Bob Taylor seated on stack of mahogany wood

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Un viaje épico

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Bob conmemora el 50.º aniversario de Taylor evocando diversas etapas de la evolución de la empresa.

Taylor Guitars nació el 15 de octubre de 1974, así que aún quedan unos nueve meses para poder celebrar oficialmente nuestro 50.º cumpleaños. Ese día tengo la intención de levantar mi copa. Pero ya hemos entrado en nuestro año número 50, y eso me trae algunas reflexiones a la cabeza. Hace poco, me dijeron que, cuando Fender alcanzó su 50.º aniversario, hacía 29 años que Leo Fender ya no estaba involucrado en la empresa. Bueno, gente, yo aún estoy por aquí y no os desharéis de mí fácilmente. Haber podido tener una carrera tan rica y llena de pasión ha sido la alegría de mi vida, y no le envidio nada a nadie.

Cuando pienso en los capítulos que componen la historia de estos 50 años, los veo como pequeñas épocas que tienen cada una su significado. Los primeros años en que mi gran satisfacción era trabajar día y noche con mis propias manos, desarrollándome como constructor de guitarras y aprendiendo lo difícil que era avanzar en la buena dirección. La fase en la que nadie nos conocía y no conseguíamos vender suficientes guitarras como para que las cosas funcionaran. El momento de instalar nuestros primeros expositores en ferias comerciales, la tremenda emoción de mostrar nuestras guitarras, aquel maravilloso aroma de los catálogos recién impresos en color que nos costaron hasta nuestro último céntimo, el olor a alfombra nueva en los pasillos. La creación de una fábrica diminuta a la que fuimos añadiendo herramientas y artesanos. Formar a profesionales para construir un mástil o una caja de guitarra y darle un buen acabado al instrumento. Colocar trastes en un diapasón a base de martillo, lija y lima.

Todo se fue haciendo más fácil a medida que la fábrica y el equipo iban ampliando su capacidad. Luego tuvimos que enfrentarnos a la realidad de que la madera que utilizábamos era cada vez más escasa y estaba sometida a más regulaciones. Palabras como «sostenibilidad» empezaron a tener significado a corto plazo y no solo como una idea de futuro. Mientras yo me iba mentalizando de todo ello, nuestras guitarras empezaron a crecer al ritmo del desarrollo de nuestros propios estilos, formas e imagen de marca. Nos sentíamos muy orgullosos de que, aunque habíamos llegado tarde a la fiesta, teníamos una personalidad única en cuanto a sonido, estética y sensación. Éramos Taylor Guitars, no una copia de ninguna otra marca. Aunque esto es difícil de lograr, en nuestro caso sucedió, de forma lenta pero segura.

Nuestra producción se amplió. Nos convertimos en un actor importante en el mercado. ¡Nos salieron haters! Cuando hay gente que critica prácticamente todo lo que haces, dices, vendes y piensas, es que estás generando un impacto. También teníamos fans a los que nuestras guitarras les encantaban. De hecho, los números reflejaban que algo más del 40 % de los compradores de guitarras estaban votando por nosotros con sus billeteras. Aun así, la actitud de los haters me afectaba por dentro, incluso en un contexto de éxito.

Llegó un momento en que empezamos a preocuparnos más por la procedencia de nuestra madera y la forma en que se nos suministraba. En algunos casos, no había ningún problema, como con nuestros amigos de Pacific Rim Tonewoods en el estado de Washington, Gemwood en India o Madinter en España. Pero, en otros, nos pareció mejor implicarnos en el proceso hasta el punto de crear asociaciones allá donde fuera posible. Eso fue lo que hicimos con el ébano y la koa: nos unimos a Madinter para obtener ébano en Camerún y a Pacific Rim Tonewoods para traer koa de Hawái. Y acertamos de pleno con ambas decisiones. Más tarde se sumaron los chicos de West Coast Arborists, gracias a los cuales adquirimos árboles urbanos de California que han llegado al final de su ciclo de vida y que ya nos han servido para construir miles de guitarras.

Nos sentíamos muy orgullosos de que nuestras guitarras fueran únicas en cuanto a sonido, estética y sensación; no eran copias de otras marcas.

Vino Andy Powers, que entró en nuestro equipo como diseñador jefe. Él también tiene sus haters (lo cual me consuela un poco) y, por supuesto, sus fans. Nuestra colaboración fue tan positiva que acabó extendiéndose hasta el ámbito del capital social de la empresa: era la primera vez que Kurt y yo introducíamos a una tercera persona en la propiedad de Taylor.

Y llegó el día en que traspasamos el 100 % de esa propiedad a los empleados con la intención de que, de cara al futuro (cuando Kurt y yo ya estemos más mayores), Taylor mantenga el espíritu de lo que ha sido y es. Para qué engañarnos: el paso del tiempo es inexorable, y esa ha sido nuestra manera de afrontarlo. Después, nombramos a Andy presidente y director ejecutivo de Taylor. Hay cambios, sí, pero intentamos articularlos lo mejor que podemos.

Cincuenta años de cambios. Fábricas en Estados Unidos y México, nuestra propia red de distribución en casi todo el mundo, operaciones de adquisición de madera en Camerún y Hawái. Declaraciones de impuestos en un montón de países y estados. Leyes, normas, empleados, culturas, lenguas. A todo esto, aprovecho la ocasión para mencionar que imprimimos la guía de productos de Wood&Steel en seis idiomas.

En un rápido repaso a nuestra trayectoria, estas son las épocas de Taylor Guitars a lo largo de 50 años. Es algo realmente grande para mí. Me llena de humildad saber que estás leyendo esto porque te gustan nuestros instrumentos y te interesa nuestra empresa. Pero, por supuesto, la columna vertebral y razón de ser de todo ello es la guitarra y la persona que la toca, es decir, tú.

Estos son nuestros 50 años de vida condensados en unas 1000 palabras. Si quieres saber más, Kurt y yo hemos grabado una serie de pódcasts en los que contamos nuestra historia juntos. Los iremos publicando durante este año; ahí entramos en profundidad y tiramos de recuerdos. ¡Hay algunos relatos geniales que incluso a mí me gusta escuchar! Si te pica la curiosidad, no te los pierdas.

¡Gracias por estos 50 años!

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Bob Taylor seated on stack of mahogany wood

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Mi primera bifurcación

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Bob recuerda a Mike Broward, su amigo de la infancia que prendió en él la chispa de la pasión por las guitarras.

Estos días he estado reflexionando. A veces, parece que la vida está compuesta de hitos aparentemente insignificantes que se cruzan en tu camino, pero solo te das cuenta de su importancia cuando miras atrás. Hace un mes se fue uno de esos hitos que han sido vitales para mí. Y he estado pensando en ello. O, más que en ello, en él.

Mike Broward.

He aquí una serie de preguntas que me hacen una y otra vez: “Bob, ¿cuál fue el día en que supiste que te dedicarías a construir guitarras?”. “¿Cuándo llegó tu gran oportunidad?”. “¿Qué acontecimiento lo cambió todo para ti?”. “¿Siempre supiste que Taylor Guitars alcanzaría el tremendo éxito que ha tenido?”.

Yo siempre respondo: “ninguna de las anteriores”. Nunca he sentido que hubo un día concreto en el que “todo empezó” o “todo cambió”. Esto ha sido una progresión que, de hecho, muchas veces parecía más bien una regresión. O, como mínimo, una progresión hacia atrás, si es que existe tal cosa.

Antes, yo intentaba darles a las personas que me entrevistaban ese gran momento que, como periodistas, esperaban escuchar y transmitir en sus artículos. Con el tiempo, dejé de exagerar la importancia real que habían tenido esos supuestos hitos. Pero tenía que hacerlo evitando caer en la descortesía o restarle interés a la historia, así que opté por resaltar los hitos que se cruzan en tu camino que habían resultado cruciales: esos empujoncitos que, de una forma u otra, impulsaron nuestro avance. Y me di cuenta de que Mike Broward supuso el primero, porque, sin él, es muy probable que Taylor Guitars no hubiera existido.

Cuando tenía unos 8 años, enfrente de mi casa vivía un niño que tocaba la guitarra. Se llamaba Mike. Tenía una eléctrica y un amplificador con un micrófono conectado. Se ponía delante del garaje de su casa y tocaba y cantaba orientado hacia la calle. Debería tener unos 11 o 12 años; lo que es seguro es que era mayor que yo. Me acuerdo de las canciones que tocaba: temas de surf, rock ‘n’ roll británico de principios de los 60… Cantaba “Mrs. Brown, you’ve got a lovely daughter” imitando el acento british. Yo me quedaba mirándole hasta que dejaba de tocar o mi padre me llamaba para cenar.

Una vez, le compré una guitarra acústica de saldo por tres dólares y me enseñó a tocar “Green Onions”. Solo las notas de la melodía, sin los acordes. Eso llegó más tarde, cuando me mostró la progresión de “Michael, Row the Boat Ashore”.

Aquella guitarra me fascinaba. ¿Cómo estaba hecha? Tenía que saberlo. Los perfiles estaban pintados; los lijé y repinté. Poco después serré y separé el mástil porque quería usarlo para construirme una guitarra eléctrica como la de Mike. La cosa se quedó en el intento.

Mike fue un buen amigo de la infancia que me hizo descubrir el amor por las guitarras, y puedo decir a ciencia cierta que no habría encontrado esa pasión en ningún otro lugar ni en ningún otro momento. Cuando lo pienso, si me atreví a lijar, pintar y cortarle el mástil a aquella guitarra de tres dólares, fue porque era lo bastante barata como para que me importara hacerlo. Pero, ¿y si hubiera sido una buena guitarra? Mi vida podría haber sido muy distinta.

Sin Mike, es muy probable que Taylor Guitars no hubiera existido.

Dos años después de conocer a Mike, nos mudamos a otro barrio. Cuando recuperamos el contacto, yo ya llevaba dos décadas en el negocio. A partir de ahí, durante los últimos 30 años, nos fuimos escribiendo, saludando y encontrando.

Mike nunca dejó la guitarra. Fue músico y cantante profesional durante toda su vida. Componía, tocaba y cantaba música caribeña, playera, de fiesta. Y era bueno. Su acústica era una Taylor, lo cual me hacía sentir muy orgulloso. Nos dejó muy rápido: se puso enfermo y murió en un par de semanas; todos nos quedamos en shock.

Doy gracias a Mike Broward por haber sido un hito tan positivo e importante en mi camino. Aunque he escrito sobre Mike muchas veces, no lo había visto tan claro hasta ahora que lo pienso en retrospectiva. Con la desaparición de Jimmy Buffett apenas unas semanas después de la de Mike, hemos perdido a dos “Parrot Heads”. Les quería mucho a ambos; nos regalaron una música estupenda. Pero Mike me dio algo más.

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Algo bueno está creciendo

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A veces lleva años cultivar algo de valor, ya sea una guitarra o un árbol.

No me resisto a empezar hablando de la nueva guitarra eléctrica de Andy, a la que ha llamado Powers Electric. Se trata de un instrumento fabuloso que Kurt y Andy comentan en este número de Wood&Steel y que también protagoniza un artículo de nuestro redactor Jim Kirlin. Es interesante conocer el punto de vista de cada uno de ellos sobre la creación de esta guitarra. Por supuesto, el de Andy es el más significativo, porque tiene que ver tanto con la propia guitarra como con todas las ideas que ha estado rumiando durante años. Una característica en la que Andy y yo nos parecemos es que a los dos nos gusta construirnos las cosas que no podemos comprar. Él no encontró la guitarra que quería, así que se la hizo con sus manos. Lo bueno es que vosotros sí que podréis comprarla… aunque quizá no todos al mismo tiempo, porque de momento solo tenemos capacidad para producirla en pequeñas cantidades.

También me gusta el hecho de que Kurt no solo sea un colega de Andy, sino también un fan de su trabajo. Él y Andy mantienen una relación estupenda y se entienden a la perfección cuando hablan de diseño, negocio y marca. Ambos respetan y admiran las opiniones del otro. Me encanta que puedan discutir las cosas de esta manera, y yo sé que Kurt y Andy han hablado mucho sobre el futuro de la Powers Electric.

Una característica en la que Andy y yo nos parecemos es que a los dos nos gusta construirnos las cosas que no podemos comprar.

Cuando está dando forma a sus ideas, Andy trabaja esencialmente solo. Todos los viernes se encierra en el taller de su casa, donde nadie le interrumpe. Luego, acude a mí, a Kurt o a otras personas, y nos muestra y toca las guitarras que ha construido. En esos momentos, él es todo entusiasmo, y siempre es bueno compartir esa emoción. Yo tiendo a hacer eso mismo en una etapa muy temprana de mis ideas y, muchas veces, al día siguiente o bien ya he entrado más a fondo en el proyecto o bien lo he abandonado por completo. Andy expone sus creaciones mucho más tarde y, dependiendo de a quién se las enseñe, puede hacerlo cuando ya están casi terminadas. Es una persona paciente. Y yo tengo el privilegio de ver versiones no definitivas, lo cual está muy bien.

A veces le hago comentarios o preguntas sobre algún detalle, y eso puede sugerirle nuevos aspectos a tener en cuenta. Es divertido participar en el proceso, y me gusta seguir un proyecto desde el primer prototipo (que siempre es una guitarra que ya se puede tocar) hasta el instrumento final, como ha ocurrido con la Powers Electric.

Hay un dicho sobre el desarrollo de productos: «hemos recorrido un 90 % del camino y nos queda un 90 % para llegar». Eso fue exactamente lo que pasó cuando Andy reunió a su equipo de maquinistas, ingenieros, artesanos, especialistas en acabado, luthiers, artistas gráficos y otros técnicos que saben hacer de todo. Ese último 10 % del proyecto es como la preparación para una carrera de Fórmula 1: ahí, cada pequeño detalle es vital.

Hay un dicho sobre el desarrollo de productos: «hemos recorrido un 90 % del camino y nos queda un 90 % para llegar».

Todo está saliendo muy bien y yo estoy encantado de estar implicado en ello. Nos lo estamos tomando con calma. No es una carrera de cifras de producción. Podemos permitirnos el lujo de dedicarle el tiempo que sea necesario.

Pero, ciertamente, espero que la cosa no vaya tan lenta como el crecimiento de un árbol de ébano. En este número, Scott Paul relata nuestro viaje a Camerún a principios de este año. Llevábamos mucho tiempo esperando ese momento, ya que se retrasó un par de años a causa de las restricciones de viaje. Fue maravilloso ir a Crelicam, nuestro aserradero de ébano, y dar un fuerte abrazo a nuestros cincuenta y tantos compañeros que trabajan allí. También fue muy especial entrar en el bosque y visitar las aldeas locales adscritas al Proyecto Ébano. Nos sorprendió gratamente lo bien que están sobreviviendo y creciendo los árboles de ébano que se han plantado: los vimos sanos, rectos y fuertes.

Igualmente, hemos avanzado muchísimo en la plantación de diversos árboles frutales aparte del ébano. De hecho, al principio esta promesa fue más difícil de cumplir que el establecimiento de los propios árboles de ébano. Nunca nos lo habríamos imaginado, más que nada porque la plantación de ébano era un misterio: nadie la había abordado de manera significativa hasta ahora. Fue muy reconfortante comprobar el progreso del proyecto y constatar que, incluso durante la pandemia, el programa siguió ampliándose y prosperando, porque el talento está allí en Camerún y no depende de nadie de fuera. Esta circunstancia por sí sola ya ha estimulado que muchas otras iniciativas en la zona se animen y tomen nota.

Incluso durante la pandemia, nuestro programa siguió ampliándose y prosperando, porque el talento está allí en Camerún y no depende de nadie de fuera.

Una cosa que me encanta de la versión digital de Wood&Steel es la posibilidad de utilizar vídeos para contar historias. En este número tienes una bonita pieza corta de nuestro viaje a Camerún, y también otra más larga sobre la creación de tapas de guitarra en Pacific Rim Tonewoods, socio de Taylor en nuestro proyecto con la koa y proveedor de pícea y arce desde hace muchos años. Sin ellos, hoy no seríamos lo que somos. Este vídeo tiene la duración de un documental, pero vale la pena verlo entero si te interesa aprender cosas sobre las guitarras. Y, dado que estás leyendo Wood&Steel, entiendo que es así… ¿verdad? ¡No te lo pierdas, es muy iluminador!

Por último, quiero referirme a Andy Allo, que nos acompañó a Scott y a mí a Camerún. También aparece en el vídeo, y volveremos a verla en otros materiales que publicaremos próximamente. Es una excelente guitarrista y actriz, parte del reparto de la serie de Amazon Upload, que a mí me gusta mucho. He llevado a mucha gente a Camerún, pero con nadie ha sido tan fácil como con ella… vaya, es que creció allí, así que no hizo falta que le explicara nada. Después de mucho tiempo sin hablar francés, desempolvó sus conocimientos del idioma y me ayudó a entender lo que decía la gente. Fue un placer conocerla. Si ves Upload, notarás que sonríe cuando habla. Y así es como sonreía también en nuestros viajes a los bosques de Camerún. ¡Fue genial!

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Cuando la impaciencia es una virtud

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Tras cinco décadas en el mundo de la guitarra, Bob ha aprendido que, aunque a veces vale la pena esperar por algunas cosas, la capacidad de reaccionar rápidamente es clave para la innovación.

En el momento en que escribo esta columna, estamos entrando en el 2023. Si cuento el año que pasé trabajando en American Dream cuando tenía 18 (antes de que, a mis 19, Kurt y yo fundáramos Taylor Guitars), ¡puedo decir que llevo casi medio siglo escapándome de tener que buscar trabajo! Y no os imagináis hasta qué punto doy gracias por ello.

La carrera que elegí me tuvo en números rojos durante los primeros 10 años, me ha obligado a partirme el lomo en algunas fases y me ha traído unos cuantos dolores de cabeza. Pero, con todo, es la alegría de mi vida. En Taylor Guitars me siento totalmente como en casa, y cada año que pasa me sigue pareciendo apasionante.

Hablando de American Dream, hemos añadido nuevos modelos a esta serie; os lo explicamos en este número de Wood&Steel. Y aquí va una pequeña batallita. Cuando Kurt y yo compramos la tienda American Dream en 1974, nos encontramos con un problema que solo descubrimos después de la operación: no podíamos usar el nombre. Esa fue una de las razones por las que optamos por Taylor, pero la verdad es que American Dream Guitars nos encantaba. En nuestro primer día nos llevamos la gran decepción de saber que nos estaba vetado.

Pero pasó el tiempo y el nombre volvió a estar disponible. Así que, mucho después de que Taylor apareciera en escena, lo registramos. Para mantenerlo activo, teníamos que lanzar un par de guitarras con la marca American Dream de vez en cuando; creo que el intervalo era de un modelo cada 10 años. Y eso fue lo que hicimos.

A lo largo de los años, un aspecto que no me ha gustado de nosotros mismos es que hemos sido demasiado pacientes con cosas que podríamos haber mejorado más rápido.

Durante la COVID, cuando los suministros escaseaban, las ventas eran inciertas y nuestra planta de Tecate estaba cerrada, se nos presentó la oportunidad ideal para desempolvar el nombre y dejarlo volar. Así nació la serie American Dream de Taylor, que tiene mucho significado para Kurt y para mí. Me entusiasma haber recuperado ese nombre, que todo sucediera espontáneamente y que esta serie tenga un diseño legítimo que ofrece una calidad espectacular a muy buen precio. Es sorprendente cómo las cosas acaban llegando si eres paciente y dejas que lleven su curso.

Sin embargo, la paciencia también tiene su lugar y su medida. A lo largo de los años, un aspecto que no me ha gustado de nosotros mismos es que hemos sido demasiado pacientes con cosas que podríamos haber mejorado más rápido. Y otro que sí me ha gustado es que, cuando se ha presentado una necesidad, nos hemos lanzado a afrontarla con una mejora, una innovación o incluso una nueva invención desde cero, porque había que hacerlo en el momento y no podíamos esperar. Así es como rediseñamos nuestros mástiles para hacerlos más rectos y prácticos. También nos vimos en una situación de ese tipo cuando literalmente tuvimos que ingeniar nuevos procesos para elaborar las primeras guitarras acústicas con acabados con curado UV, que ofrecían un mejor rendimiento, sin dejar de cumplir con las estrictas leyes de emisiones de California. En esos casos, la paciencia habría sido el enemigo. Y ahí tenemos la plantación de árboles, de la cual me siento muy orgulloso: el tema es plantar con impaciencia y luego tener paciencia para esperar.

Estoy tremendamente satisfecho con todas las creaciones e innovaciones que Andy ha puesto sobre la mesa, desde cambios sutiles hasta revoluciones como el varetaje V-Class o el increíble contorneado ergonómico de los modelos Builder’s Edition (especialmente en los cutaways, que son muy difíciles de ejecutar).

Ojalá tuvierais la ocasión de ver lo que hace Andy cada día y conocer los desarrollos que se están llevando a cabo ahora mismo en Taylor, porque es algo fascinante. Andy tiene unas ideas geniales que me hacen mirar hacia el futuro con muchas ganas. Y está apoyado por un gran equipo de personas capaces de llevar sus diseños a la producción. Eso es lo que yo llamo «industrializar» una idea. Me encanta partir de un concepto y encontrar un método de construcción para que se pueda materializar de manera efectiva y con el volumen suficiente para ponerlo en las manos de los músicos en forma de guitarras. Ver a nuestro grupo de ingeniería y maquinaria trabajando con Andy para dar vida a esos diseños es una delicia. Y no nos olvidemos de nuestros constructores, que aprenden todas las habilidades que hagan falta con rapidez y naturalidad.

Estoy deseando estrenar un nuevo año de fabricación de guitarras. Nunca ha resultado aburrido, ni ha habido sensación de estancamiento. Tampoco ha sido fácil, pero en ningún momento ha dejado de parecerme profundamente gratificante. Y estoy muy agradecido por ello.

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Andy adelanta por su carril

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Bob reflexiona sobre el paso a un papel secundario en el momento en que Andy Powers toma el timón de la empresa.

Pues aquí estoy, un poco más lejos de la portada de Wood&Steel que antes. Como dice mi querido amigo Jesús Jurado, que se jubiló de Taylor Guitars hace un par de años (vive en Tijuana y me acompaña con su Land Cruiser a explorar y acampar por Baja California), «tenemos que apartarnos y dejar que los jóvenes nos adelanten». Y a mí me parece perfecto. Andy Powers viene por el carril de adelantamiento y yo me aparto para dejarle pasar. Ahora, le veréis en las primeras páginas de la revista y podréis leer lo que tiene que decir no solo como diseñador jefe de Taylor, sino también como presidente y director ejecutivo.

Últimamente, estoy oyendo hablar cada vez más sobre la calidad del sueño y cómo saber si dormimos bien y en la cantidad adecuada. Todo el mundo me decía que debería ir a un médico del sueño. Y así lo hice. Llevo décadas durmiendo poco; soy de esos a los que les basta con cinco o seis horas de sueño por noche. Yo creo que duermo lo suficiente, ¡pero al final han conseguido que me preocupe! Bien; el médico llega y me pregunta por qué he venido a verle. Le digo lo que acabo de escribir aquí. Y añado: «¡solo quiero saber si, cuando duermo, duermo de verdad!». Riéndose, me contesta que esa es una buena manera de expresarlo y que tiene formas de encontrar la respuesta.

Esas palabras me hicieron reflexionar sobre algo relacionado con Andy que pensé que os gustaría saber. Y es que Andy, cuando piensa, piensa de verdad. Todos pensamos, sí. Pero, cuando lo hacemos, ¿somos realmente reflexivos, tenemos en cuenta todos los ángulos, podemos formarnos una opinión que tenga sentido? Y, cuando dejamos de pensar en algo, ¿hemos encontrado un camino a seguir? Los hechos indican claramente que muchas personas no ejercitan un pensamiento de calidad. Andy sí lo hace, y muy bien.

No me viene a la cabeza ningún otro gran fabricante de guitarras cuyo presidente y director ejecutivo sea también su diseñador jefe.

En Taylor Guitars todos somos conscientes de ello, y por eso estamos encantados de que Andy asuma de una tacada los puestos de director ejecutivo y presidente (que eran el cargo de Kurt y el mío, respectivamente). No conozco a nadie en Taylor que no sienta alegría y confianza ante este cambio, así que pensé que estaría bien comunicar mi punto de vista para que todos, nosotros y vosotros, le demos la bienvenida a Andy. No me viene a la cabeza ningún otro gran fabricante de guitarras cuyo presidente y director ejecutivo sea también su diseñador jefe. Para Taylor Guitars y para nuestros clientes, esto significa que el área comercial y la construcción de guitarras propiamente dicha seguirán totalmente entrelazadas, igual que lo han estado durante 48 años. Esto está muy bien. Andy no sacrificará una parte por la otra. En Taylor lo sabemos, y quería compartirlo con todos vosotros.

En cuanto a mí, sigo viniendo a la fábrica casi todos los días. Sí, puedo tomarme un poco más de tiempo libre ahora que tengo 67 años. Aún me quedan cosas que ofrecer, pero lo mejor que puedo hacer es apartarme para dejar paso a otros. Además, tengo el privilegio de ejercer como asesor en la junta directiva y, a veces, incluso de dirigir proyectos. Todavía hay muchas tareas significativas y divertidas de las que me puedo encargar; cosas que ayudarán a Andy a seguir su camino y a nuestros empleados-propietarios a sacar adelante la empresa. ¡Y, en general, Andy parece convencido de que yo puedo actuar con independencia y sin molestar demasiado! La verdad es que me encanta ayudar, y sé moverme por el campus. Incluso me conozco algunos atajos.

Hablando en serio: cuando contraté a Andy hace 11 años, le dije a todo el mundo que iba a disfrutar viéndole volar. Hoy en día sigo en eso, y no se me ocurre nada mejor que hacer en los próximos años.

Enhorabuena por tus nuevas responsabilidades, Andy. ¡Tienes todo mi apoyo y colaboración!

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Un jardín de guitarras

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Bob reflexiona sobre las iniciativas de cultivo en Hawái para garantizar la existencia de koa de alta calidad en el futuro.

El pasado día de San Valentín se cumplieron 11 años desde que aterricé por primera vez en Camerún y me embarqué en una aventura empresarial (el aserradero de ébano Crelicam) con un equipo maravilloso a mi lado. Antes de ese día, nunca me habría imaginado que me metería en una aventura de ese tipo. Era un proyecto emocionante y lleno de promesas que empezó desde la inocencia y la ingenuidad. Y, aunque se iba haciendo sorprendentemente difícil año tras año, también resultaba cada vez más gratificante. Aún hoy sudamos la gota gorda para resolver todas las dificultades que van surgiendo en el aserradero, pero tengo claro que lo volvería a hacer, sobre todo con el apoyo de ese equipo. No puedo imaginarme una mejor compañía.

La sola idea de usar ébano con rayado marrón nos ha ayudado a adaptarnos a las realidades del bosque, incluso en relación con otras especies de madera. Podemos decir que hoy es el mejor día que habrá en muchísimo tiempo para la obtención responsable de maderas destinadas a la construcción de guitarras, porque mañana ya será más difícil. Y, pasado mañana, todavía más. Esto es un hecho. Sin embargo, los guitarristas de la época actual pueden contribuir a reducir esa presión sobre las maderas, ya que tienen más educación sobre la forma en que los tiempos están cambiando y se muestran más dispuestos a aceptar las diferencias estéticas.

Una excepción a esa disminución constante de la madera de calidad podría ser la koa. En este número de Wood&Steel no solo estrenamos nuestra nueva Serie 700 de koa, sino que también destacamos la labor de Siglo Tonewoods en un magnífico artículo de nuestro editor Jim Kirlin. Siglo Tonewoods fue cofundada por Pacific Rim Tonewoods y Taylor Guitars hace unos siete años. Desde entonces no hemos dejado de trabajar, y tenemos algunas cosas que contar sobre todo ello.

Como cliente, tú seguirás viendo guitarras con buenas maderas en los escaparates de las tiendas de música, y eso nos gusta. Pero nosotros, como fabricantes, tenemos que enfrentarnos al reto estratégico de encontrar madera para cortar mientras gestionamos el temor a usarla toda y quedarnos sin nada. ¿Qué hacemos, pues? ¿Ponemos cara de sorpresa y nos preguntamos cómo ha podido pasar algo así? Esto ya ha sucedido antes con muchas otras especies, y ahora tenemos una muy buena oportunidad para cambiar la historia con la koa. Pero, ¿cómo?

Aquí es donde entra en juego Steve McMinn. Si Steve lee esta columna, lo que voy a decir ahora no le gustará, porque por sistema huye de los elogios. Pero la verdad es que no hay nadie mejor que él para crear un equipo y ponerlo en movimiento para solucionar esta situación. Steve no solo quiere plantar árboles, sino también acompañar su crecimiento. Y no le interesa cultivar árboles malos: su idea es que todos sean buenos, y eso es lo que está intentando el equipo de Siglo. Steve y yo ya estaremos muertos cuando lleguen las pruebas, pero por el camino esperamos ver indicios de que este trabajo vale la pena y dará resultados.

Piensa en lo que cuesta desarrollar una semilla que siempre te dará el tomate que esperas. Y, ahora, imagínate lo difícil que puede llegar a ser conseguir semillas que hagan crecer árboles de koa de los buenos.

Imagínate que estás plantando un huerto y eliges todas las semillas basándote en un catálogo que promete un rendimiento específico y adecuado para las condiciones de tu zona. Si has probado algo así (muchos lo hemos hecho, aunque solo fuera con un tomate), ¿alguna vez te has preguntado cómo llegaron esas semillas al sobrecito que tienes en las manos, y cómo pueden prometerte esos resultados? Si nunca te habías parado a pensarlo, tienes que saber que, aunque ahora lo damos todo por hecho, esas semillas no salieron de la nada.

Hubo horticultores que trabajaron para desarrollarlas. ¡Figúrate lo que debe de costar obtener una semilla que produzca una sandía sin pepitas! O una semilla que siempre te dará el tomate que esperas. Piénsalo por un momento. Y, ahora que le estás dando vueltas a todo esto, imagínate lo difícil que puede llegar a ser conseguir semillas que hagan crecer árboles de koa de los buenos. La sandía te dirá en cuatro meses si la cosa salió bien o mal (algo es algo). Pero la koa tardará entre 25 y 50 años en darte la respuesta, lo cual complica un poquito las cosas.

Para colmo, durante cientos y cientos de años, la gente se dedicó a cortar en primer lugar los mejores árboles, lo cual en muchos casos ha provocado un declive en la salud genética de los bosques. Hay muchas especies cuyos árboles más aptos, los que producen las mejores semillas, desaparecieron hace mucho. Solo quedan árboles de segunda fila.

Por suerte, existen métodos para abordar este asunto y también hay personas con los conocimientos y la capacidad para ello. Y, como ocurre en una gran banda que atrae a los mejores músicos porque a cualquiera le encantaría tocar en ella, nuestro equipo es lo suficientemente importante como para que la gente inteligente sepa apreciarlo y quiera trabajar con nosotros. Hemos captado mucho talento. Yo tuve el privilegio de poder comprar un terreno fabuloso con un suelo excelente para plantar nuestros propios árboles. Nosotros vendemos guitarras de koa y esas ventas mantienen el motor económico en marcha, pero que nadie se piense que yo soy el que sabe cómo desarrollar los rasgos de los árboles de calidad y, a continuación, planificar, plantar y cuidar una extensión que se convertirá en un bosque increíble.

Hay que darle el mérito a quien le corresponde, y yo estoy encantado de poder hablaros de Siglo Tonewoods y Siglo Forest en este número de Wood&Steel. También presentamos un interesantísimo vídeo sobre Siglo producido por Steve y otros colaboradores. Estoy muy orgulloso de todo ese trabajo y me siento honrado por formar parte de él. Desde aquí, toda mi gratitud y admiración para el amplio y muy competente equipo de Siglo. ¡Gracias a todos!

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Escalas de guitarra

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En una época de crecimiento de la demanda de guitarras, Bob explica por qué la capacidad de producción de Taylor es una ventaja para todos.

El pasado día de San Valentín se cumplieron 11 años desde que aterricé por primera vez en Camerún y me embarqué en una aventura empresarial (el aserradero de ébano Crelicam) con un equipo maravilloso a mi lado. Antes de ese día, nunca me habría imaginado que me metería en una aventura de ese tipo. Era un proyecto emocionante y lleno de promesas que empezó desde la inocencia y la ingenuidad. Y, aunque se iba haciendo sorprendentemente difícil año tras año, también resultaba cada vez más gratificante. Aún hoy sudamos la gota gorda para resolver todas las dificultades que van surgiendo en el aserradero, pero tengo claro que lo volvería a hacer, sobre todo con el apoyo de ese equipo. No puedo imaginarme una mejor compañía.

Por sí solo, este aumento de 40 000 guitarras respecto al 2019 ya es un volumen mayor que el de la producción anual de la mayoría de grandes empresas de guitarras acústicas. Y eso no es fácil de conseguir. Nuestros distribuidores nos agradecieron ese esfuerzo que les permitió recibir sus encargos en un año en el que la mayoría de las tiendas de guitarras tenían las paredes de exhibición prácticamente vacías. También hay que decir que algunos clientes (una minoría, para ser justos) fueron más críticos y se preguntaban cuándo Taylor cumpliría con sus entregas de guitarras, ya que después de buscar y esperar un tiempo aún no habían podido conseguir el instrumento que querían.

Debo admitir que la demanda de casi todas las guitarras que fabricamos en Tecate está por encima del volumen que podemos satisfacer. Construimos un excedente de modelos Baby porque teníamos madera para ello. También creamos nuevos recursos para obtener y procesar la madera que utilizamos en nuestras guitarras más grandes hechas en México, pero por lo demás nos movíamos en niveles muy inferiores a la demanda. Es difícil seguir el ritmo, especialmente en ese rango de precios.

Antes del inicio de las operaciones de nuestra planta de Tecate, hace ya más de 20 años, esa categoría estaba cubierta por productos de países extranjeros, en su mayoría asiáticos. Nuestra incursión en la construcción de guitarras de calidad en Tecate ha tenido una gran aceptación. Sentimos que hemos sido útiles a muchos guitarristas. Para mí, es muy gratificante ver a jóvenes compitiendo en concursos de talentos con sus instrumentos de las series 100, GS Mini, Academy o Big Baby y comprobar que por televisión suenan igual de bien que cualquier otra guitarra. Soy consciente de que esos artistas no tienen (todavía) suficiente dinero como para comprarse las guitarras más sofisticadas y caras que hacemos nosotros y otros fabricantes, pero sus limitaciones de presupuesto tampoco han comprometido la calidad de su música.

Lo bueno de una fábrica es que podemos atender a más personas. No solo a los intérpretes, sino también a proveedores, empleados, distribuidores y comunidades locales.

En cuanto a nuestra producción en El Cajón, también hemos batido unos cuantos récords. El mayor número de guitarras fabricadas. La gama de precios más amplia. Nuevos modelos. La calidad no solo no se ha resentido, sino que ha seguido mejorando en nuevos diseños con Andy al timón. Estoy muy contento con lo que tenemos planeado para los próximos años. Se avecinan muchas cosas interesantes. Nuestra labor de I+D continúa progresando con normalidad. Es cierto que podríamos haberla ralentizado para priorizar la cobertura de la demanda, pero esa no es la forma en que nos gusta hacer las cosas. Sabemos que no es bueno relajarse cuando el objetivo es perfeccionar las guitarras de cara al futuro o crear nuevos tipos de instrumentos.

Como he dicho en otras ocasiones, siempre he creído que las fábricas pueden ofrecer productos excelentes con una magnífica relación calidad-precio. Hay muchos luthiers fantásticos que construyen guitarras realmente geniales. No es que envidie lo que hacen, y tampoco se me ocurriría quitarles mérito. Todo el mundo debería tener alguna de sus guitarras. También diré que casi todas las guitarras vintage más buscadas salieron de fábricas. Y lo bueno de una fábrica es que podemos atender a más personas. No solo a los intérpretes, sino también a proveedores, empleados, distribuidores y comunidades locales.

A mí me encantan las fábricas y las guitarras hechas en ellas, ¡especialmente las nuestras! Y aún más teniendo en cuenta lo mucho que cuesta conseguir el resultado que ofrecemos, incluso para personas realmente válidas y dedicadas. Cuando veo que la gente está literalmente sufriendo por tener una guitarra y constato que nosotros hemos logrado aumentar nuestra producción en casi 80 000 unidades en un año tan difícil, me reafirmo en mi defensa de las fábricas. En un contexto de agotamiento de existencias en tiendas de todo el mundo, todas esas guitarras que nosotros hemos sido capaces de construir y entregar durante los últimos dos años han servido a cientos de miles de guitarristas, desde principiantes hasta músicos experimentados.

Mucha gente nos pregunta a mí o a Kurt: «¿os imaginabais en vuestros inicios que Taylor podría llegar a lo que es hoy?». La respuesta es no, esto nunca me lo podría haber imaginado.

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Habla Bob

Invertir en lo inevitable

Bajar

La adaptación al cambio es una de las capacidades más importantes que podemos cultivar, tanto en los negocios como en la vida.

El pasado día de San Valentín se cumplieron 11 años desde que aterricé por primera vez en Camerún y me embarqué en una aventura empresarial (el aserradero de ébano Crelicam) con un equipo maravilloso a mi lado. Antes de ese día, nunca me habría imaginado que me metería en una aventura de ese tipo. Era un proyecto emocionante y lleno de promesas que empezó desde la inocencia y la ingenuidad. Y, aunque se iba haciendo sorprendentemente difícil año tras año, también resultaba cada vez más gratificante. Aún hoy sudamos la gota gorda para resolver todas las dificultades que van surgiendo en el aserradero, pero tengo claro que lo volvería a hacer, sobre todo con el apoyo de ese equipo. No puedo imaginarme una mejor compañía.

El artículo de portada de este número de Wood&Steel habla de las incrustaciones nacaradas. Siempre he dicho que mi carrera como constructor de guitarras se ha desarrollado durante un trascendental período de transición en cuanto a los materiales naturales. Hoy en día, las cosas están evolucionando desde lo que habían sido siempre hacia algo nuevo que perdurará mucho tiempo. Y vivir en tiempos de cambio es más complicado que hacerlo antes o después del cambio. Pero yo siempre digo: «hay que invertir en lo inevitable», porque si es inevitable, no tiene sentido negarlo.

No hay ninguna duda de que tendremos menos madera antigua disponible para hacer guitarras, quizá también menos abulón, y habrá menos productos químicos que, aunque efectivos, sean peligrosos. Una cosa a tener en cuenta es que el futuro de la madreperla es más prometedor que el del abulón, ya que muchas ostras se cultivan en criaderos de producción de perlas en los que crecen hasta alcanzar un gran tamaño. Por su parte, el abulón utilizado tradicionalmente para los trabajos con concha se recoge en el medio salvaje por su carne; la concha no deja de ser un producto secundario que acaba siendo usado en incrustaciones. Se trata de un abulón maduro con conchas exteriores totalmente calcificadas. La carne del abulón cultivado en granjas madura mucho antes de que la concha exterior se calcifique, de manera que esas conchas no sirven para las incrustaciones. La buena noticia es que los científicos están empezando a «trasplantar» abulón criado en granjas: toman especímenes jóvenes y los colocan cuidadosamente en entornos naturales que les permiten crecer hasta la madurez, lo cual es de esperar que ayude a la recuperación de la especie.

Continuaremos haciendo guitarras fabulosas aunque nuestros materiales cambien un poco.

Bob Taylor

Afortunadamente, tenemos muchas formas de decorar instrumentos. A nosotros nos encanta hacerlo, y parece que a vosotros os encantan esas guitarras. Algún día también os gustarán los modelos construidos con tapas de pícea de cuatro piezas. Puede ser que ni siquiera os deis cuenta de ello porque haremos un trabajo tan fino como siempre, pero están al caer. Mientras escribo esta columna, se están produciendo cambios en los lugares de crecimiento de la pícea en el oeste de Canadá y en los Estados Unidos. Finalmente, la gente está aceptando el hecho de que no se puede cortar toda la madera antigua disponible. Una parte, sí. Toda, no. En realidad, esto supone un paso adelante respecto a la época en que la humanidad solo dejó de cortar árboles grandes cuando ya había tumbado el último. Ahora veo que estamos pisando el freno antes de que sea demasiado tarde, y yo lo aplaudo. Podemos adaptarnos. Nosotros lo haremos. Vosotros también. Como dice mi amigo Eric Warner de Pacific Rim Tonewoods: «adaptarse, migrar o morir». Tiene toda la razón, así que nos adaptaremos y continuaremos haciendo guitarras fabulosas aunque nuestros materiales cambien un poco.

Estoy trabajando muy de cerca con Scott Paul en todos nuestros programas medioambientales, y me alegra poder decir que siguen viento en popa. Por mi experiencia, si quieres que alguien te ayude a involucrarte cada vez más en el desarrollo de proyectos como estos, lo que tienes que hacer es contratar a alguien que fuera hippie de Greenpeace y dejarle trabajar. A la que yo digo: «oye, he pensado una cosa…», Scott ya se pone manos a la obra. Esa es su naturaleza y su profesión. Espero que os guste lo que cuenta en este número de la revista.

Por último, me gustaría desearles de todo corazón un feliz 20.º aniversario a mis queridos amigos, proveedores, compañeros y socios de Madinter. Como seguramente sabéis, somos copropietarios del aserradero Crelicam en Camerún. Hemos trabajado codo con codo durante los últimos diez años (nuestro décimo aniversario será en noviembre del 2021); si quieres conocerles mejor, entra en Madinter.com. Madinter colabora con fabricantes de guitarras de toda Europa y especialmente de España, donde hay una cantidad de constructores realmente increíble: parece que todo el mundo conoce a un luthier, lo cual no sucede en Estados Unidos. ¡Vale la pena verlo in situ! Vidal, Luisa, Jorge: para mí es un placer haber trabajado con vosotros todos estos años. ¡Feliz aniversario!

Bob Taylor seated on stack of mahogany wood

Habla Bob

Cosas que perduran

Bajar

Bob reflexiona sobre la dualidad de lo permanente y contrapone nuestro problema con el plástico a la transición de la propiedad de la empresa a los trabajadores.

Cuando era pequeño, salíamos en bicicleta por la ciudad y, si se nos había ocurrido de antemano, bebíamos agua de una cantimplora que llevábamos con nosotros. Pero normalmente no éramos tan previsores, así que parábamos para beber de las mangueras de los jardines o en alguna fuente pública. En aquellos tiempos, la idea de comprar una botella de plástico llena de agua era impensable. Con quince centavos podíamos agenciarnos una Coca-Cola, bebérnosla allí mismo y recuperar cuatro centavos al devolver la botella de vidrio. Durante la infancia de mis hijas, el vidrio desapareció y fue sustituido por latas y botellas de plástico.

Desde el 2011, he pasado hasta 100 días al año en Camerún ayudando a poner en marcha el aserradero de ébano del que somos copropietarios. Cuando llueve, se forma un torrente que desborda los ríos e inunda los puntos más bajos de una ciudad de 3 millones de habitantes. Al día siguiente, ya no hay agua, pero las botellas de plástico arrastradas hasta esas zonas se quedan ahí. Es una visión impactante: literalmente, se forman montañas de plástico que representan una mínima parte del total. En esas montañas de residuos no hay cantimploras ni mangueras de jardín. Es imposible pasar en coche por allí sin que te duela lo que se ve. Esa imagen me afectó profundamente y me llevó a reducir mi consumo de agua en botellas de plástico en algo así como un 99 %. En los países desarrollados, el plástico se recolecta y se oculta donde no podamos verlo para que no pensemos que es un problema. Pero lo es.

En este número de Wood&Steel, Jim Kirlin escribe sobre la montaña de envoltorios de plástico que estamos acumulando en Taylor Guitars y que hemos colocado justo en un punto en el que causa una incomodidad terrible: nadie que trabaje aquí o que pase en coche puede dejar de verla. El tema es que tenemos que enfrentarnos a esa cuestión y generar algo, aunque solo sea una ráfaga inicial de vergüenza o rechazo ante ese montón del producto más duradero inventado por el hombre. El plástico no desaparece, no se degrada. Espero que ese artículo te ayude a hacer una pausa y a pensar en la forma en que cada uno de nosotros contribuye al deterioro de nuestro mundo solo por obtener una comodidad inmediata. Yo reconozco que me gusta lo que hace el plástico cuando lo uso; lo que no me gusta es lo que hace cuando ya he dejado de usarlo. Y otra cosa: no creas que todo o casi todo el plástico se recicla, porque eso solo se hace con una pequeñísima parte.

La transferencia de la propiedad a los empleados me ha dado un nuevo sentido de propósito parecido al sentimiento que me provocan mis nietos.

Bien, pasemos a algo más alegre. Me gustaría comunicar que, ahora, Taylor Guitars es 100 % propiedad de los empleados. Estoy encantado con este movimiento; puedes leer sobre ello en este número de la revista y ver algunos comentarios en vídeo. En el momento en que escribo esto, ya no soy accionista de Taylor Guitars. A día de hoy soy un empleado, y doy gracias por ello. Algunos amigos me han chivado que este no es un mal sitio para trabajar, así que espero poder quedarme bastante tiempo. En realidad, la transferencia de la propiedad a los empleados me ha dado un nuevo sentido de propósito parecido al sentimiento que me provocan mis nietos. Ahora puedo colaborar en beneficio de nuestros trabajadores-propietarios de una manera diferente y más tangible. Tengo mucha confianza en nuestro futuro y en las manos en las que quedará la compañía. Con esta nueva fórmula de propiedad, espero que Taylor Guitars sea tan duradera como el plástico pero sin ser un problema para el planeta y su gente. Algo sostenible, digamos. Quiero expresar mi profundo agradecimiento a todos los trabajadores, distribuidores, proveedores y guitarristas que han contribuido a llevar a Taylor hasta este punto. Aquí es donde quiero estar, aportando lo que pueda para que sigamos avanzando.

Habla Bob

Vendrán días mejores

Bajar

Bob reflexiona con sentimientos encontrados sobre un año sin precedentes.

La montaña rusa de este último año me ha llevado (a mí y a todos) por caminos que nunca había transitado en mi vida. Colectivamente, ha sido como si nos hubieran sacudido hasta lo más profundo y de diferentes formas en distintas partes del mundo. La sanidad, la igualdad, la justicia en las oportunidades, el liderazgo de los gobiernos, la predisposición de las poblaciones a seguir sus decisiones y muchos otros conceptos y condiciones han sido puestos a prueba, evaluados, re-evaluados y discutidos como nunca antes había visto. Y ha sido un fenómeno global.

En todo lo que había vivido hasta ahora, siempre había podido contar con que la gente se reuniera para remar todos juntos y salir de cualquier lío. Pero, esta vez, la posibilidad de resolver las cosas con la unión física ha quedado obstaculizada y, en algunos casos, completamente anulada.

Si miramos hacia el año que viene, no es difícil ver que aún hay un trecho para recuperarnos de la pandemia. Yo espero que las cosas mejoren para todos nosotros, y echo de menos a todas las personas que veía habitualmente tanto aquí en San Diego como en el resto del mundo.

Una cosa que ha vuelto a quedar clara es que la música es importante para ayudar a la gente a sentirse mejor. Los datos históricos demuestran que, en tiempos de dificultades económicas, el sector comercial de los instrumentos musicales siempre ha funcionado bastante bien. Cuando las personas se ven obligadas a apretarse el cinturón, parece que tocar música contribuye a levantar los ánimos. Y, para Taylor, esto nunca ha sido tan evidente como en el año 2020. La gente ha comprado guitarras en cantidades que yo nunca había visto. Debo admitir que he tenido sentimientos contradictorios al ver que nuestra forma de ganarnos la vida subsistía mientras que la de otras personas no. Nos alegra poder mantenernos a flote y seguir atendiendo las necesidades del público, pero al mismo tiempo estamos con el corazón en un puño por todos los que están atravesando un mal momento.

Me encanta escuchar tantas historias de personas que han encontrado un significado en tocar música para sí mismas, para otras y con otras.

Así que, al reflexionar sobre nuestros logros del año pasado, la sensación es agridulce. No es que pensemos que el mundo sería mejor si en Taylor hubiéramos pasado más complicaciones solo por formar parte del sufrimiento, pero os aseguro que a todos nosotros nos ha tocado ver de cerca a amigos y familiares que no han tenido tanta suerte. Y confío en que, a nivel individual, todos los que hemos sido más afortunados estemos ayudando a aquellos que conocemos personalmente y sabemos que se han llevado un golpe.

Un aspecto que nos enorgullece es que nuestra labor de construcción de guitarras realmente parece ayudar a la gente. Me encanta escuchar tantas historias de personas que han encontrado un significado en tocar música para sí mismas, para otras y con otras. Este es probablemente el mayor beneficio y bendición que he conocido en toda una vida dedicada al mundo de la guitarra. Este año, hemos hecho un gran esfuerzo para hacer lo que los guitarristas quieren. Y, para ser claro, cuando digo «nosotros» quiero decir justamente eso. Con el equipo de Taylor, representado en todo el mundo, es con quien quiero estar en momentos difíciles. Y eso incluye a nuestros distribuidores y a vosotros, que compráis nuestras guitarras. Juntos, formamos una gran familia con una buena perspectiva que deja un impacto positivo en el mundo. ¿Qué más se puede pedir?

En este número de Wood&Steel, seguiremos hablando de modelos de guitarras, técnicas de construcción, accesorios para el instrumento, música, proyectos de sostenibilidad y otras cosas relacionadas, porque la vida continúa y así es como debe ser. Nos sentimos muy afortunados por estar bien, y de verdad espero que vosotros también lo estéis. Y, si pasáis por un mal trago, quiero que sepáis que os tenemos en nuestros pensamientos, porque todos conocemos a alguien cercano que ha sufrido mucho.

Si se me permite una sugerencia, tocad música. Quered a los demás, ayudad al vecino, cread momentos para el recuerdo. Nunca os arrepentiréis ni lo olvidaréis.

BobSpeak

El arte de la fabricación

Bajar

Una mirada realista al ecosistema empresarial de la fabricación y a la creación de una nueva serie de guitarras en tiempos de pandemia.

Te invito a que te sirvas un café antes de leer esta columna, porque va a ser un poco más larga de lo normal. He pensado que la presentación de la serie American Dream sería una buena oportunidad para hablar sobre la fabricación en general.

Durante casi medio siglo, he estado en contacto con ese mundo día sí y día también, y he acabado aprendiendo algunas cosas sobre el tema. Es muy probable que mi experiencia, que empezó con mis manos y un cincel y me ha llevado hasta lo que Taylor es hoy en día, haya sido más completa que si me hubiera dedicado a trabajar como ingeniero de fabricación para una empresa. En mi caso, he sido el responsable de la mayor parte de las decisiones de nuestra compañía y, por supuesto, de sus consecuencias. Sé lo que es trabajar prácticamente solo y también lo que supone establecer operaciones consolidadas en cuatro países, cada uno con sus propias leyes, idiomas y culturas.

Estoy muy satisfecho del éxito de Taylor y de haberlo conseguido teniendo siempre en mente el interés de todos, desde clientes y empleados hasta proveedores, accionistas y la gran comunidad que nos rodea.

Los costes marcan la diferencia

Todas las empresas venden un producto para obtener beneficios intentando mantener un equilibrio justo entre los costes y lo que reciben de sus clientes. Por otra parte, todos los empleados de una empresa queremos ganar el mejor sueldo posible. Pero, ¿qué pasa cuando intentamos pagar lo mínimo por las cosas que compramos? Todos buscamos precios competitivos y muchas veces adquirimos productos fabricados en lugares donde los costes son menores, lo cual generalmente significa que los salarios también son más bajos. Y las infraestructuras y otros costes asociados también son más asequibles en esos países con salarios bajos, ya que todo se basa en el balance entre los sueldos y la economía a escala local.

Un buen ejemplo de la diferencia de costes lo tenemos aquí mismo, en nuestras guitarras construidas con la madera Urban Ash que obtenemos en el sur de California. Hay gente que se pregunta cómo es posible que las guitarras que producimos a partir de árboles «gratis» de la calle que iban a acabar convertidos en leña valgan lo mismo que otros instrumentos hechos con maderas tradicionales.

En pocas palabras, la razón es que los gastos son más altos y casi todos van a parar a personas que manipulan esos árboles en los Estados Unidos. El trabajo de retirar los troncos de manera segura a 3 metros de una carretera o una casa, transportarlos, serrarlos y volverlos a transportar lo realizan profesionales estadounidenses que ganan buenos sueldos estadounidenses, y se lleva a cabo viajando por carreteras estadounidenses, pagando impuestos estadounidenses, cumpliendo con las regulaciones de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, garantizando la cobertura sanitaria, etcétera. Dicho de otra forma, la persona que convierte ese árbol en madera para que nosotros construyamos guitarras podría ser alguien como tú. Si solo nos interesara la madera más barata, podríamos encontrarla en lugares donde las condiciones son exactamente lo contrario de lo que acabo de describir. Pero, si queremos trabajar localmente, todo sale más caro.

Localismo transfronterizo

Comprar productos locales es algo que nos interesa a casi todos. Pero eso no debería limitarse a la comida o al pequeño comercio independiente. Admito que no siempre encuentras lo que quieres a nivel local, pero está bien que apreciemos el trabajo que hacen nuestros vecinos. Y, si les apoyamos, ellos a su vez nos ayudarán a nosotros.

Nuestras guitarras se fabrican en dos países distintos. Cuando salgo de mi casa por la mañana, si voy hacia la izquierda llego a nuestra fábrica estadounidense en algo más de un cuarto de hora. Y, si giro a la derecha, me planto en nuestras instalaciones en México en 40 minutos. Esta óptima situación para operar en dos países no deja de ser una casualidad geográfica.

Si voy hacia la izquierda, llego a nuestra fábrica estadounidense en algo más de un cuarto de hora. Y, si giro a la derecha, me planto en nuestras instalaciones en México en 40 minutos.

En Taylor vivimos las relaciones transfronterizas como algo cotidiano y del mundo real, incluidos los vínculos con familiares y amigos. Las dos plantas funcionan como una sola empresa, aunque tengan dos idiomas y dos culturas. La proximidad física nos lo pone fácil. Nos entendemos y disfrutamos de trabajar juntos. Esto nos permite producir instrumentos en una amplia gama de precios y crear puestos de trabajo tanto en los Estados Unidos como en México, lo cual es una ventaja para nosotros como fabricantes y para vosotros como guitarristas.

No trasladamos nuestra producción estadounidense a México, sino que allí empezamos de cero haciendo guitarras que en El Cajón no habríamos podido desarrollar. Y yo estoy contento con nuestra ética de expansión más allá de la frontera. De hecho, estoy orgulloso de ella. En Tecate hay más de 500 personas que tienen un buen trabajo construyendo guitarras, y de otra forma eso no existiría.

Crear una guitarra de primera clase tiene su truco, y hay muchas fábricas en el mundo que aún no han descubierto el ingrediente secreto. A nosotros no nos gusta guardar secretos (de hecho, tendemos a compartir), pero nos esforzamos por hacer todo lo necesario para que los guitarristas noten ese plus de calidad que distingue a nuestros instrumentos. La explotación de dos fábricas gemelas nos permite cumplir ese objetivo sin tener que subcontratar nuestros productos de menor precio a empresas de otros continentes.

Adaptación a un medio agitado

Cuando la COVID-19 empezó a afectar de verdad a personas y negocios en todo el planeta, tuvimos que cerrar la planta de El Cajón y, pocas semanas después, también la de Tecate. Pasado un tiempo, El Cajón empezó a revivir lentamente, pero Tecate permanecía inoperativa. La gran pregunta era: ¿qué pasará si no podemos entregar al mercado nuestros modelos hechos en Tecate? En aquel escenario, sabíamos que no había ninguna esperanza de producir guitarras GS Mini, Baby Taylor, Academy ni Serie 100. Es tan simple como que en El Cajón no podemos hacerlas. La Serie 200 quizá habría sido factible, pero las herramientas y los sistemas están en México. Además, aquí solo trabajamos con madera maciza.

Así fue como empezamos a imaginar lo que finalmente se convirtió en la serie American Dream, que combina técnicas de construcción especiales con el uso de maderas útiles que habíamos dejado de lado debido a sus rasgos estéticos peculiares, dimensiones inusuales o especies que actualmente no usamos en nuestra línea de guitarras. Nos gusta decir que estamos cocinando con lo que tenemos en la nevera. Todo lo que se nos vino encima durante aquellos meses nos llevó a pensar y actuar de esta manera.

En aquel momento, Tecate parecía estar a un mundo de distancia, pero pronto nos dimos cuenta de que nuestra presencia allí está más que legitimada y que somos parte de esa ciudad, igual que lo somos de El Cajón. Enseguida pusimos manos a la obra para convertir la sección de costura de fundas de concierto en una cadena de producción de mascarillas para ayudar a los profesionales sanitarios de la zona. Conseguimos el permiso para activar esa pequeña línea de confección durante el cierre. Con el tiempo, las luces empezaron a encenderse en otras partes de la fábrica. Colaboramos con funcionarios de los departamentos de trabajo, economía y salud para preparar la planta de cara a una reapertura segura. Esa fue la prueba definitiva para nuestra relación con la ciudad y el país en el que operamos.

Mientras tanto, la serie American Dream nacía aquí, en El Cajón. No queríamos esperar a ver qué podía pasar o no en México. Meditamos mucho sobre el diseño de estas guitarras, y nos movimos rápidamente para romper barreras físicas y mentales y empezar a producirlas. Nuestra gente fue volviendo gradualmente al trabajo en El Cajón. Nos sentíamos optimistas y creativos. Esta serie ha sido un triunfo para nosotros en medio de todo esto.

Hagamos un avance rápido hasta hoy. Nuestros trabajadores han vuelto a sus puestos en ambos países, aunque bajo unas normas de distancia social tan estrictas que nos vemos obligados a exprimir las 24 horas de los 7 días de la semana para cumplir con el ritmo de producción. Pero estamos sanos y salvos, y hemos recuperado nuestro medio de vida. Los distribuidores están encantados porque sus negocios funcionan mejor, y los clientes han redescubierto el placer de crear música en casa. Conclusión: nosotros seguimos enviando guitarras, los distribuidores continúan vendiendo y tú estás ahí tocando.

Todo está en su sitio. Con estas reflexiones, quería transmitir que las cosas vienen de lugares en los que se hacen cosas, y de personas que trabajan en esos lugares en los que se hacen cosas. Muchas de esas personas somos tú, yo, nuestros familiares, nuestros vecinos. Todos trabajamos para ofrecer algo que se vende, y todos compramos cosas hechas por otros. Es una simbiosis. Tú nos apoyas, nosotros te apoyamos. Este año nos ha hecho recapacitar sobre lo que es bueno y lo que no. Y creo que todos podemos estar de acuerdo en que la música es algo bueno.

Habla Bob

Una Cuestión de Confianza

Bajar

Bob nos explica los esfuerzos de Taylor para crear relaciones de confianza, y la importancia de los mismos, especialmente durante estos momentos.

Te invito a que te sirvas un café antes de leer esta columna, porque va a ser un poco más larga de lo normal. He pensado que la presentación de la serie American Dream sería una buena oportunidad para hablar sobre la fabricación en general.

Durante casi medio siglo, he estado en contacto con ese mundo día sí y día también, y he acabado aprendiendo algunas cosas sobre el tema. Es muy probable que mi experiencia, que empezó con mis manos y un cincel y me ha llevado hasta lo que Taylor es hoy en día, haya sido más completa que si me hubiera dedicado a trabajar como ingeniero de fabricación para una empresa. En mi caso, he sido el responsable de la mayor parte de las decisiones de nuestra compañía y, por supuesto, de sus consecuencias. Sé lo que es trabajar prácticamente solo y también lo que supone establecer operaciones consolidadas en cuatro países, cada uno con sus propias leyes, idiomas y culturas.

Estoy muy satisfecho del éxito de Taylor y de haberlo conseguido teniendo siempre en mente el interés de todos, desde clientes y empleados hasta proveedores, accionistas y la gran comunidad que nos rodea.

¡Queremos ver de lo que es capaz! Siempre estamos buscando historias inspiradoras que podamos compartir con nuestra familia Taylor. ¡Envíenos sus videos y fotos en redes sociales utilizando el numeral #AprobadoPorTaylorGuitars y podría aparecer en nuestros canales de redes sociales o aquí mismo!

Navegando por los cambios mundiales de estos últimos meses a dependido mucho de las relaciones que hemos formado y lo que opinan ellos de nosotros. Nuestros clientes confían en nosotros por el servicio y la calidad que les damos, y nosotros confiamos en ellos para que nos representen bien. Así que pudimos crear una de las promociones más increíbles llamada “Taylor Days” las tiendas quedaron maravilladas cuando nuestro equipo de ventas se las enseñó, nosotros confiamos en ellos y así sucesivamente.

Navegar por los cambios mundiales de estos últimos meses ha tomado mucho esfuerzo y también afecta lo que la gente piensa de nosotros.

Cuando necesitamos un mínimo de trabajadores en la fabrica durante la orden de quedarse en casa, pudimos llamar a las autoridades de la ciudad y pedir un permiso. Ellos confían en nosotros y nos lo dieron. Nunca hemos traicionado su confianza en 45 años y siempre estamos participando de las nuevas ideas de la ciudad así que confiaron en nosotros.

Cuando estábamos luchando para que todos lo empleados de Taylor recibieran ayuda del gobierno, fuimos al departamento de empleo de California ya que los conocemos muy bien. Ellos confiaron en nosotros por las múltiples colaboraciones en el pasado entre nuestro departamento de recursos humanos y ellos. Así que trabajamos duro para llenar toda la papelería para nuestros empleados, gracias a esto ellos nos contestaron rápido y estaban felices de ayudarnos. Nuestros empleados se sintieron protegidos por nosotros y estaban agradecidos.

Podría seguir con miles de ejemplos, pero creo que esos fueron suficientes. Podría haber gente que vea esto como favoritismo, aunque si seamos los favoritos para algunos de los ejemplos que di (y lo somos) es por la confianza que con mucho esfuerzo hemos logrado ganar, no porque tengamos un familiar ahí o porque les dimos dinero.

Digo todo esto por que recientemente, mas que nunca, he parado para pensar mucho acerca de necesitarnos a nosotros mismos. Este es un sentimiento que sale a la luz mucho recientemente por el Covid-19. Claro no siempre estamos de acuerdo, pero si las relaciones que formamos son más fuertes que nuestros desacuerdos, podremos trabajar con una meta en común para encontrar un buen desenlace.

Uno de mis mejores amigos de la vida, bueno, solo digamos que no nos entendemos en muchas conversaciones sobre política, especialmente en este momento. Pero nuestra amistad sobrevive muy bien por que no dependemos de eso únicamente para ser amigos. Tenemos muchas cosas mas importantes entre nosotros.

Nosotros en Taylor Guitars necesitamos todas esas personas y relaciones, y cientos mas que no mencioné. Pero si no hemos creado lazos fuertes de confianza mutuos no merecemos coger el teléfono y llamarlos, o mandarles un mensaje de texto. Hemos podido llamar a esas personas por que hemos cultivado fuertes lazos de confianza y relaciones duraderas.

Estoy escribiendo esta columna hoy para expresar mi mas profunda gratitud a los lideres ejecutivos, socios, vendedores, tiendas, gerentes y amigos por ofrecerse a ayudar a Taylor Guitars así como nosotros los ayudamos a ellos. ¡Me siento honrado que podemos pedirles algo y oírlos responder “Claro que sí!”  y escuchar también que nosotros nos merecemos esa respuesta de parte de ellos. Eso ha sido uno de los momentos más brillantes últimamente.

Un brindis por los constructores de guitarra

Bob reflexiona en por que la fabrica deTaylor es un lugar especial y brinda porlos constructores de guitarras en elmundo entero.