se llama Taylor.

Ya ha llovido desde que Andy Powers grabó su nombre en un clavijero de guitarra por primera vez.

Con su llegada a Taylor Guitars en el 2011, Andy dio carpetazo a su próspero negocio como luthier de instrumentos personalizados que igual te hacía una acústica de tapa plana que una guitarra de tapa curvada, una mandolina, un ukelele o una eléctrica. Ese repertorio tan diverso pone de manifiesto tanto su devoción por todo lo que lleva cuerdas como su capacidad para crear herramientas musicales de cualquier tipo.

Desde su fichaje por Taylor, el objetivo de Andy ha sido mejorar nuestros diseños de guitarras acústicas. Y lo ha cumplido con creces abriendo una vía que ha fructificado en innovaciones como su varetaje V-Class y una larga serie de modelos galardonados con premios de la industria. Pero hay algo que los seguidores de Taylor quizá no sepan, y es que la vida de Andy está profundamente marcada por el mundo de la guitarra eléctrica.

Pues bien, ha llegado la hora de desvelar esa historia de amor.

En nombre de Andy, queremos compartir su nuevo y apasionante proyecto en solitario: una línea de guitarras eléctricas llamada Powers Electric.

Ante todo, un aviso: no estamos hablando de una guitarra Taylor. Se trata de una eléctrica en estado puro con un diseño e identidad musical totalmente propios; una guitarra que a día de hoy solo puede salir de las manos de Andy y un selecto grupo de artesanos, y en cantidades muy pequeñas. Se trata de una creación tan personal que Andy la llama cariñosamente su «guitarra de taller». En definitiva, es la eléctrica de sus sueños.

Bob Taylor y Kurt Listug, los cofundadores de Taylor, animaron a Andy a sacar adelante el proyecto. Ambos pensaban que, para que la guitarra fuera la mejor expresión posible de su visión, Andy necesitaba libertad creativa para construirla al margen del lenguaje de diseño consolidado de la marca Taylor.

Por supuesto, estamos encantados de contarle al mundo cómo ha quedado el invento. Andy cree que en la categoría de la guitarra eléctrica hay espacio para un instrumento único y, a nosotros, nos parece que ha logrado algo muy especial.

Pero, antes de entrar en materia con la guitarra, veamos cómo el bagaje de Andy ha influido sobre su planteamiento de diseño.

La guitarra eléctrica, objeto de deseo temprano

La primera guitarra que conoció el pequeño Andy fue una acústica que había en la casa de su familia. Con una madre artista y un padre que era un excelente carpintero, el entorno doméstico (complementado por unas amplias reservas de madera sobrante) estimulaba el impulso de crear cosas. Así, aquel niño precoz se puso a construir su primera guitarra acústica antes de cumplir los 10 años. En retrospectiva, Andy admite que, siendo generosos, al resultado se le podría haber llamado «objeto con forma de guitarra». Pero la idea de crear un instrumento le sedujo.

Como músico, la primera guitarra comprada por Andy (con la ayuda de sus padres) fue una Stratocaster de segunda mano.

«Me lo pasé bomba con ella», evoca. «En aquella época, estaba obsesionado con el surf-rock instrumental de principios de los 60, al estilo de los Ventures. Después de absorber todo eso, descubrí a los músicos de rockabilly, blues y jazz que les precedieron y a los rockeros que vinieron después. En realidad, nunca he perdido la atracción por esa música».

Andy recuerda el poderoso hechizo que las guitarras eléctricas ejercieron sobre él en su adolescencia (y hasta hoy). Le maravillaban sus colores llamativos, sus arrebatadores contornos y la interminable gama de texturas y matices sonoros amplificados que podías invocar con solo mover un selector o pisar un pedal.

«Sus formas, sonidos y expresiones parecían tener una fuerza de gravedad propia e irresistible», rememora.

Aires del sur

La zona en la que Andy creció también moldeó muy significativamente su sensibilidad creativa. Vivía en el norte del condado de San Diego, al sur de California. La proximidad del océano Pacífico hizo que se enamorara del surf ya de muy joven, y esa fascinación aún le dura.

El ethos burbujeante del sur de California invitaba a la autoexpresión y la experimentación sin barreras.

El estilo de vida del sur de California resplandecía bajo el influjo de la rica cultura de la región y de los «originales» personajes que la poblaban. La polinización cruzada entre el surf, el skate, el tuneado, los coches clásicos, la música, el arte, la arquitectura, el diseño industrial y otras disciplinas creativas dio forma a un ethos burbujeante que invitaba a la autoexpresión y la experimentación sin barreras.

Bob Taylor puede dar fe de esta sensibilidad local única desde su experiencia personal como constructor de guitarras acústicas radicado en San Diego. De hecho, cuando hace años empezó a pensar en buscar un sucesor (que acabó siendo Andy), dos de sus criterios esenciales eran que el elegido tenía que venir de la zona de San Diego y ser autodidacta.

«Como luthier, me di cuenta de que era más fácil y más aceptable presentar nuestras guitarras aquí en California que en el este de los Estados Unidos, donde ya existía un rico legado de fabricantes de guitarras», comenta Bob. «También empecé a notar las diferencias creativas entre los constructores de aquí y los de otros lugares. Nosotros estábamos dispuestos a romper con la tradición».

Si analizas la historia del diseño de guitarras eléctricas, el sur de California fue un auténtico foco de ebullición. A una hora de distancia de donde vivía Andy, hacia el norte, los pioneros Les Paul, Leo Fender y Paul Bigsby se encontraban en casa de Les para charlar sobre las ideas revolucionarias que les llevarían a hacer historia.

Y, en el mundo del surf, durante la transición desde las largas tablas tradicionales a otros modelos más cortos y maniobrables a finales de los 60 y principios de los 70, el sur de California se convirtió en un epicentro de innovación en el diseño. Como surfista, a Andy le cautivaba la estética de las curvas de las tablas y del propio acto de surfear. Con el tiempo, encontró una conexión natural entre el surf y la música: los distintos escenarios te invitan a utilizar tablas o guitarras diferentes, y montar una ola es algo tan íntimamente expresivo como tocar la guitarra. Con las herramientas adecuadas, puedes sacar lo que tienes dentro de una manera fluida y melódica.

Por los senderos de la música

En su adolescencia, Andy le pilló el gusto a crear y arreglar instrumentos musicales. Aún no se había sacado el carnet de conducir y ya era conocido en su ciudad como un hábil reparador de instrumentos. Cuando no estaba haciendo surf o tocando en bandas con amigos, trabajaba para tiendas de música de la zona y también con clientes privados.

Se educó más en serio en la Universidad de California de San Diego (que, casualmente, estaba situada cerca de uno de sus lugares favoritos para hacer surf), donde estudió música con especialización en guitarra. En ocasiones iba a conciertos de jazz con algunos de sus profesores, que muchas veces también recurrían a él para que les construyera y arreglara sus instrumentos.

A tope con la historia de los luthiers

En su inmersión en la creación y restauración de instrumentos musicales, Andy se empapó de la historia y la evolución de sus diseños. Entre la bibliografía esencial que Andy devoró durante su autoformación estuvieron las guías de referencia escritas por George Gruhn, fundador de la tienda Gruhn Guitars de Nashville y ampliamente considerado como uno de los mayores expertos en el diseño de guitarras vintage en Norteamérica. Andy y Gruhn desarrollaron una larga relación que aún continúa. Y quién mejor que Gruhn para avalar la diversidad y profundidad de los conocimientos de Andy y su capacidad para contextualizar la historia del diseño de guitarras, sobre todo desde que pasó a ser el diseñador jefe de Taylor.

«Si te fijas en la evolución del diseño de guitarras eléctricas, puedes ver lo que se hizo y lo que no y entiendes por qué cambiaron algunas cosas».

Andy Powers

«Andy es una de las personas más preparadas que he conocido en el mundo de los instrumentos musicales», elogia Gruhn. «Entiende no solo el diseño, sino también la tradición y la patología de los instrumentos, es decir, lo que no funciona. Cuando proyecta una guitarra, puede remitirse a los sistemas evolutivos que la precedieron».

Estos comentarios de Gruhn ayudan a encuadrar la forma en que Andy enfoca el diseño de una nueva guitarra eléctrica (y de sus modelos acústicos). Después de haber tocado, reparado o estudiado muchas de las grandes eléctricas de los últimos 70 años o más, es una enciclopedia viviente de la historia del diseño de estos instrumentos.

«Si te fijas en su evolución, puedes ver lo que se hizo y lo que no y entiendes por qué cambiaron algunas cosas», afirma Andy. «Lo bueno es que ese estudio es un proceso mucho más rápido de lo que habría sido estar participando de esa evolución en tiempo real. Yo no he tenido que esperar hasta que saliera un nuevo modelo y que alguien lo perfeccionara».

Charlando con Andy, no es raro que se vaya deslizando por los vericuetos de la historia de la guitarra eléctrica para entrar en detalles sobre, por ejemplo, los cambios entre las versiones de Les Paul Standard que iban saliendo de año en año de 1952 en adelante. En una conversación informal en su taller, como quien no quiere la cosa puede ponerse a describir los primeros desarrollos de Leo Fender casi como si él hubiera estado allí, desde la transición inicial de una lap steel a un modelo inspirado en una guitarra española con mástil redondeado, hasta su planteamiento modular del diseño para facilitar el mantenimiento de las guitarras o las razones por las que Leo prefería las pastillas de bobinado simple.

Andy es un paladín del «orgullo friki guitarrero», pero no porque quiera alardear de su sapiencia, sino porque le apasiona absorber y compartir el proceso intelectual, el impulso creativo en la resolución de problemas y el espíritu de prueba-error que han impregnado el diseño de guitarras eléctricas. O de bólidos clásicos. O de tablas de surf.

Lo que la eléctrica de Andy debía ser… y lo que no

Técnicamente, se podría decir que Andy lleva casi toda su vida pensando en esta nueva guitarra eléctrica. En última instancia, la chispa que le hizo ponerse manos a la obra surgió de un hecho muy simple: aunque había tocado, poseído y reparado montones de eléctricas geniales (y muchas de ellas tenían rasgos que le encantaban), la guitarra que él quería, la que cumpliría todos sus requisitos, no existía.

«Quería un sonido y una sensación que no encontraba», manifiesta. «Algo que partiera de las inspiraciones de luthiers anteriores pero que respondiera a un contexto más moderno. Para mí, eso implicaba crear un nuevo diseño desde cero que sacara partido a todos esos años de trabajo y estudio».

Andy era muy consciente de las características que definían a otros modelos y, con toda la intención, asumió el reto de ir por otro camino.

«Hay elementos que ya existen en otras guitarras, y así debe ser, porque encajan perfectamente en esos instrumentos únicos», opina. «Esta guitarra iba a nacer como algo nuevo y en una dirección distinta, así que hice un ejercicio de exclusión deliberada de esas cosas que ya sabemos que funcionan en otros modelos».

«Quería algo que partiera de las inspiraciones de luthiers anteriores pero que respondiera a un contexto más moderno».

Andy Powers

En algunos casos, Andy se basó en ideas pioneras de los primeros diseños de pastillas para eléctrica que en su momento estaban limitadas por los materiales de la época. Ahora, décadas más tarde, ha podido aplicarlas a un contexto contemporáneo gracias a las actuales tecnologías y componentes.

No es un diseño Taylor

Una consideración que podía ser restrictiva o liberadora, según cómo se abordara, era la conexión (o no) de su guitarra con la identidad de Taylor y particularmente de la T5z. Al fin y al cabo, Andy es el principal arquitecto de diseño de Taylor, y ya había estado trabajando en la transición de la T5z hacia una estética y personalidad más eléctricas. Por eso, la concepción de la nueva guitarra se inició dentro de un marco estilístico relacionado. Algunos de sus primeros prototipos incluían diseños de pastilla innovadores y ciertos rasgos que querían ser compatibles con la identidad de marca de Taylor. Pero, tal como escribe Kurt Listug en su columna de este número de Wood&Steel, ese esfuerzo por mantener un «aire de familia» parecía limitar el potencial de la guitarra. [link to column].

«Le dije a Andy que la guitarra estaba bien diseñada y construida y era estéticamente bonita, pero que nos estábamos equivocando», explica Kurt. «Le sugerí que construyera la guitarra eléctrica que le saliera de dentro de verdad».

En su artículo, Kurt también se refiere a las enseñanzas derivadas de la línea de guitarras eléctricas de cuerpo sólido que Taylor lanzó en el 2008 (antes de la llegada de Andy). Aquellos modelos conectaron con un grupo de seguidores devotos de Taylor, pero nunca lograron un éxito generalizado. Y, unos años después, dejamos de fabricarlas. Visto con perspectiva, Kurt reconoce que aquellas guitarras no encajaban con la marca.

«La guitarra acústica y la eléctrica tienen culturas muy diferentes», argumenta. «Ese tipo de eléctrica necesita su propia marca, estilo e imagen comercial».

En aquel momento, al sugerir sus propuestas para su guitarra eléctrica ideal, Andy se encontró en una posición similar a la del miembro de una banda que se presenta en el local con unos embriones de canciones que pueden ser geniales, pero que simplemente no se ajustan bien al grupo y que son más adecuadas para un proyecto en solitario.

«Igual que ocurre en una tabla de surf o un biplaza descapotable, delineé cada contorno pensando tanto en el aspecto visual como en el manejo físico».

Andy Powers

La irrupción de la pandemia acabó siendo un catalizador para el proyecto de Andy, que encontró el tiempo y la ocasión para concentrarse en diseñar la guitarra en el taller de su casa. Revitalizado por un nuevo horizonte de libertad creativa, Andy se lanzó a ensamblar holísticamente todas sus ideas tanto en forma como en función.

Se enciende el interruptor de Powers Electric

Después de toda una vida de estudio y experimentación, ha llegado el momento de que Andy levante el telón para revelar la guitarra eléctrica que siempre había querido hacer: un instrumento que combina cosas nuevas (incluidos varios diseños patentados) con algunos elementos tradicionales que encantarán a los aficionados a la guitarra eléctrica. Aparte de las clavijas de afinación, las cuerdas, los trastes y otras piezas aquí y allá, prácticamente todo ha sido diseñado, construido y montado desde cero. La guitarra tiene todo el encanto de la sensibilidad estética del sur de California y del espíritu innovador y autosuficiente de las comunidades del surf y el tuneado de coches.

«Quería que el cuerpo de la guitarra fuera atractivo desde todos los ángulos», subraya Andy. «Buscaba una forma asimétrica pero sin sacrificar el equilibrio visual y un estilo atemporal con detalles ornamentales modernos. Igual que ocurre en una tabla de surf o un biplaza descapotable, delineé cada contorno pensando tanto en el aspecto como en el manejo físico».

El diseño de cuerpo hueco estilizado y totalmente cerrado incluye una estructura interna exclusiva que maximiza la resonancia y el sustain y evita la realimentación.

La viva paleta de colores está inspirada en los inigualables tonos de pintura utilizados en los coches clásicos. La guitarra también presenta elementos patentados como las dos opciones de pastilla, un sistema de vibrato especialmente diseñado con una estructura de levas en el puente (que estabiliza la afinación relativa entre notas al mover la palanca o hacer bendings), un distintivo diapasón de radio asimétrico y unos coloristas potenciómetros hechos en la casa con capas de resina de tabla de surf e inspirados en las creaciones artísticas de Josh Martin, «escultor» de tablas de surf y amigo de Andy. Incluso el estuche tiene un hermoso diseño exclusivo para el que se han utilizado los mismos materiales de tapicería de algunos modelos Porsche clásicos.

Pero lo mejor es que sea el propio Andy quien utilice su espacio en las redes para hablar a sus anchas de su nueva marca de guitarras, así que no te pierdas sus contenidos en powerselectricguitars.com o en su cuenta de Instagram (@powerselectricguitars). Ahí puedes admirar la deslumbrante estética de estas guitarras, conocer todos los detalles que las definen como herramientas de interpretación y ver a Andy y a otros músicos tocándolas y hablando sobre ellas.

Después de varios meses de pruebas con algunos de los mejores guitarristas de la industria de la música y de una serie de eventos de estreno en Los Ángeles, Nueva York y Nashville, la marca Powers Electric Guitars saltó a la palestra oficialmente a mediados de junio con el lanzamiento inicial de un pequeño lote de unas 30 unidades. Estas guitarras no saldrán a la venta en cantidades significativas a corto plazo, ya que solo Andy y un pequeño equipo de artesanos tienen capacidad para construirlas. De momento, se venderán exclusivamente a través de una selecta red de ocho distribuidores de Powers Electric.

En powerselectricguitars.com tienes la lista de distribuidores completa, y también puedes apuntarte a la lista de correo de Powers Electric para recibir noticias frescas como la disponibilidad de nuevos lotes de guitarras, por ejemplo.

Seguro que lo que encuentres ahí te va a gustar. Nos consta que a Andy le entusiasma.

Clases de guitarra con Wood&Steel: los armónicos

Bajar

Taylor Gamble vuelve con tres lecciones en las que te explica cómo puedes utilizar los armónicos para dar color a tus interpretaciones.

Por Taylor Gamble

Te damos la bienvenida a una nueva entrega de las clases de Wood&Steel con la guitarrista de estudio y educadora musical Taylor Gamble.

En este trío de lecciones, Taylor profundiza en una técnica que, aunque no es tan sencilla como parece, ofrece muchas posibilidades en diversos estilos de interpretación: los armónicos. El hermoso sonido acampanado de los armónicos siempre aportará un toque creativo a tu forma de tocar, y también funciona muy bien en acordes y arreglos de fingerstyle.

Beginner: Intro to Harmonics

Para empezar, Taylor te enseña a tocar armónicos naturales al aire en los trastes 5, 7 y 12, y a pulsar las cuerdas en el lugar adecuado según el armónico que estés sacando.

Intermediate: Open Harmonics and Chords

A continuación, Taylor muestra un interesante recurso para incorporar armónicos a los acordes y añadir una textura llamativa e inesperada a tu sonido.

Advanced: Fretted Harmonics

Y, por último, Taylor entra en el mundo de los armónicos tocados en trastes determinados con la mano que pulsa las cuerdas, una técnica más compleja que genera una respuesta parecida a la de un arpa en prácticamente cualquier posición del diapasón.

¡No te pierdas la próxima edición de Wood&Steel para aprender más cosas con nuestras clases de guitarra!

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For this batch of lessons, Taylor demonstrates a deceptively simple technique that has broad applications across playing styles: harmonics. With their beautiful, bell-like sound, harmonics are useful as creative accents in your playing, but can also be repurposed in chords and fingerstyle arrangements.

Beginner: Intro to Harmonics

Taylor starts out the lesson with a demonstration of how to play basic open harmonics on the fifth, seventh and twelfth frets, including where to pluck the strings depending on which harmonic you’re using.

Intermediate: Open Harmonics and Chords

Next, Taylor shows off a way to incorporate harmonics into chords, adding a striking, unexpected texture to your playing style.

Advanced: Fretted Harmonics

Finally, Taylor dives into advanced fretted harmonics, a more challenging technique that yields a harp-like response at virtually any position on the fretboard.

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Donde las canciones son sagradas

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En el legendario Bluebird Café de Nashville, los compositores son siempre las estrellas del espectáculo.

Nashville, la Ciudad de la Música, se reconoce como la capital mundial del country. Y, teniendo en cuenta ese estatus, podría parecer extraño que la meca de los compositores del género sea un pequeño local rodeado de tiendecitas en una anodina zona comercial del extrarradio.

Nos referimos al mítico Bluebird Café, fundado en 1982 y situado todavía en su localización original en Green Hills, más de 15 kilómetros al sur del emblemático Ryman Auditorium y del fulgor de los neones y el trajín turístico de los garitos de la parte baja de Broadway, en el centro de Nashville.

«Se dice que los artistas de country acuden al Ryman y los compositores vienen al Bluebird», dice Erika Wollam Nichols, gerente y directora de operaciones del Bluebird Café. Erika empezó a trabajar de camarera en el Bluebird cuando estudiaba en la universidad. Corría el año 1984 y ya hacía dos que Amy Kurland, su fundadora, había abierto el local como restaurante gourmet que servía almuerzos y cenas. Erika vivió la transición que convirtió a este establecimiento que de vez en cuando ofrecía actuaciones musicales en un auténtico santuario para compositores y seguidores del country.

«El novio de Amy era guitarrista», recuerda Erika. «Le preguntó si le parecería bien instalar un pequeño escenario para traer a sus amigos a tocar. Y así empezó lo de la música. Cuando yo entré en el restaurante, aquí venían bandas, no compositores».

Sin embargo, las reducidas dimensiones del local no eran adecuadas para grupos «ruidosos». Una noche, la persona encargada de la programación organizó una rueda de guitarras para cantautores, y el resto es historia.

«Cuando Amy llegó, el público estaba totalmente volcado con las canciones», evoca Erika. «También vio que la caja registradora tintineaba más que nunca. Y pensó: “hum, igual no estaría mal estudiar esto de los cantautores…”».

En muchos sentidos, el interiorismo entrañable y acogedor del Bluebird (sillas de madera desgastadas, manteles de hule, alfombras ajadas, techo de paneles abatibles y retratos firmados por artistas que habían pasado por allí) le daba un encanto retro que remarcaba la falta de interés de sus responsables por seguir a toda costa las últimas modas y tendencias. Con un aforo que no llega a las 90 localidades, el Bluebird se ha mantenido fiel a su misión de honrar el arte de la composición de canciones de country ofreciendo a los autores un ambiente íntimo en el que puedan mostrar su material original y conectar con los oyentes. De hecho, muchos artistas actúan en el centro de la sala a nivel de suelo, y lo bastante cerca del público como para poder dejar su copa en la mesa de un parroquiano.

«Yo he visto cómo Vince Gill le pasaba su guitarra a los de la mesa de al lado», asegura Erika.

Si quieres empaparte de la fascinante historia del Bluebird y su importante contribución a la comunidad de compositores de Nashville, no te pierdas el excelente documental del 2019 Bluebird: An Accidental Landmark That Changed Music HistoryBluebird: un hito accidental que cambió la historia de la música»). La película sigue la evolución del local hasta convertirse en un espacio de presentación de cantautores que ayudó a impulsar las carreras de innumerables compositores y artistas como Kathy Mattea, Garth Brooks, Faith Hill, Keith Urban o Taylor Swift, entre otros. Está salpicada de testimonios de intérpretes, miembros del personal del Bluebird y autores de grandes éxitos que explican cómo el antiguo restaurante llegó a consolidarse como un nódulo esencial en el ecosistema musical de Nashville.

Mira el tráiler del documental Bluebird

Taylor y el apoyo a los compositores emergentes

Hace unos años, Taylor Guitars tuvo la oportunidad de iniciar una relación de colaboración con el Bluebird. El local es muy selectivo con sus asociaciones, pero Erika y Tim Godwin, director de relaciones con artistas y con el sector del entretenimiento de Taylor, vieron claro que ambas instituciones compartían la misma pasión por la promoción de nuevos compositores.

En palabras de Erika, «al valorar nuestra posible vinculación con Taylor, pensamos: ¿qué podemos hacer juntos para cumplir al mismo tiempo con el objetivo de Taylor de ofrecer oportunidades de interpretación a músicos y compositores y con nuestro compromiso de contribuir al desarrollo artístico de esta comunidad?».

Godwin, que había sido músico profesional y siente devoción por la creación de canciones, afirma que los espectáculos que ha visto en el Bluebird en todos estos años le han hecho enamorarse del entorno tan estimulante que el local ha sabido cultivar.

«Lo que me encanta de las actuaciones en el Bluebird es que las letras cobran vida de una manera muy especial», recalca. «En un disco se escuchan todos los detalles de la producción, pero aquí solo hay una guitarra y una letra, y sientes que verdaderamente te sumerges en la canción. Es una gran experiencia tanto para los artistas como para el público».

«Los compositores son nuestra mayor riqueza, y a nosotros nos toca asegurarnos de que la gente se dé cuenta de ello».

Nuestra aventura en común arrancó oficialmente en el 2020 en forma del Bluebird Golden Pick Contest (concurso «Púa de Oro»), que premia a los compositores con un codiciado espacio en el cartel de la Monday Open Mic Night del Bluebird (la noche de micro abierto de los lunes). El concurso admite a participantes de cualquier procedencia, que solo tienen que publicar en Instagram un vídeo en el que canten un tema original para optar a tocar dos canciones en el local. Cada mes, un jurado designado por el Bluebird elige a un ganador que también recibe una guitarra Taylor American Dream y una filmación profesional de la interpretación del tema escogido en la sala de demostración que Taylor tiene en los Soundcheck Studios de Nashville. (Encontrarás más información sobre el concurso  aquí.)

Este año se celebra la cuarta edición del evento. Para inaugurar la nueva temporada, varios miembros del equipo de relaciones con artistas de Taylor (entre ellos el propio Godwin, el productor de vídeo Gabriel O’Brien y la responsable de relaciones con la comunidad Lindsay Love-Bivens) viajaron a Nashville para conversar sobre la historia del Bluebird con Erika y otros cómplices del local. También charlaron con dos veteranos de las veladas del Bluebird que han sido maestros de ceremonias de las famosas sesiones In the Round del club: el cantautor Dave Barnes y Marshall Altman, compositor, productor discográfico y ejecutivo de A&R (siglas de «artistas y repertorio») establecido en Nashville.

Por caprichos del azar, se dio la afortunada circunstancia de que Kat & Alex, un prometedor dúo de música country con el que Taylor había estado trabajando, acababan de actuar en la noche de micro abierto del Bluebird por primera vez. Por lo tanto, Tim también tuvo la ocasión de recabar sus impresiones sobre la experiencia cuando aún la tenían a flor de piel.

El Bluebird forja su identidad

Para dar un poco de contexto, vale la pena señalar que, históricamente (y aún hoy en gran medida), muchas estrellas de la música country no escriben todas sus canciones. Por lo tanto, los compositores son un eslabón creativo crucial en la industria de Nashville. Sin embargo, los autores no suelen acaparar tantos focos como los artistas que graban sus temas, así que raramente se les conoce fuera del sector. Y, hasta hace no tanto tiempo, no había muchos lugares en los que los creadores de canciones tuvieran la oportunidad de presentar su material en directo.

Cuando en los años 80 el Bluebird empezó a abrir sus puertas a los compositores como «espacio de escucha», rápidamente se consagró como un importante núcleo de descubrimiento de nuevos temas y talentos autorales en la ciudad.

Erika explica la historia del Bluebird Café

«Los intérpretes y los responsables de A&R venían a escuchar canciones, y los artistas podían empezar a construir su carrera», comenta Erika. «Kathy Mattea tocaba aquí regularmente y consiguió un contrato discográfico. Cuando los cantautores empezaron a sentir que el Bluebird era su casa, Amy inició las audiciones y las sesiones de micro abierto. Con ello, no solo atraía la atención hacia los compositores que ya tenían éxitos en las listas, sino que también le daba prestigio al propio arte de escribir canciones».

Igual que los cómicos novatos perfeccionaban su oficio interpretando nuevos monólogos ante un público, a los compositores se les ofreció una plataforma para tocar versiones de sus canciones en directo.

«Si has estado en esta sala, sabes que enseguida se detecta si una canción es buena o no tanto, porque tienes al público cara a cara y ves cómo responde a la música», argumenta Erika. «Por lo tanto, el Bluebird era (y sigue siendo) como un laboratorio en el que los autores pueden hacer pruebas con material nuevo».

Y, en algunos casos, ese material puede ser tan nuevo como una canción escrita el mismo día o incluso una pieza todavía incompleta.

En círculo

La modalidad de espectáculo más representativa del Bluebird son las actuaciones llamadas «In the Round». En ellas, los cantautores no suben al escenario, sino que se sientan juntos en el centro de la sala rodeados en círculo por el público. Por turnos, van tocando sus canciones y explicando las historias que hay detrás de ellas. Y, aunque el local ya es pequeño de por sí, esta disposición genera un intercambio aún más íntimo entre intérpretes y oyentes.

Este formato se estrenó en 1985, cuando varios compositores experimentados y habituales del escenario del Bluebird observaron que, a veces, el público hablaba durante las canciones. Este grupo de amigos músicos estaba formado por Don Schlitz («The Gambler»), Thom Schuyler («Love Will Turn You Around»), Fred Knobloch («A Lover Is Forever») y Paul Overstreet («When You Say Nothing At All»). Una noche, con la idea de captar toda la atención del respetable, Schlitz y Schuyler decidieron colocarse en medio de la sala. La idea no solo funcionó, sino que creó una experiencia inmersiva única tanto para los artistas como para los asistentes.

«Esta filosofía encaja muy bien con el carácter del local», observa Erika. «Parece que estés en el salón de una casa particular. Todo el mundo se siente implicado, e incluso si estás en la mesa más alejada, la distancia solo es de 6 o 7 metros y no pierdes la sensación de que formas parte de lo que está pasando. Creo que es una oportunidad perfecta para sentir que estás viviendo de cerca lo que se mueve en la industria de la música en Nashville».

Con los años, el Bluebird ha ido proponiendo diferentes tipos de presentaciones para apoyar y promover a los artistas en diversos niveles de su desarrollo. Cualquier intérprete puede apuntarse a las noches de micro abierto del lunes. También se organizan audiciones cuatro veces al año para seleccionar a los músicos que tocarán en la Writers Night, la velada de compositores de los domingos por la noche (en ella, seis autores suben al escenario para tocar tres canciones cada uno y trabajar su material). Y, si después de actuar en cuatro de estos domingos causan una impresión favorable, optan a participar en una sesión In the Round con otros dos o tres artistas.

«Puede ocurrir que una actuación en círculo de varios autores maravillosos sea un fiasco absoluto si no se conocen entre ellos».

Erika Wollam-Nichols

Erika defiende que el diseño de un cartel atractivo para estas actuaciones en círculo es una forma de arte en sí misma.

«La programación no se hace al azar; buscamos que haya una sinergia y una intención», aduce.

El intérprete principal elige a los otros compositores que tocarán con él, lo cual garantiza que habrá química entre ellos. Y eso marca una gran diferencia.

«Puede ocurrir que una actuación de varios autores maravillosos sea un fiasco absoluto si no se conocen», advierte Erika. «Se quedan sin más ahí sentados escuchando a los demás. Pero, si se juntan cuatro artistas que han colaborado para escribir canciones, llevan a sus hijos a la misma escuela, han publicado con la misma editora y han recorrido el mismo camino… ahí surge una chispa que no prende de ninguna otra forma. Sus historias se amplifican por las conexiones que les unen. Y eso es lo que siente el público que viene a verles actuar».

Marshall Altman entra en escena

Desde la perspectiva del cantautor, tocar en el Bluebird puede ser tan inspirador como intimidante, sobre todo la primera vez. Así lo considera Marshall Altman, compositor (Frankie Ballard, Eric Paslay, Cheryl Cole), productor (Marc Broussard, Walker Hayes, Matt Nathanson) y ejecutivo de A&R (Katy Perry, One Republic, Citizen Cope).

Aunque ya tenía experiencia como músico de directo, Altman reconoce que la noche en que se estrenó en una sesión en círculo estaba de los nervios, en parte porque su intervención no estaba prevista.

«Mi amigo Rob Hatch, también compositor, se iba a casar ese fin de semana y se había organizado una velada In the Round en su honor», rememora Altman. «Creo que los artistas programados eran Rob, Dallas Davidson, D. Walt Vincent y Lance Carpenter, cuatro auténticos fenómenos. Pero Rob había celebrado su despedida de soltero la noche anterior y aún se encontraba algo… indispuesto. Yo estaba sentado en una mesa con Lela, mi mujer, escuchando temazo tras temazo.

«Dallas Davidson tocó “Rain Is a Good Thing”, un gran éxito de Luke Bryan que me encanta. D. cantó “I’m Moving On” (Rascal Flatts), otra de mis canciones country favoritas de toda la vida. Entonces, Rob me mira y musita: “voy a vomitar. Tienes que salir a tocar”. Yo nunca había actuado en el Bluebird; es más, hasta aquel momento solo había escrito una canción de country porque me dedicaba principalmente al pop y el rock. Bien, Rob se levanta para ir al baño y dice: “Marshall me sustituirá”, y yo voy y toco esa canción que había compuesto con un autor de primera llamado Andrew Dorf. Hacía mucho, mucho tiempo que algo no me ponía tan nervioso. Y después de aquello me pasé varios años rechazando tocar aquí».

Desde entonces, Altman ha organizado y dirigido muchas noches In the Round, pero para él cada una de ellas sigue siendo especial.

«Recoger el legado de los músicos que han pasado por el Bluebird antes que yo es algo increíblemente poderoso», dice. «Cada vez que toco aquí, siento la energía de todos esos compositores, los famosos y los desconocidos».

Según él, otra cosa que hace especial al Bluebird es que la mayoría de los temas que se presentan todavía no se han grabado ni han llegado al público.

«Cuando tocas canciones tuyas que estuvieron cerca de entrar en un disco de un artista pero acabaron quedándose por el camino, el dolor que hayas podido sentir por ese pequeño fracaso desaparece de un plumazo», aprecia Altman. «La generosidad, el respeto y el amor que el público que te rodea siente por el oficio de compositor es algo muy hermoso. Estaré eternamente agradecido a esta sala, a la gente que la lleva y a Erika. Es un oasis en el que podemos compartir todo lo que hacemos durante nuestra vida creativa».

Dave Barnes

Para el cantautor Dave Barnes, que se trasladó a Nashville en el 2001 y también ha programado y tomado parte en muchas veladas en círculo, llegar al Bluebird continúa siendo como entrar en territorio místico.

«Cuando me acerco por la parte de atrás vengo muy relajado», manifiesta. «Pero, hace diez minutos, en el momento en el que entraba por la puerta, he vuelto a sentir ese pequeño escalofrío, y no lo digo de broma. Es como un lugar encantado que invoca la magia que tiene Nashville y la irradia a todo el que pasa por aquí, tanto artistas como público.

» Creo que el Bluebird es parte de la salsa especial de esta ciudad; esto no pasa en ninguna otra parte del mundo. Y estoy muy orgulloso de formar parte de ello, ya sea tocando o contándole a la gente lo que sucede en este local, porque es un componente imprescindible del ecosistema de Nashville».

«Somos como un susurro, no un vozarrón, y tampoco tenemos por qué serlo».

Erika Wollam-Nichols

Rostros entre la multitud

Otro punto diferencial del Bluebird es que nunca se sabe quién puede estar sentado entre el público y, de repente, salir a tocar. Podría ser un compositor que en su momento escribió una canción de éxito y que, al interpretarla en su versión acústica original, magnifica su música y letra de una manera totalmente distinta al tema grabado que todos conocen, y revela su esencia lírica con una resonancia mucho más personal y emocional.

O quizá actúe por sorpresa un artista conocido como Ed Sheeran o Taylor Swift, o incluso alguien que miraba el espectáculo tranquilamente desde un rincón. Por ejemplo, eso es lo que ocurrió la noche en que Dave Barnes estaba en el escenario, vio entre el público a la leyenda del fingerstyle Tommy Emmanuel y le invitó a participar.

«Dije: “no sé si lo sabéis, pero ese de ahí es Tommy Emmanuel, uno de los mejores guitarristas del mundo”», relata Barnes. «Y, después de que él saliera a tocar, pensé: “la sesión debería acabar aquí, porque cualquiera que ahora se ponga a rasguear progresiones de Sol-Do-Re va a parecer aburridísimo”», dice riendo.

Una oportunidad de oro

Liana Alpino, responsable de la marca y el área de mercado del Bluebird, interviene en muchos de los aspectos operativos del local. Sus funciones van desde el marketing hasta las redes sociales, la supervisión de la página web y la coordinación de relaciones y asociaciones. Y es una figura clave en la logística detrás del Golden Pick Contest organizado por el Bluebird y Taylor desde hace unos años. Para Liana, el gran atractivo del concurso radica en que permite a los compositores emergentes ganarse un espacio de presentación muy preciado y conocer a otros artistas.

Erika y Liana Alpino comentan la asociación del Bluebird con Taylor y hablan sobre el concurso «Púa de Oro»

«Hemos tenido vencedores de todo el país e incluso uno del Reino Unido», subraya. «Nos encanta ver el talento que hay fuera de Nashville. Yo tengo la gran suerte de poder conocer a todos esos ganadores cuando vienen a actuar, y siempre remarcan lo mucho que este concurso significa para ellos. De hecho, no son pocos los que afirman que les da una razón para componer día a día. Hay un montón de participantes que no son compositores profesionales ni artistas a jornada completa. Tienen una vida cotidiana como la de cualquiera y eso puede ponérselo difícil para explotar la creatividad, pero el concurso les aporta una motivación para continuar escribiendo canciones todos los meses».

Kat & Alex

Kat & Alex son un dúo de marido y mujer que colorea su sonido country con unas ricas armonías vocales y un inconfundible toque latino entretejido a veces con letras en inglés y español. Ambos son de Miami, y allí se conocieron. Kat es estadounidense de primera generación con familia cubana, y Alex tiene ascendencia puertorriqueña. Su amor compartido por el country y la música latina es la base de su identidad artística. Y, desde que se mudaron a Nashville para impulsar su carrera, se han centrado en la composición y grabación de canciones originales teñidas de una mezcla de sus diversas influencias.

Se dio la feliz coincidencia de que Taylor ya había organizado con ellos la filmación de un vídeo para nuestra serie Soundcheck la misma semana en que nuestro equipo visitó el Bluebird. Por lo tanto, Tim Godwin tuvo la ocasión de asistir a su debut en el local y encontrarse con ellos el día después. Los dos artistas todavía vibraban con la emoción de ese momento inolvidable.

«Nunca había llorado tanto en una ronda de cantautores», dice Kat.

«La gente te rodea tan de cerca…», añade Alex. «Se trata de un momento muy íntimo en el que realmente estás abriendo la puerta para que la gente entre en tu carrera y en tu vida, y compartir algo así es único. Es un lugar sagrado que yo me atrevo a comparar con el Grand Ole Opry».

En su actuación, tocaron varias canciones nuevas por primera vez ante un público.

Kat & Alex interpretan su tema «I Want It All»

«Canté una que escribí para Kat y se la dediqué», dice Alex. «Ella también interpretó un tema nuestro que dedicamos a sus padres, y nos arrancamos con otro titulado “Cowboys Need Sunsets”, que todavía no hemos grabado. Fue una noche muy especial en la que expusimos cosas muy personales que aún no habíamos publicado, ni siquiera en las redes sociales».

«Vi a personas que lloraban conmigo», se emociona Kat. «Alguien me pasó una servilleta. Me dije: “vale, ellos también lo sienten, lo están entendiendo”. Y, si eso pasó, es que hicimos bien nuestro trabajo».

Los compositores del futuro

Aunque el Bluebird ya es desde hace tiempo un lugar de peregrinación venerado por la comunidad musical de Nashville, la visión a largo plazo de Amy Kurland también abarcaba la continuidad de su espíritu cuando dejase se retirase. Así que, cuando se retiró en el 2008, vendió el Bluebird a la Nashville Songwriters Association International (NSAI), la organización de compositores sin ánimo de lucro más grande del mundo. La misión de la NSAI es «educar, promover y homenajear a los compositores, y actuar como fuerza unificadora dentro de la comunidad musical y de la sociedad en general». Y, para Kurland, estos principios hacían de la NSAI el custodio ideal de los valores del Bluebird.

La fundadora también tenía en mente a la persona perfecta para tomar las riendas: Erika. Ya desligada oficialmente del Bluebird, llevaba tres años trabajando en la NSAI en el cargo de directora de desarrollo, y tras la llamada de Amy volvió al redil como gerente y directora de operaciones del local.

El Bluebird salta al estrellato televisivo

En el 2011, Erika recibió una propuesta relacionada con el proyecto de una serie de televisión ambientada en Nashville y basada en las historias de varias estrellas del country ficticias. El equipo creativo quería que las localizaciones en Nashville fueran lo más auténticas posible, así que sugirió rodar en el Bluebird varias escenas del episodio piloto. Erika estuvo de acuerdo, y la serie Nashville acabó en manos de la cadena ABC. Se mantuvo durante seis temporadas desde el 2012 hasta el 2018, primero en la ABC y luego en la CMT.

Como escenario recurrente a lo largo de la serie, la productora (Lionsgate) construyó una réplica exacta del interior y el exterior del Bluebird en sus estudios. El decorado se diseñó con absoluta minuciosidad para maximizar el realismo, y los escenógrafos llegaron hasta el punto de llevarse prestadas todas las fotos de artistas de las paredes del Bluebird, escanearlas y colgarlas en el set de rodaje exactamente en las mismas posiciones.

Nashville no solo convirtió al Bluebird en una marca reconocida a nivel mundial y una visita obligada para los seguidores de la serie, sino que también generó un aumento de la afluencia turística tan abrumador que el pequeño local las pasó moradas para seguir el ritmo.

«Lo más interesante fue la respuesta de la gente a la fama del Bluebird Café», opina Erika. «No sabían que aquí había música, que programábamos dos sesiones por noche. Les daba igual. Lo único que querían era hacerse una foto o, como mínimo, sentir que su cuerpo físico estaba en este lugar. Si ves el documental, te darás cuenta de lo alucinante que fue todo aquello».

Como efecto positivo, Erika destaca que esa notoriedad supuso una plataforma más visible para mostrar por qué los autores son tan importantes en Nashville.

«Los compositores son nuestra mayor riqueza, y a nosotros nos toca asegurarnos de que la gente se dé cuenta de ello», sostiene. «Así que todo esto nos dio una oportunidad para proclamar que somos una sala de música, que promocionamos la creación original y que estamos con los autores de canciones, y esa parte funcionó muy bien. Pero, con todo, aún tenemos solo 86 localidades».

El éxito de la serie también alimentó el interés por producir un documental sobre el Bluebird y su larga historia, algo que Erika ya llevaba un tiempo persiguiendo. Habló con los cineastas Brian Losciavo y Jeff Molano, que habían trabajado en Nashville y se subieron al barco de este nuevo proyecto.

Y a Erika le encantó el resultado, Bluebird.

«No podía haber quedado mejor», declara. «La filmación de las actuaciones daba risa: el equipo de cámara se metía por debajo de las mesas, pasaba por detrás de los postes y reptaba entre los pies de los asistentes para poder capturar lo que se siente en este espacio, el nivel de cercanía que se crea y la intimidad que se genera entre un oyente, un compositor y una canción».

El Bluebird cumplió 40 años en 2022, pero Erika no pierde el entusiasmo por continuar preservando la esencia y el legado del club en su localización actual, incluso en una época en la que nada parece detener el crecimiento económico y residencial de Nashville y sus suburbios.

«Están construyendo un edificio de 22 plantas aquí al lado, así que esta zona va a volverse supercomercial», vaticina. «En este contexto, al pasear la mirada por nuestra sala podrías decir: “hum, la alfombra está vieja, y esos manteles…”. Pero está cargada de energía, y creo que tiene un poder inspirador que estimula a los músicos a dar lo mejor de sí. También nos identificamos mucho con los artistas con los que trabajamos y con la forma en que nos representamos los unos a los otros. Eso es muy, muy importante para mí, porque somos como un susurro, no un vozarrón, y tampoco tenemos por qué serlo. La cuestión es mantener el foco muy definido en lo que somos y lo que hacemos, y creo que Taylor ha asumido ese mismo compromiso».

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Por Taylor Gamble

¡Aquí estamos con una nueva lección de guitarra de Wood&Steel! Esta vez, estamos encantados de contar con la presencia de la guitarrista profesional y maestra Taylor Gamble. Taylor ha grabado y tocado en directo con artistas como Ari Lennox, Stevie Wonder, Tye Tribbett, JJ Hairston, Anthony Brown o Bela Dona, y ha centrado su extensa carrera como instrumentista de estudio en el gospel, el R&B, el rock y la guitarra clásica y acústica. Puedes seguirla en su cuenta de Instagram, @taylrtheg, y profundizar en sus clases de guitarra en su curso en Skillshare.

Nivel principiante: introducción al sistema CAGED

Para empezar, Taylor presenta el sistema de acordes abiertos CAGED, que conforma una base simple sobre la cual puedes construir melodías y progresiones armónicas.

Nivel intermedio: saca más jugo a los acordes

A continuación, Taylor ilustra cómo el sistema CAGED puede llevarte a nuevos territorios sonoros a partir de pequeños cambios en las digitaciones de los acordes, como el paso de tonalidades mayores de aire optimista a armonías menores con un carácter más sombrío, por ejemplo.

Nivel avanzado: cómo moverte por el sistema CAGED

Por último, Taylor te enseña a jugar con las posiciones y dibujos de acordes que has aprendido en las lecciones anteriores y a mover las digitaciones hacia arriba en el mástil para moldear armonías y progresiones en diversos tonos y rangos de frecuencia.

¡Esperamos que hayas disfrutado de esta edición de las clases de guitarra de Wood&Steel! No te pierdas nuestro próximo número para seguir desarrollando tus habilidades con nuevos vídeos.

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